De la procesión de Semana Santa a la reclamación
Varias peticiones de indemnización dirimidas por el Consejo Consultivo tienen su origen en accidentes en la vía pública durante el periodo de procesiones
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Cada Semana Santa los cortejos procesionales dejan tras de sí un caminito marcado con cera. Las gotas de los cirios señalan la ruta cofrade mejor que cualquier cartel y, de paso, obligan a un esfuerzo por parte de los ayuntamientos para tener el pavimento en las mejores condiciones. Sin ir más lejos en Granada capital desde el Ayuntamiento se ha activado un plan especial de limpieza para Semana Santa que está integrado por 98 operarios que, día a día, retirarán los restos de los cirios de la calzada.
El cuidado que se tiene con este detalle, sin embargo, no ha evitado que se hayan producido caídas como consecuencia de la presencia de cera. Los resbalones, en ocasiones, han motivado reclamaciones económicas que en ocasiones se han atendido.
No es el único elemento en el que se han basado los litigios que han tenido su origen en la Semana Santa. Estampidas o accidentes de tráfico también han motivado que se exigieran responsabilidades. El Consejo Consultivo de Andalucía, creado en 1993 y con sede en Granada, cuenta con varias resoluciones sobre cuestiones de este tipo. Tres de estas peticiones se produjeron en la provincia granadina.
Caída por la cera
Así, en la Semana Santa de abril de 2003 una mujer sufrió una caída cuando pasaba por la calle Navas, que formaba parte de la carrera oficial de las procesiones. Según la mujer, se cayó sobre las doce de mediodía a consecuencia de la presencia de cera y agua que se utilizaba para la limpieza de ésta en una vía. Como consecuencia del resbalón la mujer sufrió una fractura de cabeza de humero izquierdo, otra fractura del quinto metacarpiano del pie derecho y, además, necesitó rehabilitación. Pese a ello, quedó con secuelas del accidente.
Por aquella caída la mujer solicitó al Ayuntamiento ser indemnizada con 11.059 euros. Un testigo declaró haber visto cómo la mujer perdió el equilibrio, que había agua en la calle y que había operarios en la calle. El Ayuntamiento por su parte apuntó que en esos días se llevaban a cabo las tareas del plan especial de limpieza con motivo de la Semana Santa y que es "notorio que el paso de las procesiones suele ir acompañado del vertido de cera en la vía pública", como conocida es también la falta de adherencia que este material provoca".
El Consistorio también admitió que no había señalización para evitar que los transeúntes pasaran por la zona en la que se procedía a limpiar con agua caliente la cera. Esto fue lo que el Consultivo valoró como un "supuesto de funcionamiento anormal de un servicio público", por cuanto de que hay un "mayor peligro de resbalones" al estar mojado el pavimento.
"Dado que el accidente ocurre como consecuencia de la defectuosa ejecución de las tareas propias del servicio de limpieza viaria encomendado", apunta el dictamen, se entendió que era procedente indemnizar a la mujer que sufrió el accidente con 11.059 euros.
Susto en Motril
Otro caso tuvo lugar en la localidad de Motril en el año 2015 y en el mismo el problema no fue la cera. La reclamante, otra mujer, estaba en una procesión de la Semana Santa, poco después de la medianoche, cuando un grupo de personas se asustó al ver pasar una rata. Los chillidos asustaron al resto de asistentes y se extendieron el pánico y las carreras. Algunas personas cayeron, entre ellas la reclamante, que aseguró haberse lesionado a consecuencia de los pisotones que recibió en todo el cuerpo. Por ello solicitó una indemnización al Ayuntamiento motrileño de 92.268 euros, según consta en la resolución del Consejo Consultivo.
El mismo texto recoge el parecer de la Policía Local y la Nacional y apunta a que "la presencia e intervención" de los agentes en el lugar "es incuestionable". Esa presencia "no puede evitar que cunda el pánico entre la muchedumbre ante la presencia de una rata, como es el caso", razonan los ponentes de la resolución, que alegan que eso es consecuencia de una "inadecuada actuación policial", sino un riesgo que puede originarse en cualquier concentración. Por ello se determinó que no procedía atender la reclamación de la mujer.
Accidente de moto
En un tercer caso un motorista reclamó 15.778 euros al Ayuntamiento de Granada tras sufrir un accidente de tráfico en la Semana Santa de 2003. La caída se produjo en la Avenida de la Constitución. La presencia de una valla en la calzada, propiedad del Consistorio y que tenía como finalidad regular una procesión, hizo que el motorista cayera.
El reclamante así lo aseguró. La valla, según su testimonio, no estaba señalizada y estaban en mitad de la calzada, "sin aviso alguno que pudiera advertir de su presencia". Agentes de la Policía Local señalaron por su parte que el siniestro fue por negligencia del motorista, ya que la valla en cuestión estaba en el lado derecho de la vía y no impedía la circulación de vehículos.
El Consultivo atiende a los argumentos policiales y destaca que la presencia de la valla en el centro de la calzada es una cuestión que únicamente avala el reclamante. "El Consejo Consultivo considera que no se ha probado que el accidente tuviera lugar como consecuencia de la colocación de una valla en el centro de la calzada; existen, por el contrario, indicios que llevan a pensar que el factor decisivo de la colisión fue la conducción del interesado", señala el dictamen, que finalmente desestima la pretensión de indemnización.
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