Las nuevas líneas se ponen en marcha sin grandes traumas
Granada recupera los antiguos números de los autobuses con quejas pero con menos reproches que en los dos anteriores cambios del sistemal La ruta 4, sustituta de la LAC, centra los mayores problemas de una jornada caracterizada por la "normalidad", según fuentes municipales
Granada/Parada 1.512, sita en Gran Vía 4. A primera hora de la tarde, una señora con andador se acerca al informador de Transportes Rober que terminaba de atender a una pareja de rasgos asiáticos en inglés. Algo malhumorada, inquiere al trabajador: "¿Es que ya no pasa la LAC?". "No, señora", contesta, "es el 4 pero mantiene las mismas paradas. Incluso llega al PTS". El gesto serio de la mujer se relaja. "Ah, pues entonces me viene muy bien". Una conversación de este tipo fue la tónica habitual en la jornada de ayer, la tercera en la que la ciudad tuvo que acostumbrarse a un nuevo mapa de autobuses en cuatro años.
29 líneas entraron en servicio, de las cuales en 23 hay cambios, tanto de recorrido como de nombre. Lo cierto es que Granada parecía ayer un día cualquiera de octubre, a tenor de la afluencia de autobuses que había en circulación; aunque fuera mitad de julio y ni por asomo hubiera la misma actividad que un laborable 'normal' acompañado de jornada lectiva en colegios, institutos y universidades. El nuevo mapa de autobuses puso a prueba la capacidad de la flota y de la ciudad para absorber todos los cambios que se avecinan, encaminados a recuperar las rutas de larga distancia, las circulares, y reducir la cantidad de transbordos entre líneas que sucedía con el sistema LAC.
Por eso, la mayoría de usuarios clamaban por los cambios, pero reducían el nivel de protesta a los informadores cuando descubrían que lo que antes realizaban en tres saltos, ahora lo hacían 'del tirón'. "La gente se queja aunque ahora no tenga que hacer transbordos", comentaba uno de los conductores de la línea 4, la que cubre el trazado de la antigua LAC, ahora ampliado a los barrios de La Chana y el Zaidín hasta el Parque Tecnológico de la Salud. "Lo más difícil de hacerles entender ahora es que ya no les hace falta coger tres autobuses para ir a un sitio", explicaba el mismo chófer en una parada técnica en la cabecera de la línea, en la Avenida de Andalucía. La mayoría de los conductores consultados por esta redacción se expresaban en el mismo sentido: los usuarios se habían acostumbrado al sistema LAC y ahora tenían que acostumbrarse al nuevo, lo que suscitaba una diversidad de opiniones, "un 60 por ciento negativas" y otro "40 por ciento positivas", baremó a ojo de buen cubero otro piloto de la ruta 21 en uno de sus descansos.
La línea que acaparó todas las miradas fue la 4. Este trayecto sustituye las siglas LAC de las cabeceras de sus autobuses, los famosos de color azul que todavía circulan con esa imagen hasta que se le coloquen los vinilos de tinte 'rojo Rober'. El uso de sus vehículos especiales, largos y articulados, fuera de su hábitat natural suscitó el interés de los viandantes y los usuarios, algunos sorprendidos al no conocer los cambios acaecidos ayer. Por supuesto, fue la conexión que más problemas concentró durante la primera jornada de la reordenación.
Estos se detectaron nada más comenzar el servicio. Las canceladoras externas de la antigua LAC no funcionaban. Tan solo se podían validar las tarjetas en las máquinas expendedoras y en el interior de los vehículos, donde también se podían adquirir los billetes simples. Las validadoras de a pie, 'las pequeñas', no funcionaron durante todo el día. El fallo, según fuentes municipales, se debió a un error de tipo informático, que no reconocía los transbordos entre los autobuses urbanos, no los que se realizaban entre las tarjetas del Consorcio Metropolitano y el Metro de Granada. Esas mismas fuentes y otras de la concesionaria Rober esperan que el problema, que ya se detectó el domingo durante la puesta en marcha del transbordo gratuito con la 'tarjeta verde', ya esté solucionado para hoy. La caída del sistema afectó a todas las validadoras situadas en el recorrido de la antigua LAC, ahora línea 4.
