Un presidente enamorado de la Alhambra
Vinculado a Granada desde la adolescencia
Pedro Sánchez ha mencionado desde sus inicios en la política que siempre que puede se escapa con su esposa a Granada para visitar el monumento nazarí
Granada/"Granada es la metáfora de lo que está pasando en España. Si nos ponemos de acuerdo las fuerzas del cambio, se pondrá punto y final a la corrupción del PP". Pedro Sánchez lanzó esta profecía un 15 de abril de 2016, en plena resaca de la Operación Nazarí, durante un acto con la militancia para impulsar el cambio de gobierno en la Plaza del Carmen que se consumó dos semanas después. Y la metáfora de Granada se ha cumplido en Madrid dos años después para el nuevo presidente del Gobierno que siempre ha alardeado de ser un enamorado de Granada. Ya en 2014, cuando se editó un vídeo para presentarlo en sociedad, su propia esposa señalaba que "Pedro es un enamorado de Granada y siempre que podemos nos escapamos a la Alhambra", frase acompañada de la foto de un adolescente que por entonces soñaba con jugar en el Estudiantes en el Patio de los Leones. Su cuenta de Twitter refleja esta vinculación y, tras el mitin del 18 de marzo de 2017 en Granada, el segundo en la carrera de las primarias que acabarían con su regreso a Ferraz, publicó una foto del monumento con un comentario: "No podía irme de Granada sin verla una vez más".
Hasta 2014 fue un turista anónimo, justo el momento en el que se postuló para las primarias socialistas como alternativa a Eduardo Madina. Era un perfecto desconocido cuando apareció en junio en la sede de este periódico para una entrevista con una zamarra verde oliva que fue el emblema de aquella campaña, igual que la chupa de cuero marrón con la que recorrió toda España en 2017 en lo que sería su regreso a la Secretaría General del partido. También llevaba la emblemática mochila que ahora tendrá que cambiar por una adusta cartera. "Me gusta mucho la forma de comunicar y hacer política que tiene Susana Díaz", dijo en aquel momento el presidente del Gobierno, que intentaba por entonces que su mensaje calara más allá de su presencia física.
Hasta su caída en desgracia en octubre de 2016 acudió puntualmente a Granada en cada cita electoral visitando, además de la capital, pueblos como Churriana de la Vega o Cijuela. Meses antes, el 23 de mayo, se dio el gran baño de masas en la capital acompañado de Susana Díaz y de Francisco Cuenca, que apenas unos días antes había sido investido alcalde. Pasearon por las calles del centro con una multitud detrás cuando las tiranteces con la presidenta de la Junta ya eran un secreto a voces, aunque las caras risueñas lo desmentían. Ese día llegó a subirse al columpio ecológico de la plaza Bib-Rambla que funciona a pedales para demostrar de paso su buen tono físico.
Su siguiente visita a Granada no tuvo semejante despliegue del partido para recibirle y el secretario general de la capital, José María Rueda, y el alcalde de Jun, José Antonio Rodríguez Salas, fueron las caras más reconocibles del comité de bienvenida. Ese 18 de marzo era casi persona no grata para el aparato y su visita era su segundo encuentro con la militancia tras el que ofreció en Dos Hermanas para su segundo asalto a la dirección de los socialistas. Entró en el hotel Barceló al ritmo de Color esperanza y se despidió contando La Internacional con el puño izquierdo levantado.
La última que visitó la ciudad fue el 11 de enero en el arranque de la campaña a nivel nacional de asambleas abiertas. Aquí ya sí estaba arropado por el alcalde y por el presidente de la Diputación después de dar el sorpasso en las primarias ante Susana Díaz. Habló de las pensiones, pero como en sus anteriores visitas, hizo guiños locales reclamando la reconexión ferroviaria de forma inmediata. Y se despidió diciendo: "Me vais a ver mucho en los próximos meses".
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