El poeta Trillo y Figueroa

Ayer y hoy

El autor del poema 'Neapolísea' dedicado al Gran Capitán fue enterrado en Granada. Hombre cultísimo, amigo de Soto de Rojas y seguidor de Góngora. El Aljibe de Trillo recuerda a la familia.

José Luis Delgado

07 de abril 2014 - 08:38

EN la capilla de san José del Monasterio de San Jerónimo se conserva la tumba de la familia Trillo y Figueroa, según Henríquez de Jorquera, y allí los restos del que fuera amigo de nuestro paisano Soto de Rojas, Francisco de Trillo y Figueroa que, aunque nacido en La Coruña en 1618, murió en Granada en 1680. Claro que con la estancia de los franceses en San Jerónimo, no sé bien lo que pudo pasar con las tumbas.

Los estudiosos del culteranismo y de ese llamado Siglo de Oro de las Letras españolas conocerán su obra más celebrada y poco visitada, a pesar de ser un largo "poema heroico y panegírico" de ocho tomos, dedicado al también enterrado (al parecer) en la misma iglesia de San Jerónimo, el Gran Capitán, obra titulada Neapolísea, referida a las campañas de Gonzalo Fernández de Córdoba en Nápoles, donde también estuvo posteriormente el poeta. Trillo fue autor de una extensa obra poética además de una simpática obra satírica y amorosa.

La familia Trillo y Figueroa recaló en nuestra ciudad con motivo de la Guerra de Granada. Fue el capitán Juan Trillo uno de los conquistadores procedente de Asturias, nombrado Alcaide de la Torre del Agua de la Alhambra, según Durán y Lerchundi en su Toma de Granada. Y era esta Torre importante pues de ella dependía el reparto de las aguas en el conjunto alhambreño. En 1498 lo tenemos bien colocado como Jurado del Ayuntamiento por la colación de San Cristóbal, casándose unos años después, en 1502, con doña Elvira de Figueroa de la que tuvo cuatro hijos granadinos. Uno de los ellos fue el comendador Juan Trillo, alcaide de la Casa Real de la Alhambra en 1543. Todavía el Aljibe de Trillo lo recuerda en el Albaicín. La Granada recién conquistada fue la ciudad más apetecida del mundo.

Uno de los descendientes, también llamado Juan Trillo, alcaide de la Torre de Comares, se trasladó a la Ría del Ferrol como capitán del Castillo de San Martín (frente al actual de San Felipe), punto estratégico del comercio con América. Este sería el abuelo de los dos poetas Francisco y Juan de Trillo y Figueroa que, aunque nacidos en Galicia, pasaron de niños a Granada. Francisco, el autor de Neapolísea, y Juan, nombrado Caballero de la Orden de Santiago y Veinticuatro de la ciudad de Granada.

Un elocuente escudo de armas sobre las tumbas de San Jerónimo recuerda el origen de la familia, destacándose los escaques de la familia Trillo, las cinco hojas de higuera en verde que aluden a los Figueroa oriundos de Galicia y el castillo sobre rocas marinas en el que se funde la ascendencia asturiana y castellana. Se adorna además con cinco cabezas cortadas que suele ser alusión a la victoria sobre los moros granadinos.

Vaya este recuerdo al poeta Trillo y Figueroa, cultísimo, conocedor de Homero, Ovidio, Virgilio, seguidor muy cercano de Luis de Góngora con el que a veces se le confundió y amigo de Soto de Rojas. Fue Trillo el que a la muerte de Soto le vendió la Casa de los Mascarones a José de Mora. Pero lo más divertido del poeta eran sus letrillas y romances satíricos como el dedicado a las alcahuetas titulado A una beata, tercera muy entremetida. Aquel que aconseja: "Al río zagales, a lavar zagalas, que se apaga el fuego y se enfría el agua…". Tal vez lo leyó Lorca.

Aunque el piropo que nos dedica a Andalucía contestando a una sátira que le hizo el cordobés Góngora no nos haga mucha gracia; y es que los poetas se llevaban regular: ¡Oh llanos de Andalucía, cuya cultura es ociosa…¡Oh posadas de ladrillo /… adonde llamo al huésped, y responde / un venado o un novillo! Atacando a Góngora se defendió Trillo.

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