También había cierta curiosidad en conocer los posibles fallos en el recorrido ampliado de la anterior Línea de Alta Capacidad, que ayer circuló al tope de su capacidad con 23 autobuses en liza, dejando solo dos en la reserva. El tamaño de estos colectivos articulados circulando por calles tan estrechas como la Circunvalación de la Encina, en La Chana, estaba entre los posibles problemas que detectó Transportes Rober en los días previos. Uno de los giros que podían presentar problemas era el que realizaban los conductores para embocar esa vía desde la antigua Carretera de Málaga. La solución ha sido 'hacer un tiovivo' en la rotonda entre estas dos avenidas y la de las Alpujarras. Los autobuses hacen un giro de 450 grados (la circunferencia completa mas un cuarto) para así embocar la entrada a la Circunvalación de la Encina en línea recta, y no mediante un complicado giro de 90 grados. "En La Chana tenemos que ir con mil ojos", apuntaba uno de los chóferes de la ruta que sustituye a la LAC.
Los conductores de esta línea señalaron que el punto más conflictivo no estaba en La Chana, si no en el PTS. En concreto en el ángulo recto que describe la intersección entre la Avenida de la Investigación (la que da a la entrada de urgencias del Hospital del Campus de la Salud) y la Avenida de la Innovación, en paralelo a las vías del Metropolitano. En ese punto, los chóferes, al tratarse de una calle de un carril para cada sentido, tenían que esperar a que ningún vehículo les viniera de frente para poder realizar la curva, en la cual la parte trasera de los autobuses LAC invade completamente el carril contrario. De este problema están al tanto el Ayuntamiento y Rober, que estudiarán la manera de que ese giro no genere más problemas, quizás "con una regulación del tráfico", señalaron fuentes municipales. En esa misma calle, además, está situada la cabecera de la línea, que también generó un problema de espacio. La parada, donde además hacen los descansos técnicos, da cabida a dos de los autobuses de la ruta, pero, a pesar de entrar al completo en el aparcamiento, el espacio es muy ajustado y los vehículos que circulan dirección Avenida de la Innovación han de invadir también el carril contrario.
Otro de los problemas concernientes a esta línea 4 era la disposición de las rampas para el acceso a personas con discapacidad funcional en los autobuses LAC. El Ayuntamiento no tenía, a última hora de ayer, constancia de ninguna incidencia a tal respecto puestos que estas plataformas se probaron y se adaptaron. Con respecto a las alturas de las paradas del antiguo recorrido de la LAC, estas están siendo solo utilizadas por los buses de la línea 4. El resto de líneas que atraviesan la Gran Vía utilizan paradas situadas a pie de calle, y no las de plataforma alta.
Otra queja muy repetidas durante la mañana fueron la premura con la que se ha impuesto el nuevo sistema, la cual no solo se reflejó en la cantidad de dudas que debieron resolver los conductores y los informadores, también en la planificación de los chóferes. Uno de la línea 5 comentó que los trazados les fueron remitidos el jueves pasado, con poco tiempo para incluso situar los puntos para los relevos del servicio. También esa falta de información la notaron los usuarios en la eliminación de paradas, como la 'macroestación' que se montó para la LAC en el Palacio de Congresos, ahora reducida a solo acoger la parada de la línea 21. A algunos, más mayores, debieron explicarles los conductores que ya no se detenían donde antes lo hacían. Aún así, todo fue mejor de lo esperado. "El cambio no ha sido tan traumático como el anterior", comentaba un informador en Gran Vía. También en esta línea se manifestaron trabajadores de la compañía. "Ha ido mejor de lo que esperaba", añadía un chófer del 8.
El resto de líneas funcionó con la normalidad deseada en un día de cambios como el de ayer. Las frecuencias de paso usadas en la puesta en marcha fueron las habituales de una jornada de invierno, lo que provocó que la flota estuviera en las calles casi al completo, incluidas las líneas universitarias, en desuso durante esta época. "Hay más autobuses de los que debería", explicó la concejal Ruz a este periódico: "Esto es un engranaje que tiene que ajustarse, por eso hemos empezado con estos horarios". Hubo horas en las que la Gran Vía estuvo repleta de autobuses y las frecuencias variaron entre los dos y los trece minutos en la línea 4. Las aglomeraciones de varios vehículos en las cabeceras también pudo ser observable por esta redacción. "Ha habido algún ajuste que hacer, pero no ha habido incidencias reseñables", destacó Ruz, para quien los problemas que ayer sucedieron fueron "cosas normales que hay que ir ajustando. En general, ha sido de sobresaliente", valoró la edil.
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