Así se organizan las Urgencias en Granada y por esto tardan en atenderte
Es la puerta de entrada al hospital y pese a que se generen situaciones de saturación, este servicio funciona de manera organizada
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Granada/Todos nos hemos preguntado alguna vez cómo funciona el sistema de Urgencias y por qué en algunas ocasiones hacemos largas esperas. Pues bien, el acceso a los servicios hospitalarios de Urgencias es a demanda, a diferencia del sistema de emergencias, el cual está regulado vía telefónica. Este sistema obliga al paciente a evaluar su situación para decidir si finalmente requiere ayuda inmediata o no.
La creciente afluencia en Urgencias sigue un patrón de picos y valles que hace que, en ocasiones, se sature el servicio. Por ejemplo, durante la temporada de virus respiratorios en invierno. La temporada invernal suele estar cargada de virus respiratorios, lo que facilita que las salas de espera estén a rebosar en Urgencias. Sin embargo, este servicio funciona de manera organizada puesto que las Urgencias son la puerta de entrada al hospital.
Identificación
El primer paso consiste en identificar al paciente, y, tanto en Granada como en todo el territorio nacional, generalmente se utiliza la Tarjeta Sanitaria Individual, lo que permite conocer su historial, medicación, alergias y antecedentes.
En esta fase requiere únicamente datos administrativos, por lo que puede hacerla el paciente, un familiar o el personal de la ambulancia si es necesario.
Triaje
El triaje es una fase especialmente importante, pues clasifica al paciente según sus síntomas. Un paciente grave tiene mayor prioridad que el resto.
En España, el sistema de triaje generalizado es el SET (Sistema Estructurado de Triaje). Se organiza en cinco niveles, de mayor a menor gravedad, en números romanos:
El nivel I es el emergente (muy grave), el cual requiere atención inmediata. Una parada cardiorrespiratoria, politraumatismos y accidentes de alta energía supondrían un nivel I.
Tras este, se encuentra el nivel II, denominado como urgente, el cual sigue siendo grave con riesgo inminente. Algunos de los síntomas agrupados en este nivel son el dolor en el pecho, la pérdida de consciencia o la dificultad respiratoria grave.
El nivel III es estable, aunque supone un riesgo potencial. Los pacientes que se sitúan en este nivel presentan síntomas como dolor y dificultad respiratoria moderada, contusiones y esguinces.
El nivel IV es el penúltimo nivel al catalogarse como menos urgente, pues el nivel más bajo es el V, no urgente. Ambos podrían resolverse en el centro de salud. Entre los síntomas encontramos episodios de una semana o más, dolores ligeros o consultas administrativas, entre otros.
Cada nivel tiene asignado un tiempo máximo para atender al paciente. Esto permite que los casos graves se atiendan a tiempo, aunque el servicio de Urgencias esté saturado.
Sin embargo, el SET no es el único sistema de triaje, puesto que en España coexisten otros sistemas como el triaje Manchester (MTS) o el sistema de Navarra, que comparten muchas similitudes con el citado anteriormen.
Sala de espera
Tras el triaje se asigna al paciente una sala de espera en función de su situación aunque este paso depende de cada hospital.
Una de las cuestiones con mayor polémica en Urgencias es el tiempo de espera, pues algunos pacientes son atendidos antes que otros sin mirar el reloj. Siguiendo con el triaje anterior, la atención se realiza por el nivel del paciente, atendiendo antes al más grave, no al que más tiempo lleva esperando. Es decir, si alguien es atendido al poco de llegar, su vida está en serio peligro.
Durante la espera puede realizarse un retriaje, habitualmente por enfermería. Se reevalúa al paciente, manteniéndo o modificando su nivel de triaje. Se recomiendan que, si el paciente mejora o empeora durante su espera, debe comunicarlo al personal de enfermería.
Aunque depende de cada hospital, en la sala de espera el paciente puede estar acompañado, aunque el acompañamiento debe hacerse sin causar molestias a otras personas y siguiendo las normas del personal del servicio, puesto que hay que tener en cuenta que existen más pacientes de diversa gravedad.
Atención médica
La espera finaliza cuando se indica por megafonía o pantalla el lugar de atención para el paciente aunque la organización puede variar según el centro. Según el tipo de paciente, ingresará en una de las distintas zonas o boxes, puesto que los críticos tienen acceso directo. También existen los boxes generales, los especiales para pacientes que requieren una atención específica como los traumatismos y finalmente los banales para los niveles IV o V, menos o nada urgentes.
Habitualmente el inicio de la asistencia lo hacen los médicos y, posteriormente, los enfermeros aunque en ocasiones puede realizarse de forma conjunta. Así, el médico valora al paciente, determina la estrategia a seguir y analiza los resultados de las pruebas. Mientras tanto, el enfermero realiza pruebas, administra medicación pautada y vigila al paciente.
El médico determina qué pruebas realizar tras la valoración. Las más habituales suelen ser las analíticas, donde se encuentran por ejemplo los análisis de sangre; seguido del radiodiagnóstico como las radiografías; la farmacología y toma de constantes, como la tensión arterial y la frecuencia cardíaca, y finalmente la visita a un especialista.
Resulta especialmente útil que el paciente permanezca con una vía venosa colocada por si hay que analizar más sangre o administrar otra medicación.
Resultados, observación y alta
Cuando finalizan todas las pruebas, el paciente vuelve a la sala de espera o sala de observación para recibir el resultado. Cuando el médico las valora, llama al paciente a uno de los boxes, que puede ser el mismo o diferente al anterior. En caso de esperar en observación, el paciente está más vigilado y puede quedar a la espera de resultados o de ingresar en otro servicio.
Tras valorar las pruebas el médico determina el destino del paciente. La más deseada por todos los usuarios hospitalarios es el alta a domicilio, que se produce cuando este se ha recuperado parcial o totalmente. Aún así, unos días después del alta, debería acudir a su médico de cabecera.
Desgraciadamente, algunos pacientes requieren el ingreso en planta, puesto que suelen ser necesarias más pruebas o tratamientos, que requieren que el paciente permanezca en el hospital. También puede producirse un ingreso en sala de observación cuando no hay cama disponible en la planta y se espera una próximamente.
Entre las posibilidades también se incluye el traslado a otro centro cuando el hospital no cuenta con camas disponible o determinados recursos, por ejemplo UCI, especialidades, etc.
Finalmente, puede producirse un alta voluntaria, que sucede cuando el paciente no acepta el tratamiento y solicita abandonar el servicio de Urgencias.
Por suerte o por desgracia, todos los ciudadanos nos vemos obligados a visitar los servicios de Urgencias a lo largo de nuestras vidas, por lo que conviene conocer su funcionamiento y organización para saber qué podemos esperar del servicio y facilitar el trabajo de los profesionales sanitarios que tratan de atender a todos los pacientes que cruzan las puertas del hospital, desde el más grave al menos afectado. Y, por supuesto, esta información también es útil para tratar de evitar saturaciones y discrepancias en salas de espera.
En definitiva, estos servicios son una pieza clave en el sistema sanitario granadino y español, y conocer los detalles de su dinámica permite afrontar diversas situaciones con comprensión, recordando que tras las decisiones y actos que se producen en estos centros, hay unos profesionales comprometidos con nuestro bienestar.
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