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Pobreza en Granada
Granada/"Realmente no constatamos una mejoría en la situación general. Antes de la crisis, las ayudas apenas cubrían unos meses y bastaban para sacar a una persona de si situación de exclusión. Actualmente las ayudas se alargan". Ha disminuido el número de personas que demandan ayuda a Cáritas, pero la entidad católica ha visto crecer en un 10% las atenciones en 2017. También ha repuntado el número de personas que recurre a esta ONG desde hace tres o más años. El director de Cáritas Diocesana de Granada, Javier de Benavides, resumió así, en un trazo, la radiografía de la pobreza en la provincia. Ayer, en la presentación del informe anual de esta ONG católica, De Benavides afirmó que los indicadores apuntan que la situación se ha "enquistado". Se ha pasado del bache temporal, de la mala racha puntual, a una situación de pobreza crónica. "Crece el número de ayudas para compensar situaciones de precariedad cada vez más complejas, más crónicas e intensas", al tiempo que "vienen menos personas nuevas". Así se recoge en el resumen del informe, que fue desglosado por el delegado Episcopal del Arzobispado en Cáritas, Alfonso Marín, y Javier de Benavides. Los dos agradecieron la labor altruista de los voluntarios, un 91% del las personas que trabajan para esta entidad.
Los datos son reflejo de los cambios que sufre la propia realidad social granadina. Hay menos pobres. El informe refleja que el número de personas acompañadas ha bajado un 10,8% con respecto a 2016, mientras que las beneficiarias han descendido en un 3% entre los dos ejercicios. Se realizaron 38.871 atenciones, un 10,8% más que en 2016 (34.656). Hay más personas que viven solas que requieren de la ayuda de Cáritas (un 32%, un 4% más que el año anterior). "La soledad es un factor de riesgo". También hay menores, unos 600 niños y adolescentes. "En el 56% de los hogares que recibieron atención por parte de Cáritas hay menores". Otro detalle descorazonador: "tener un empleo no garantiza una situación de inclusión social". Trabajar ya no es equivalente de estabilidad. También se ha duplicado el número de pensionistas de la Seguridad Social que requieren de atención, que ha pasado de un 3% del total a un 6%. El otro gran detalle aportado ayer fue el de la pobreza energética. Las familias piden ayuda -y en un número cada vez mayor- para pagar las facturas de la electricidad, la luz, la hipoteca o el gas. Las ayudas para gastos en vivienda y suministros han crecido un 75,8%: de 2.066 atenciones en 2016 a las 3.633 del pasado ejercicio. "Es un síntoma de la pobreza energética", indicó De Benavides. "La subida en el coste de los suministros ha agravado la situación", resumió el responsable de la ONG en Granada.
"En Cáritas somos testigos de cómo la precariedad se manifiesta" en las familias granadinas. Y uno de los aspectos que preocupa, en palabras de De Benavides, es que el 58% de las personas que recurren a esta ONG lo hacen desde hace tres o más años. "Apostamos por la capacitación de las personas para que puedan ser autónomas", indicó el director de la entidad en la provincia y salir de esa situación.
El perfil ofrecido indica que hay más mujeres que hombres que demandan ayuda. Son un 61% y "la mayoría presentan cargas familiares". Hijos a los que tienen que atender al tiempo que buscan trabajo o se forman. El 52% de las personas que piden ayuda a Cáritas no tiene ingresos. "Han agotado o no cuentan con el sistema de protección por desempleo". Ante esto, recurren a empleos precarios o la economía sumergida. Este dato enlaza con otro de los que recoge el informe. El 69% de las personas que atiende la ONG son desempleados de larga duración. Se ha detectado un incremento en las personas mayores de 45 años que reciben atención. El motivo, indican desde Cáritas, es que las políticas de protección se han centrado en el colectivo de jóvenes menores de 35 años. "De más de 45 años tenemos bastante población", indicó Sofía Blasco, responsable del programa de Empleo de Cáritas. La contratación favorece a los jóvenes y orilla a los que superan el umbral de los 45. La situación se agrava cuando "además hay poca formación".
El nivel educativo también es un elemento clave para conocer la pobreza en Granada. El 59% de las personas que demandan atención tienen estudios básicos, mientras que el 4% han llegado a la universidad.
Los barrios marginales no son los que tienen más pobres. El informe de Cáritas Diocesana sobre la realidad de la pobreza en la provincia viene a revelar que la exlusión social no tiene fronteras territoriales. En 2017 hubo 3.930 personas atendidas entre las tres vicarías en las que se dividen los 17 arciprestazgos que se contabilizan en la provincia, de los que cinco están en la capital. Los datos señala que el Arziprestazgo de San Juan de Dios -que se corresponde a los distritos de Chana y Beiro- es el que suma un mayor número de personas atendidas, 513 a lo largo de 2017, mientras que el de Cartuja contabilizó 444. Sin embargo, el arciprestazgo que más personas atendió fue el de Virgen de Gracia, con 617, según los datos recopilados de las 68 Cáritas Parroquiales que participaron en la elaboración de la memoria de las 102 que existen. Fuera de la capital, hubo 300 en Sierra Elvira, 288 en Motril y otras 257 en el Arciprestazgo de la Costa Oriental, mientras que en el Valle de Lecrín hubo otras 158 y eb Gabia, 282. El 65% de las personas que recibieron atención eran españoles, un 1% menos que en 2016. Baja en el mismo porcentaje el número de comunitarios (5% de las atenciones) y crecen los extracomunitarios, del 28% al 30%. El 75% disponen de vivienda y el 48% viven en barrios "en buenas condiciones".
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