La primera tertulia de Granada

Ayer y hoy

¡Si Tertuliano levantara la cabeza!

La primera tertulia la creó en el Sacromonte un poeta, párroco de Armilla, canónigo de El Salvador y rector del Colegio San Bartolomé y Santiago

Vista de la antigua Abadía del Sacromonte.
José Luis Delgado

15 de noviembre 2021 - 06:07

Granada/Están de moda las tertulias; en algunas todos hablan y nadie escucha haciendo vociferantes alardes de ignorancia y mala educación. Si Tertuliano levantara la cabeza…! Dicen que los sermones de Tertuliano eran tres veces mejores que los de Tulio Cicerón (Ter Tulius), de ahí el nombre. Pero nada tienen que ver con esta noble tertulia que hoy resucitamos.

Amantes de los libros de caballería, tres clérigos sacromontanos: José Antonio Porcel Salablanca, Alonso Dalda y el zujareño Diego Nicolás Heredia, fundaron una tertulia literaria muy caballeresca. Corría el año 1738. El primero se dio en llamar 'Caballero de la Floresta' y 'Caballero de los Jabalíes' (en el escudo de los Porcel aparece un jabalí), el otro, 'Caballero de la Peña Devota' y el tercero 'Caballero del Yelmo de Plata'; ahí están las tres 'patas' de la Academia del Trípode. Se unió luego el que impulsó con más entusiasmo la feliz idea; Alonso Verdugo, 'Caballero Acólito Aventurero'. Unos años después lo hizo el poeta malagueño Luis José Velázquez bajo el seudónimo de 'El Caballero Doncel del Mar'.

Si Tertuliano levantara la cabeza...

Seguro que todos estos 'caballeros' habían leído por lo menos el Amadís de Gaula y el Quijote, pero con quien se entusiasmaban enormemente era con Luis de Góngora al que seguían fielmente. Son los últimos coletazos del barroco.

Se reunían en el Sacromonte o en la casa de Alonso Verdugo en la Carrera del Darro, a la que llamaban el 'Castillo de las Mutaciones'. La tertulia tenía su presidente, su tesorero y un fiscal que controlaba la calidad de las publicaciones. Una de las diversiones de estos componentes del Trípode era hacer parodias de temas mitológicos rimadas en redondillas. Por ejemplo, Porcel con su Acteón y Diana, y Alonso Verdugo con su fábula Pan y Siringa. La intención era revalorizar el decadente espíritu barroco ante la amenaza del Neoclasicismo. De ahí su ferviente devoción al culteranismo gongorino.

Gozo y corona, obra de Porcel.

La vida de Porcel resulta interesante. Ya desde su nacimiento empieza la aventura. Su padre, Fernando Porcel, hijo del Marqués de Villaalegre (o de Villaflores), dejó embarazada a la sirvienta Cristobalina García; no reconocen al niño pero le dan comida y cama y por nombre José Antonio Sánchez del Olmo. Lo llevan a estudiar al Sacromonte y en 1740 acaba de cura párroco en el pueblecito almeriense de Rágol y poco después en Armilla.

Fue canónigo de El Salvador, estudiante de filosofía, poeta y autor de su gran obra Adonis que dedica a su amigo el Conde de Torrepalma, gracias al cual empezaron a reconocerle con el nombre de José Antonio Porcel, a pesar de que la sociedad granadina nunca olvidó su condición de hijo ilegítimo.

A partir de 1750 al Trípode le empiezan a fallar algunas 'patas'. Torrepalma se marcha a Madrid y arrastra al granadino Porcel llevándolo de capellán a la corte. Ambos ingresan en otra tertulia denominada Academia del Buen Gusto (ver Tortosa Linde, Mª. D. (1987). Pronto empieza su reconocida fama hasta que lo nombran miembro de las Reales Academias de la Lengua y de la Historia.

Porcel se consagra como buen orador y se hace especialmente famoso por sus sermones del Corpus. El que pronunció en 1757 en la inauguración de la Basílica de San Juan de Dios fue muy celebrado (Orozco, E. Porcel y el barroquismo, 1968); pero su fama llegó hasta la Corte a raíz de la dedicatoria que escribió en 1760 con motivo de la coronación de Carlos III, titulado Gozo y corona de Granada…A partir de ahí lo nombran Maestro de caballeros pajes del rey, académico de la de Lengua, rector del Colegio San Bartolomé y Santiago y canónigo de la Catedral.

Porcel pasó por ser el poeta granadino de más reconocido prestigio del siglo XVIII; hombre culto, de verbo ágil pero de complicada literatura, como corresponde a un gongorino. Murió en Granada el 21 de enero de 1794. (Ver Ángel del Arco, Revista Alhambra (1918) y Nicolás Marín, Poesía y poetas…(1971).

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