El pregón de la Semana Santa, el 'evangelio según Granada'
Cofradías
El pregonero Manuel Amador expresa el valor cristiano de la Semana Santa como una catequesis plástica a través de las imágenes.
Una intervención de 85 minutos donde la poesía se impone a la prosa y que consigue el aplauso del público en reiteradas ocasiones
La primavera se avista en Granada y con ella la Semana Santa. La recién estrenada Cuaresma se pone de largo con la convocatoria del pregón oficial de las cofradías, que fieles a la tradición, se concitaron a las puertas del Teatro Isabel la Católica para escuchar las palabras del pregonero de este año: Manuel Alejandro Amador Moya. La presente edición estuvo marcada por el compromiso cristiano y el mensaje espiritual de las palabras del pregonero, dando cabida a todas las imágenes que procesionan en la Semana Santa de Granada y señalando específicamente cuál es el valor simbólico y catequético de lo que representa cada una de ellas.
La poesía y la lírica se hicieron, igualmente, protagonistas del pregón de Manuel Amador. Y es que más de mil versos fueron los que conformaron la estructura y la dinámica de sus palabras, mostrando la capacidad compositiva del pregonero y también la virtud de Amador en la declamación. Con una interpretación sencilla, sin grandes afectaciones, transmitió el mensaje de forma sencilla y con gran musicalidad, recordando por momentos la brillantez de algunos maestros del género, como Antonio Rodríguez Buzón.
A partir de aquí, la experiencia religiosa del pregonero y su carisma cristiano brotaron por doquier. En los 85 minutos que duró la alocución, Amador puso de manifiesto su conocimiento en materia teológica y espiritual, trayendo a colación referencias a los padres y doctores de la Iglesia, así como alusiones a los textos sagrados. Antesala todo ello de cada uno de los poemas que fue dedicando a los titulares de la Semana Santa granadina. Fruto de la devoción mariana del pregonero, su intervención mantuvo un acusado acento mariano, dedicando a la figura de la Virgen importantes pasajes, entre los que se encontraron el principio y el final del pregón, y que consagró a sus dos devociones: la Virgen de las Angustias y la Virgen de la Esperanza.
A lo largo de los catorce capítulos en torno a los cuales se ha estructurado el pregón, fueron apareciendo las distintas advocaciones que conforman la nómina de titulares de las cofradías granadinas. Todo ello en medio de una lírica fácil que consiguió arrancar la ovación del público al menos en una decena de ocasiones. Las imágenes de Cristo fueron traídas a colación en distintos momentos mediante la glosa que realizó Amador de la muerte, pasión y resurrección de Jesús, como culmen de la Historia de la Salvación. Todo ello como manifestación del “evangelio según Granada”. En este sentido, especialmente emotivos fueron los recuerdos que tuvo para el Señor de la Amargura, del Santo Vía Crucis, y a los crucificados del Silencio, Favores y San Agustín, dentro de lo que Amador denominó como “catequesis de Cristos muertos”.
Las advocaciones marianas de la Semana Santa de Granada se trataron de igual manera, con una analogía entre la Virgen y un jardín, como recuerdan los salmos y doctores de la Iglesia. Sin embargo, puso su acento sobre la Virgen de las Angustias, a la que consideró como “icono religioso por excelencia de los granadinos”, pero también sobre imágenes como la Virgen de la Concepción, la dolorosa del Amor y el Trabajo o Misericordia. Capítulo aparte fueron los versos que dedicó a la Virgen de la Victoria, con un especial recuerdo a su madre, y que recitó con la voz rota y temblorosa por la emoción; con la consiguiente ovación cerrada del respetable.
Realizado el recorrido por el Nuevo Testamento a través de las imágenes devocionales de la Semana Santa de Granada, el pregonero se detuvo en la Resurrección. Un epílogo que vinculó con la esperanza que despierta la Pascua y que le abrió las puertas a concluir con un último poema de casi cien versos dedicados a la Virgen de la Esperanza, titular de su cofradía. Al son de Pasan los campanilleros, interpretada a flauta travesera, se creó la banda sonora para un momento singular, donde brotaron las lágrimas en los ojos de Manuel Amador, recordando las vivencias del pasado 13 de octubre de 2018, cuando la imagen de La Esperanza fue coronada canónicamente. “Vivencias que junto a mí quedarán de forma eterna”, aludía el pregonero. Momento culmen con el que se ponía broche al acto, entre palmas por bulerías del público jerezano y el patio de butacas puesto en pie.
Los detalles del pregón
Para la ocasión lució sobre el escenario un sencillo montaje elaborado por las priostías de Favores y Esperanza: sobre las tablas, uno de los cuatro evangelistas del paso del Señor de los Favores y una pequeña composición en la que se situaron los angelitos cireneos que acompañan cada Martes Santo al Señor del Gran Poder sobre su paso, un detalle en madera sobredorada del antiguo paso de la Virgen de la Esperanza y la primitiva gloria que centraba el techo de palio de la Niña de Santa Ana, obra de la insigne bordadora Trinidad Morcillo.
La música tuvo también su protagonismo en la mañana del pregón. Para el inicio del acto la Banda de Música Municipal de Granada interpretó Passio Granatensis (Ángel López, 2009), que sustituía a la tradicional Semana Santa en Granada de Sánchez Ruzafa. A petición del pregonero, como es habitual, sonaron dos marchas: La Niña de Santa Ana (Rocío Bracero, 2005), al inicio, y como cierre antes de los himnos oficiales, Virgen del Valle (Vicente Gómez, 1897). Detalle el del flautista José Manuel Franco que interpretó las notas de la célebre marcha de López Farfán, Pasan los campanilleros, como ambientación al poema final del pregonero.
Las representaciones civiles y eclesiásticas no faltaron a la cita, presidiendo la mesa que de dispuso en el fondo del escenario. De izquierda a derecha: José Luis López Fuentes, presidente de la Audiencia provincial; Jerónimo de Gregorio, teniente general del MADOC; Luis Salvador, alcalde de Granada; José Gabriel Martín, director espiritual de la Federación; Jesús Muros, presidente de la Federación; Antonio Fuentes, delegado de Fomento y Cultura de la Junta; José Enrique Medina, diputado de Turismo de la Diputación; y Luis Joaquín Sánchez, presentador del pregonero.
Las opiniones del pregón
Pasadas las dos y media de la tarde, el público tomó de nuevo las calles y en las conversaciones se encontraban las valoraciones que cada cual realizaba del propio pregón. El que fuera pregonero de la Semana Santa de 2018, Luis Recuerda, comentaba que “el pregón ha sido el reflejo del alma cofrade de Manuel Amador”. El presidente de la Federación, Jesús Muros, comentaba el sentimiento y el carácter poético que ha impreso el pregonero.
Para el propio Manuel Amador su intervención resultó “muy intensa y en presencia de Dios, especialmente durante los aplausos. Yo no me merezco tanto agasajo: los aplausos, al de arriba”. Lo más emotivo, en palabras del propio pregonero, el poema a la Virgen de la Victoria, dedicado a Nani, su madre.
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