Un príncipe ruso en la Alhambra
Empresarios del turismo y poetas granadinos realizarán un homenaje al amigo ruso de Washington Irving
Granada/Se sabía que un príncipe, poeta y diplomático ruso, Dimitri Dolgorukov (1797-1867), había estado en la Alhambra en tiempos del también diplomático y escritor Washington Irving. Entre ambos y a iniciativa de Dolgorukov donde observaron cómo los viajeros que visitaban el conjunto monumental dañando sus paredes con grafitis, decidieron crearle su primer libro de firmas para evitarle a la Alhambra esta indecorosa manera de dejar huella en la visita. El mismo gobernador de los reales palacios nazaríes les cedió su residencia -donde luego Irving escribiría sus famosos Cuentos de la Alhambra- porque el responsable gubernamental prefería ya residir en Granada. Estos cuentos y la fama que durante el Romanticismo europeo alcanzó la experiencia de ir al Sur de Europa, a la Andalucía tan diferente a todo lo conocido en el Viejo Continente, acrecentó la fama de Irving. Luego durante el siglo XX como las relaciones entre Rusia y España se distanciaron por motivos políticos y con Estados Unidos se incrementaron considerablemente, la figura del principie, poeta y diplomático Dimitri Dolgorukov cayó en el olvido mientras el recuerdo de Irving se agrandaba primero poniéndole su nombre al pilar existente junto a la Puerta Judiciaria de la Alhambra, luego con una calle en la capital y más tarde instalándole una estatua en el bosque interior de la Alhambra.
Más la aportación del príncipe Dolgorukov fue vital y básica para civilizar las visitas al conjunto monumental nazarí ya que él fuese el artífice para la forja de su primer libro de firmas. El tándem Washington Irving-Dimitri Dolgorukov, donde el Este y el Oeste coincidieron en sus legaciones diplomáticas en Madrid como representantes de sus dos gigantescos países, que ambos tuviesen inquietudes literarias, escritor el yankee y poeta el eslavo y que ambos intimasen como amigos los unió y ambos se trasladaron desde Sevilla a Granada -y ante el impacto que les causó- se fuesen a residir un tiempo a la Alhambra, nos abre a dos personajes singulares de dos culturas diferentes que aquí en Granada aunaron sus voluntades para beneficio de Granada con su Alhambra.
Ahora pasados ya casi 175 años de aquellas fechas y observando que entre Irving y su amigo Dolgorukov hay un vacío en la identidad del segundo, ya es hora de reivindicarlo también como al neoyorquino Irving ya que ambos son inseparables de su estancia en la Mansión del Trono Real.
Hoy la Federación Rusa tanto como el Reino de España han ido transformándose en la política europea. Ya Madrid y Moscú no son las capitales de Franco o Stalin ni los ciudadanos de uno y otro país están sujetos a controles severos en sus desplazamientos por Rusia o España. Hoy es al revés y tanto en un país como en otro sus respectivos nacionales viajan abriendo su conocimiento cultural hacia cada país y en este sentido el viajero y turista ruso cada vez más pone el destino España, Andalucía, Málaga o Granada en sus desplazamientos.
La normalización en las relaciones entre Moscú y Madrid, encima teniendo a Estados Unidos en medio con la figura romántica de Irving, es un excelente catalizador para que la Alhambra y Granada se abran a esta nueva aportación europea que el turismo de viajes ruso pone en los últimos años hacia nuestra tierra. Ha llegado la hora de rescatar al príncipe Dimitri Dolgorukov del olvido y el despiste histórico pues él y Irving unieron sus conocimientos culturales de dos civilizaciones para idear un mejor fin a las visitas a la Alhambra -que ya en su tiempo- aumentaban su caudal gracias a las referencias de los intelectuales y artistas románticos que por ella discurrían desde Chateaubriand a David Roberts .
En este sentido un grupo de empresas del sector servicios y turismo de Granada más un círculo de poetas emergentes idearon homenajear al ruso Dimitri Dolgorukov para rescatarle del olvido de más de siglo y medio rindiéndole un homenaje cívico y no institucional para entregarle una placa conmemorativa a la embajada de la Federación Rusa en Madrid, aquí en Granada, en un acto previsto para la última semana de octubre donde la legación diplomática rusa ha confirmando su asistencia.
Agrandar los espacios de colaboración entre Rusia, España y Estados Unidos, aprovechando las raíces de su historia común aquí en Granada rescatando al amigo y compañero de Irving, una figura enorme en la cultura rusa de todos los tiempos (de hecho Dolgorukov fue con Pushkin miembro de la Linterna Verde) y con una biografía digna de toda aventura diplomática y humana, donde son las empresas granadinas y sus poetas los impulsores de este rescate del olvido, debieran incentivar a las instituciones públicas y privadas a tender más puentes con los países donde el pasado histórico une iguales voluntades. Por ello y para animar a nuestras autoridades a que le rindan un merecido homenaje a Dimitri Dogorukov y pueda ser objeto de al menos instalarle una placa conmemorativa en la Alhambra, es por lo que poetas y empresarios cívicos no adscritos a institución publica alguna, le rescatan para que Granada y los granadinos conozcan más a este culto personaje ruso que enamorado de la Alhambra supo anticiparse junto con Irving en su primer libro de firmas a la protección de uno de los conjuntos monumentales más célebres del planeta.
No hay comentarios