Con un ojo en el salón de plenos y otro en la Caleta
La crisis del PP y los conflictos judiciales condicionan un tiempo político de transición
Granada/El vuelco político que el estallido del caso Nazarí provocó en la ciudad, con la llegada a la Alcaldía del socialista Francisco Cuenca y la caída de José Torres Hurtado, no ha continuado con un tiempo de excesivo ardor, como cabría imaginar tras aquellas convulsas circunstancias. A excepción de las grandes penurias económicas con las que ha tenido que lidiar este ejecutivo, los grandes partidos se han dedicado a transitar por este tiempo político como si de una interinidad se tratase hasta la fecha clave, que serán las elecciones municipales de 2019. Otra cosa es la batalla que han librado los grupos minoritarios de la oposición, incluso en la tarea de acudir a los tribunales para denunciar.
Aunque el caso Nazarí fue el detonante político, porque hubo detenciones y el escándalo salió en los telediarios de todo el país, otros casos judiciales como el Serrallo han alimentado (incluso más) los problemas en el Partido Popular. El procesamiento por este asunto de buena parte de los miembros del anterior gobierno del PP, los enfrentamientos internos que también se agudizaron tras la caída de Torres Hurtado y que siguen haciendo mella, y las aspiraciones del que acaba de ser proclamado candidato a la Alcaldía para el año próximo, Sebastián Pérez, han provocado que el grupo de concejales que este partido mantiene en el Ayuntamiento de Granada haya tenido escaso protagonismo en la labor de la oposición a Cuenca. Divididos y con el ojo puesto en la sede judicial de Caleta, tenían escasas posibilidades de revertir la situación y recobrar el sillón de la Mariana para Rocío Díaz, la persona que Pérez eligió para dar la cara y aguantar el tirón de este tiempo transitorio. Para volver a gobernar era imprescindible recobrar el apoyo de Ciudadanos, un partido que puso como condición la limpieza en el expediente judicial de la corrupción (el PP tiene a 6 concejales a las puertas de juicio) y cuyo líder provincial también tiene señaladas en rojo otras futuras fechas electorales.
Con una panorama así en la oposición, con una política de guante blanco por parte de sus adversarios políticos más directos, el PSOE no ha tenido necesidad ni ha querido hacer leña del árbol caído y ha utilizado poco el espejo retrovisor para tratar de desacreditar la anterior gestión del Partido Popular.
Tras la designación de Pérez (que es de los pocos miembros del gobierno municipal de Torres Hurtado que está libre de investigaciones judiciales) como nuevo candidato del PP a la Alcaldía y la proximidad ya de las elecciones municipales de 2019 es previsible que esta calma chicha se extinga en breve. Pero no dejarán, seguro, de mirar todos de reojo a los juzgados.
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