Podemos y Cs: la vejez prematura de la 'nueva política' en Granada
Política
Los partidos que irrumpieron en las generales de 2015 viven su momento más bajo con el ascenso irrefrenable de Vox
A la nueva política le han salido arrugas a los cuatro años de irrumpir en el Congreso tras las elecciones generales de 2015. En aquella convocatoria, en Granada, Podemos consiguió más de 83.000 votos y Cs llegó hasta los 70.000, cifras que más o menos se repitieron en 2016. Y ahora, tras cuatro años subidos en un tobogán, llegan a la adolescencia política sin cumplir las expectativas levantadas por entonces: Unidas Podemos se quedó en 58.000 votos y Cs se jubiló en Granada con apenas 37.000 apoyos después de obtener 90.000 el 28-A.
En el caso de Podemos, su unión con Izquierda Unida, que tantas ampollas levantó en su momento en uno y otro bando, ha sido finalmente su tabla de salvación para seguir manteniendo las apariencias y consolidar su escaño por la provincia. En su última comparecencia en las urnas en las nacionales, IU consiguió 25.000 votos, una masa de simpatizantes contra viento y marea pese al huracán que por entonces era el partido morado.
Cs, que ha envejecido de golpe y porrazo, ha vivido estos cuatro años bajo la tutela de Luis Salvador, que ha llevado con puño de hierro la implantación del partido en la provincia, lo que suele el talón de aquiles de todas las formaciones con liderazgos tan personalistas como el que ejerció Albert Rivera.
Luis Salvador también ha tenido su sector crítico afín a Juan Marín, como el que lideró en Almuñécar Francisco Torrecillas, que era coordinador del partido cuando se enfrentó a una rebelión dentro de su propia junta directiva que acabó en su cese fulminante.
Otro de los críticos era José Antonio Funes, actual presidente del Consejo Escolar de Andalucía, que fue parlamentario andaluz entre 2015 y 2018 y que no repitió como cabeza de Cs en los comicios andaluces de noviembre de 2018. Hombre próximo a Juan Marín, uno de los motivos para no repetir fue que Luis Salvador exigió su cabeza para no disputar a Juan Marín ser el candidato naranja en las autonómicas, lo que de paso le sirvió para afianzar aún más su poder en la provincia.
De hecho, en las primarias para encabezar la lista de Cs al Parlamento, Torrecillas presentó su candidatura frente a la oficialista de Mar Sánchez, que se impuso en este proceso interno con 297 votos (78%) frente a Francisco Torrecillas, que obtuvo 85 votos (22%), lo que se interpretó como el porcentaje de disidentes respecto a la dirección del partido.
Y tras las elecciones del 28 de abril, en las que Cs disputó el segundo puesto en la provincia al PP, llegaron las municipales que no consiguieron trasladar estos resultados a las urnas. De hecho, Cs se quedó en cuatro concejales, los mismos que en 2015, cuando esperaban al menos seis ediles. Con todo, gracias a los vetos entre candidatos de la derecha, Luis Salvador pudo erigirse en alcalde de Granada en la mañana del 15 de junio.
Pero, tras el batacazo del 10-N, el acoso y derribo de PP y PSOE se ha recrudecido y dentro de los populares hay un sector que apuesta por romper el pacto de gobierno si Salvador no transige con el 2+2.
Mientras, Podemos ha vivido estos últimos cuatro años una permanente crisis interna. En 2015, Alberto Matarán era el alfa y el omega del partido y quien tejió la marca Vamos Granada para presentarse a las municipales de ese año, integrando en las lista a Marta Gutiérrez, Luis de Haro y Pilar Rivas, en una conjunción que acabó como la casa de los líos y con Vamos Granada renegando de Podemos y convirtiéndose en partido político.
A continuación, desde el el círculo más próximo a Teresa Rodríguez llegó el anticapitalista José Moreno para ocupar la coordinación provincial de la formación y para limitar el poder de Matarán.
Al tiempo, el Consejo Ciudadano de la capital se amotinó cuando la renovación del máximo órgano de Podemos en la capital estaba en el horizonte, lo que provocó una dimisión en masa de este órgano, incluidas Terrón y Lizárraga.
Llegaron las primarias en la capital y acabó siendo elegida Lilian Bermejo frente a las candidaturas del abogado laboralista Antonio Folgoso, y el historiador Antonio Ríos. Fue Lilian Bermejo quien apostó de forma decidida por airear la lista de Podemos-IU-Adelante
Bermejo trajo la calma al partido y tejió una sólida alianza con Izquierda Unida en un momento en el que parecía que había devuelto la estabilidad a la formación en la capital, apostando de forma decidida por un candidato independiente para la Alcaldía como el periodista Antonio Cambril, aunque tampoco lograron superar el muro de los tres concejales en las municipales.
Pero las tensiones saltaron en el órgano provincial con el cese fulminante este verano de José Moreno tras una carta en la que criticaba el "centralismo" del partido y su "incapacidad para sumar diferentes visiones".
Y hasta ahí llegó la confianza de la coordinadora de Podemos Andalucía, Teresa Rodríguez, lo que ha provocado que hasta que se renueve el órgano esté dirigido por un equipo técnico integrado por Alejandro Cerrada (responsable de Comunicación), Concha Campuzano (responsable de Organización en la capital), Raquel Torres y Manuel Ríos (responsables de Extensión), Sonia Moreno (Feminismo), Javier Beltrán y José Luis Álvarez (Comunicación) y María Jesús Castaño (responsable institucional).
Y así ha sido como los dos partidos que en distintos momentos de estos últimos cuatro años han tenido aspiraciones de ganar las elecciones nacionales han ido retrocediendo en la provincia de Granada. Y mientras Cs y Podemos daban pasitos hacia atrás, Vox acabó por ser, pasado el tiempo, el nuevo partido de moda. Eso sí, con sus peores resultados, Podemos tendrá un vicepresidente si las negociaciones llegan a buen puerto.
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