El poeta Icaza y la granadina Beatriz
ayer y hoy
Se cumple el 150 aniversario del nacimiento del poeta mexicano Francisco A. de Icaza, autor de los versos 'Dale limosna mujer' Se casó con la granadina Beatriz de León Su hija fue la novelista Carmen de Icaza.
Francisco de Asís de Icaza, escritor, poeta, historiador, crítico y diplomático, nació hace exactamente 150 años en Ciudad de México en febrero de 1863. El tiempo lo ha colocado entre nuestros populares embajadores junto al otro mexicano Agustín Lara y al también americano Washington Irving. El nombre de nuestra ciudad se pasea con orgullo por el mundo entero con la canción Granada, los Cuentos de la Alhambra y los versos de Icaza grabados en los muros del jardín de los Adarves, al pie de la Torre de la Vela, puestos allí en 1957 por Gallego Burín cuando era director general de Bellas Artes y mil veces reproducidos: Dale limosna mujer, / que no hay en la vida nada/ como la pena de ser / ciego en Granada.
Es Granada, debiera serlo, ciudad agradecida que recuerda a los que por ella algo positivo hicieron; en este caso además nos sentimos honrados de que el mejicano poeta Icaza, listo él, tuviera el acierto de casarse con una de nuestras bellezas granadinas, abundantes por cierto; se llamaba Beatriz de León, de la que algunos dicen estaba enamorado el propio rey Alfonso XII.
No era torpe el mozuelo mexicano y sabemos que aunque menudito era muy elegante; su barba puntiaguda recordaba a los personajes de El Greco en El entierro del Conde de Orgaz, según manifestaba Melchor Fernández Almagro. Ya era Icaza conocido como diplomático, miembro de la Academia Mejicana de la Lengua y de la Real Academia de la Historia en España. En 1925 obtuvo el Premio Nacional de Literatura por su estudio en la obra Lope de Vega, sus amores y sus odios. Gran especialista en Cervantes, muy conocido es su particular estudio sobre el autor del Quijote que él mismo tituló Supercherías y errores cervantinos. Como poeta colaboró en la Revista Azul mexicana, órgano portavoz del Modernismo en la América Latina. Dicen que animaba las tertulias de los cafés de Platerías y del Pombo en Madrid con sus conversaciones sobre Lope, Quevedo y Cervantes, y a las que asistían sus amigos, el poeta nicaragüense Rubén Darío, Unamuno y Valle-Inclán.
Recordemos hoy el romántico viaje de novios que Icaza hizo a Granada en 1898 como homenaje a su bella esposa la granadina Beatriz de León, y el encuentro casual con aquel ciego que le tendió la mano pidiendo limosna en la Puerta de la Justicia. Dicen que fue ahí cuando surgió la primera frase de los populares versos "Dale limosna mujer". Tal vez sea este el mismo ciego del que nos habla Ganivet en el El Rey de la Alhambra (1899) cuando un hijo dialoga con su padre: "Padre, ¿quién es ese viejo hincado de rodillas? - Es un pobre que pide limosna. -¿Cómo pide si no habla, si a nadie sus ojos miran?-No puede hablar porque es mudo, ni puede ver porque es ciego". Tal vez se quedó ciego y sus pupilas secas por la propia belleza de la Alhambra porque otro modernista coetáneo de Icaza, el malagueño Salvador Rueda en su visita a la Alhambra escribió esto: "quedan los ojos perplejos/ de tanta luz admirados/ al ver lanzar sus reflejos/ los finos alicatados/ y los vivos azulejos".
Seguro que habrá todavía quien recuerde a la hija del poeta Icaza, popular en España allá por los años 30 al 50; fue la novelista Carmen de Icaza colaboradora de los periódicos Ya, ABC y de la revista Blanco y Negro. Ella misma presenció la colocación en la Alhambra de la lápida que recuerda los populares versos de su padre.
Aunque Icaza no figura en las antologías de nuestros escolares, sí debieran conocerlo los niños granadinos aunque fuera de oídas, porque peor que ser ciego en Granada es ser ignorante en cualquier sitio.
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