Plantar chopos en calles y zonas verdes de Granada ayudaría a reducir las altas temperaturas en la ciudad hasta cuatro grados
El proyecto LIFE Wood For Future e investigadores del IFAPA han estudiado durante dos años las temperaturas en diferentes choperas de la Vega en comparación con zonas verdes urbanas, para estudiar si su implantación en estos entornos sería beneficios
Tres de cada cuatro habitantes de Granada vive en zonas con un índice de vegetación inferior al recomendado
Granada/Granada es una ciudad en la que la vegetación es la gran ausente. El asfalto y el cemento suelen ser los protagonistas de las calles y carreteras, y son pocos los lugares de confort térmico que hay en la capital para tratar de paliar las altísimas temperaturas que se registran, cada vez más elevadas y más amplias en tiempo. La gente recurre a los centros comerciales o huye buscando zonas con temperaturas más suaves, como la Costa Tropical o los municipios de interior.
Sin embargo, es posible luchar contra este fenómeno con un árbol muy arraigado en el imaginario popular de los granadinos: los chopos. Esta alta especie de hoja caduca podría ayudar a rebajar la temperatura de las calles y plazas de la ciudad, así como en las diferentes zonas verdes del Centro, reduciendo el termómetro hasta cuatro grados menos. Además, su capacidad para refrescar el ambiente, y para la reducción de la contaminación gracias a su captación de dióxido de carbono y partículas contaminantes es otra de las ventajas medioambientales de las choperas.
Esta es la principal conclusión de un estudio realizado en torno al programa europeo LIFE Wood For Future, financiado por la Unión Europea, que se desarrolla en Granada, y que busca la recuperación de las choperas en un entorno de economía circular, de tal forma que sean plantadas por agricultores, que ayuden al medioambiente y que sirvan como material sostenible en futuras construcciones.
Dentro de este amplio proyecto, financiado con más de 3,5 millones de euros, se ha desarrollado una investigación en relación a como los chopos podrían influir en la temperatura de las zonas urbanas. Los investigadores han estado midiendo durante los últimos dos años las temperaturas registradas en diferentes tipos de choperas en las instalaciones del Instituto Andaluz de Investigación y Formación Agraria, Pesquera, Alimentaria y de la Producción Ecológica (IFAPA) de Granada, así como en otras zonas de arbolado, en zonas verdes de Granada y en zonas urbanas. Un trabajo que ha dejado a los investigadores unos 35.000 datos aproximadamente, y la creencia de que los chopos podrían ayudar a bajar, y mucho, las temperaturas en las calles de Granada.
El profesor de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Edificación en la UGR y miembro del proyecto LIFE Wood for Future, David Hidalgo, ha asegurado a este periódico que el incluir chopos en las calles y plazas de Granada, así como en entornos verdes ya existentes, pueden reducir la temperatura en superficie en hasta cuatro grados. "Hay numerosos estudios que destacan que las zonas verdes urbanas minimizan las temperaturas colindantes entre uno y tres grados. Pero este estudio nos ha dejado claro que si pudiéramos incluir las choperas en ellas, se podría reducir la temperatura incluso un grado más, hasta los cuatro de bajada, que es la diferencia de temperaturas que hemos registrado entre las choperas que tenemos en el IFAPA y las que están mezcladas con otros árboles y herbáceos".
"Un grado menos, teniendo en cuenta las altas temperaturas que se registran últimamente en las ciudades, es un dato que no parece importante, pero que en realidad sí que lo es. Las choperas han demostrado tener una capacidad de minimización de las temperaturas mayor que otras especies que se usan en Granada para zonas verdes o zonas colindantes en las zonas urbanas", ha valorado.
Por eso, desde el proyecto LIFE consideran que sería importante empezar a plantearlos como una opción real a la hora de renaturalizar y mejorar las zonas urbanas y verdes de Granada, y eliminar así la tradicional imagen de las altas choperas plantadas por la Vega de Granada para adoptarlo como un árbol más dentro de las especies urbanas que se suelen encontrar en la capital nazarí.
Naturalizar la ciudad con choperas
Para que los chopos puedan ayudar a la minimización de las temperaturas, sería necesario implantarlas en Granada de dos formas: tanto en las zonas verdes ya existentes como en las calles y plazas del centro a través de diferentes procesos de renaturalización, una tendencia que cada vez se realiza más en Europa. Ciudades como París o Barcelona ya aplican estos modelos.
En el caso de la implantación de los chopos en las zonas verdes, gracias a las mediciones y a diferentes estudios, se ha detectado un inconveniente: la reducción de temperaturas a la que estos árboles podrían ayudar sólo se nota cuando se encuentran en superficies de hasta 70.000 metros cuadrados. A más superficie, menos baja la temperatura, según los datos del proyecto LIFE.
"Hay que intentar incluir las choperas dentro de las zonas verdes existentes actualmente. Pero se nos plantea un inconveniente. En un estudio que hicimos el año pasado en Granada llegamos a la conclusión de que zonas verdes que tengan una superficie de hasta 70.000 metros cuadrados, la temperatura es proporcional. A mayor superficie, la minimización de temperaturas es menor. Sería una opción intentar implantar las choperas dentro de las zonas verdes en las zonas urbanas, pero hasta cierta superficie", ha valorado Hidalgo.
