"Nos quedamos aquí hasta el final"
Los compañeros de John, a pesar de estar heridos leves, no quisieron ser evacuados del barranco de San Juan hasta bien entrada la tarde · Quisieron participar en todo momento en las tareas de búsqueda de su amigo
La montaña tiene algo que sólo llega a unos pocos y que hace que escalar, caminar por laderas y montes o llegar a picos casi imposibles sea todo un aliciente vital que engancha hasta límites insospechados. John y sus dos compañeros, José Julio y Salvador, se encuentran en ese pequeño grupo de elegidos.
Amantes de la montaña desde siempre, no se les podía considerar unos aficionados amateur. Los tres, a sus cuarenta pasados, conocían los peligros que entraña Sierra Nevada. Solían hacer rutas y disfrutar del lujo que proporcionan imágenes nevadas y vistas inigualables. Ayer, sin embargo, su travesía entró en una calle sin salida. Caminaban por el barranco de San Juan, zona fuera de las pistas de esquí de la estación y cercana a la Hoya de la Mora. Habían salido por la mañana y el tiempo parecía acompañar. La ruta la hicieron pero a la vuelta la suerte les jugó una mala pasada.
Ellos, como buenos montañeros, saben que la montaña a veces se rebela y ayer lo hizo en forma de alud, dejando sepultado en la nieve a John. La fortuna se puso del lado de sus dos compañeros para que entre la oscuridad blanca vieran un rayo de luz y lograran salir a la superficie. Aficionados a la nieve que pudieron acercase a la zona afirmaron que "en la vida había habían visto un bocado tan grande en la Sierra, es como un embudo", decían
A John siguen buscándolo. De familia británica, al desaparecido parece que sólo le queda el nombre de inglés. Con 42 años y padre de un niño de corta edad, era ya un granadino más, residente en Zafarraya. Había comprado el material de la montañero junto a sus compañeros y esa fue la única pista que quedó visible tras el alud. Los militares encontraron su prialé entre la nieve. Por ahora, nada más.
Los amigos del desaparecido no quisieron moverse del barranco hasta última hora de la tarde. Sorprendidos y afectados por lo que había vivido querían participar como uno más en la búsqueda de John. Se quedaron hasta que la luz se puso y poco después fueron trasladados a un centro médico. Estuvieron al pie del cañón a pesar de que uno de ellos parecía tener el hombro dislocado y tenían dolores en la cadera. Probablemente, un dolor nada comparable con el que están sintiendo al volver a casa sin saber dónde está su compañero.
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