La peculiar y azarosa historia del Carmen de los Mártires

En el lugar en el que está enclavado estuvieron unas mazmorras musulmanas, una ermita cristiana y un convento de los Carmelitas

En 1972 se inicia una enorme polémica ciudadana al intentar el Ayuntamiento vender el carmen para hacer un hotel de lujo

La Fuente de las Batallas, de los frailes descalzos al corazón de Puerta Real

Ilustración del Carmen de los Mártires
Ilustración del Carmen de los Mártires / María Pelluz

Granada/Nadie que haya subido al Carmen de los Mártires y haya oído el graznido trompetero de los pavos reales sintetizando el silencio del lugar, puede resultar ajeno al encanto de este espacio que se alza sobre una colina con tanta historia y que está en el mismo ADN de Granada. Por lo pronto, durante la época musulmana, en este espacio que se llamaba Campo de Ahabul estaban las mazmorras de los presos cristianos que trabajaban en la construcción de la Alhambra. Unos mártires en toda regla. Cuando los Reyes Católicos conquistan Granada, se construye la ermita de los Santos Mártires en honor de esos cristianos cautivos. Después se levanta el convento de los Carmelitas en el que estuvo seis años San Juan de Cruz (desde 1582 a 1588) enviado por Santa Teresa para reformar la orden del Carmelo. Allí el místico plantó árboles y escribió libros. Solo le faltó tener hijos para sentirse un hombre realizado. En esa paz espiritual que desprende el sitio, su mente y su corazón le dictaron obras cumbres de la poesía como La noche oscura del alma. Llega la desamortización del siglo XIX y el convento es destruido. Estamos ya en 1842. Compra los terrenos el general Calderón, quien edifica el actual palacete, diseña jardines y agranda la alberca que tenían los frailes. Como anécdota, aquí residió José Zorrilla cuando lo trajeron a gastos pagados a Granada para ser coronado poeta nacional en 1889. Vino para una semana, pero estuvo más de un mes. Era agasajado por la calle e iba a todos sitios de valvulitis. Tan requetebién estaba instalado el vate que no se quería ir, hasta que las autoridades le cortaron el grifo y le conminaron a que dejara el carmen. 

La propiedad pasa después por distintos dueños, hasta que en 1891 se hace con ella el ingeniero de minas belga Humbert Meersmans. Es este quien convierte el estanque en un lago romántico con una isla en el centro y cascadas. Es el que pone las esculturas que hoy podemos admirar y dota a los jardines de laberintos y exuberante vegetación. Un primor de sitio. Tanto es así que en 1943 el jardín es catalogado como Bien de Interés Cultural. 

La monja Arteaga

El carmen, que con sus siete hectáreas es el más grande de Granada, pasa después a Joaquín de Arteaga, duque del Infantado, quien a su vez se lo deja en herencia a su hija María Cristina de la Cruz de Arteaga, que se había metido a monja jerónima. Esta se desentiende de la herencia y el carmen sufre un gran deterioro por su abandono, con okupas incluidos. Estamos ya en los años cincuenta del siglo pasado. A la monja le llueven las ofertas de sectores privados que quieren construir allí un negocio. Los periódicos Ideal y Patria, los dos que había, inician una campaña para concienciar a la sociedad granadina de la importancia de que el carmen pase ser propiedad municipal. Es entonces cuando el alcalde Manuel Sola se pone el traje de faena e intenta convencer a la monja de que venda el carmen al Ayuntamiento. Después de dos años de tira y afloja, el munícipe consigue su objetivo a cambio de mediar para que el monasterio de San Jerónimo, que había pasado a ser un cuartel tras la desamortización y después restaurado y recuperado por el Estado, pase de nuevo a la orden de los jerónimos. Y de paso que sor Cristina obtenga la titularidad en usufructo. El acuerdo se firmó en 1957. El Ayuntamiento pagó doce millones y medio por la finca, mucho menos de lo que valía en realidad. Aunque hay quien piensa que la monja, que destinó el dinero de la venta a adquirir unos terrenos adyacentes al monasterio de San Jerónimo y dignificar los jardines, había hecho el negocio de su vida. 

En 1958 el carmen se incorpora a la vida de los granadinos. Allí se realizan durante unos años las populares veladas del Centro Artístico y las famosas verbenas de la prensa, a las que siempre vendría invitado un artista famoso.  

En enero de 1972 comienza en Granada una polémica que durará casi toda la década. La madre de todas las polémicas. Ese año el alcalde Pérez Serrabona decide destinar el carmen a un hotel de súper lujo, con la intención de revalorizar el lugar y, de paso, hacer caja con su venta a una importante cadena hotelera. En febrero de 1973 el Ayuntamiento en pleno acuerda la convocatoria de un concurso para levantar allí el hotel, cuyo hermoso jardín había sido declarado Jardín Monumental, lo que salvaguardaba en teoría el bello paraje natural. La Comisión Provincial del Patrimonio Artístico y el propio Patronato de la Alhambra aceptan que la empresa IFA Carmen de los Mártires S.A. levante un alojamiento de lujo sobre el jardín, parte del lago y el palacete, todo lo cual desaparecería con las obras, según el proyecto previsto. Desde entonces habría dos posturas: los que estaban a favor de que se construyera un hotel de cinco estrellas y un palacio de congresos en el mismo sitio en el que estaba el palacete (al que no se le concedía ningún valor arquitectónico) y los que querían que el municipio invirtiera en el deteriorado lugar para el uso y disfrute de los granadinos. La polémica llegó hasta la prensa nacional, desde la que casi todo el mundo opinaba. Los que estaban en contra de la iniciativa hotelera iban capitaneados por el abogado bilbaíno afincado en Granada Fernando Fernández de Bobadilla, que escribía artículos en los periódicos justificando su postura. Incluso presentó una moción –que no fue atendida– al presidente de Gobierno Carlos Arias Navarro para que se suspendiera el proyecto. La polémica, como digo, duró casi toda la década. En 1975 se iniciaron casi en secreto las obras del hotel, las cuales se detuvieron un año más tarde debido a la crisis en el sector hotelero. Pero parte del daño ya estaba hecho por la tala de árboles y movimientos de tierra que afectaban en negativo a la belleza del lugar. Los promotores dejan el lugar hecho unos zorros. Interviene entonces en la polémica una llamada Asociación de Mujeres Universitarias de Granada que pide la restitución completa del lugar y varios notables (entre ellos Pita Andrade, Joaquín Bosque, José Cazorla y Ladrón de Guevara) le escriben al alcalde pidiéndole que desista de la idea. Ante tanta presión ciudadana el Ayuntamiento no se atreve a seguir. 

Cuando llegan las primeras elecciones democráticas, se forma una comisión mixta para estudiar el caso. El portavoz de la comisión sería José Miguel Castillo Higueras. Concluye dicha comisión en que se habían hecho obras inapropiadas en el lugar y que convenía hacer las consiguientes reparaciones. El Ayuntamiento organiza en 1980 una velada en el lugar para recaudar fondos y llevar a cabo la reparación de los daños. En esa velada musical intervienen Carlos Cano y Enrique Morente. En 1980 se abrió definitivamente al público. Ahora el Ayuntamiento hace caja alquilándolo para bodas, banquetes y demás ágapes. 

Aclaración: En el capítulo anterior referido a la Fuente de las Batallas, entrecomillé unas palabras y se las atribuí a María del Pilar Puertas Contreras, cuando en realidad son de un artículo anónimo sacado de la página web de Mapa de la Memoria Histórica de Granada en el que hacía referencia a ella como fuente bibliográfica. Creí que ella era la autora del artículo. 

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