Sin embargo, donde si se puede notar, y mucho, la bajada de las temperaturas, es en los entornos urbanos. Convertir cada calle o cada acera en una pequeña zona verde, intentando seguir también la regla empírica conocida como la 'Regla 3, 30, 300', que plantea el diseño y gestión del bosque urbano y la ecologización de las ciudades con base en tres criterios fundamentales, primando la presencia de zonas verdes. Estas son que todos los ciudadanos deberían poder ver al menos 3 árboles desde su hogar; el segundo dice que se debe proporcionar un 30% de cubierta vegetal o de copas de árboles en cada barrio; y el tercero que debe existir 300 metros de distancia desde la vivienda hasta encontrar espacios verdes de calidad.
"Habría que modificar en algunos casos el diseño de la ciudad, porque no sería tan sencillo como abrir un alcorque de un metro cuadrado, plantar un chopo y listo. Habría que buscar abrir una especie de canales e implantar zonas verdes pequeñas iguales a la longitud de las calles. París o Barcelona, con el proyecto de las supermanzanas, ya lo están haciendo. Cada nueve manzanas, todas las calles interiores se convirtieron en zonas verdes y peatonales. El objetivo final es naturalizar las calles y convertirlas en pequeñas zonas verdes", ha destacado Hidalgo.
Renaturalizar Granada, ¿es posible?
El proyecto de renaturalizar Granada es algo que en los últimos años ha estado encima de la mesa en muchas ocasiones. Son muchas organizaciones medioambientales y partidos políticos los que han hablado del tema en los últimos años, pero se ha quedado sólo en eso. Palabras. Se han hecho intentos, como las renaturalizaciones de varias plazas duras del centro como la de Caleta, pero nunca se ha planteado un proyecto de tal dimensión.
Sin embargo, Hidalgo ha animado a iniciar un cambio que ahora puede sonar a difícil, pero que en un futuro va a acabar llegando. "Yo apuesto por tomar decisiones. Hay que resolver los problemas de la población, y el cambio climático es uno de los problemas más importantes a los que nos enfrentamos. Reducir el tráfico y cambiar a peatonal algunas zonas no estaría mal", ha valorado.
"Cuando hay voluntad, aunque haya dificultades, se pueden hacer las cosas. Puede ser más o menos costoso, más o menos popular, pero creo que hay que ser valiente y tomar medidas. Las condiciones climáticas que se están desarrollando en los últimos años, sobre todo en verano, nos están llevando a unos límites que no habíamos conocido. Por eso es necesario tomar medidas", ha considerado el investigador.
Como ejemplo, el investigador ha planteado una intervención en el actual Camino de Ronda, en el que apenas hay árboles sueltos dentro de alcorques, que se basaría en reducir un carril de tráfico, ampliar el acerado y meter en ese acerado unas zonas verdes amplias, que podrían ayudar a reducir la temperatura entre dos o tres grados. Y si es con chopos, mejor. "Son medidas impopulares, porque estamos acostumbrado a ir en coches, pero creo que con una buena colaboración y una buena planificación de la movilidad y el transporte público podríamos adaptarnos a las nuevas condiciones", ha remarcado.
Otro melón todavía por abrir en este sentido es la renaturalización del río Genil, sobre la que han existido varios proyectos que no han terminado de salir adelante. Los chopos podrían ayudar a renaturalizar esta zona de vergel, reduciendo las temperaturas y dando una sombra muy potente en verano, gracias a las alturas que estos árboles suelen alcanzar.
"Cuando hablamos de que esta especie, que parece que baja la temperatura más que otras con diferentes árboles, nos gustaría que se incluyera en cualquier proyecto que se vaya a desarrollar en Granada. Uno de ellos puede ser este futuro proyecto del Genil, o incluso en otras zonas del río Darro dentro del gran corredor verde que se plantea. Al final Granada siguió las tendencias de ciudades europeas de tapar los ríos, y esto ahora se está revertiendo, abriendo esos ríos. Dejar que los ríos sean zonas de dispersión a las que se pueda ir para estar a gusto y refrescarse es posible también en Granada, sólo hace falta voluntad", ha estimado el investigador.
Mediciones en zonas urbanas para ratificar la hipótesis
La conclusión de la reducción de temperaturas de las choperas ha sido obtenida a base de cruzar los datos registrados en las instalaciones del IFAPA y los obtenidos en el Parque Almunia y en el barrio del Zaidín. "Sabemos que la medición más cercana a la realidad hubiera sido en pleno centro de Granada, porque es donde la temperatura es más alta, pero el problema reside en no tener un sitio en el que colocar la sonda con seguridad de que no vaya a ser dañada o robada", ha valorado el investigador.
Las choperas que se han medido han sido tres y se encuentran en las instalaciones del IFAPA, en el Camino de Purchil. Las tres tienen condiciones distintas. Una de ellas es regada todas las semanas, otra cada 10 días y otra cada 15 días. Para controlar sus condiciones y comprobar si el riego podía afectar al crecimiento del tronco para futuros usos. Sin embargo, el riego no ha afectado a la toma de datos, y las tres han arrojado información similar en cuanto a temperaturas.
"El siguiente paso que queremos poner en marcha es hablar con el Ayuntamiento de Granada y ver la posibilidad de la plantación de chopos en las zonas urbanas, al objeto de poder medir y comparar elementos iguales. No podemos comparar la temperatura de una chopera que está fuera de una zona urbana con una zona urbana. Ese sería el siguiente paso", ha concluido Hidalgo. Sin embargo, sí que se puede, en base a estos datos, lanzar esta conclusión de que los chopos reducirían, y mucho, la temperatura en la ciudad.
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