"Ayuntamiento, defiende nuestros derechos": las quejas vecinales en Albayda se intensifican para que no se convierta en la nueva Ganivet
Los vecinos del edificio Florencia han incrementado sus protestas este martes, tras llevar meses luchando contra el proyecto de apertura de un bar de copas y ocio nocturno en la nueva 'milla de oro' de la hostelería
Albayda, el barrio 'millennial' de Granada: la nueva zona de moda de bares y expansión urbanística
Granada/"¡Se acabó la tranquilidad!". Esta es la frase que repiten muchos vecinos de la nueva zona de moda de restauración de la ciudad, Albayda, la milla de oro actual para la apertura de bares y restaurantes. Franquicias y negocios locales de otros puntos de la ciudad se han instalado ya en la nueva zona de expansión de Granada. La proliferación desde hace meses de negocios de hostelería tiene su lado positivo ya que ha servido para el revulsivo de la zona y la dinamización de la vida vecinal. Pero tiene una cara B que ya lamentan los vecinos: el ocio nocturno, el ruido y las molestias que conlleva para los vecinos. Y es que ya temen los efectos del anuncio de la próxima apertura de un bar de copas y espectáculos en el número 13 de la Avenida Federico García Lorca, en los bajos del edificio Florencia, lo que ha desatado las alarmas entre los residentes, que temen que sea el primer paso para convertir esta zona en "una nueva calle Ganivet".
Unas quejas que se han intensificado desde este martes, cuando los propios vecinos de este bloque de viviendas han colocado en sus balcones diferentes pancartas realizadas con sábanas en las que reclaman al Ayuntamiento de Granada que no permita que estos locales de fiesta se ubiquen en la zona.
Con frases como "no queremos otro Ganivet", en alusión a la céntrica calle granadina en la que proliferan este tipo de pubs, o "ayuntamiento defiende nuestros derechos", han vuelto a mostrar públicamente una demanda que ya se alarga desde hace varios meses, cuando se conoció que este local vacío estaba preparando un establecimiento nocturno de copas.
Los vecinos aseguran que los residentes eligieron el barrio como lugar tranquilo, nuevo y joven para vivir alejados de calles saturadas y en busca de mejor calidad de vida. "Muchos compraron sus viviendas con la expetativa de un hogar sereno, lejos del bullicio y las molestias que conllevan las zonas con alta densidad de locales de ocio nocturno", manifiesta el presidente de la comunidad del Edificio Florencia. Temen que "el ruido nocturno, el desorden y el aumento del tráfico" perjudiquen su calidad de vida. No están en contra del desarrollo pero no quieren que sea a costa de sacrificar la tranquilidad de la comunidad.
Así, los vecinos están en pie de guerra y exigen al Ayuntamiento y a los promotores que tomen medidas para que no se convierta en una "pesadilla", dice Ramón Martín, uno de los miembros del comité vecinal creado contra este proyecto y en defensa de su tranquilidad. De hecho, van a iniciar recogida de firmas con el apoyo de la Asociación de Vecinos de La Cruz-Albayda y van a colocar pancartas en el edificio pidiendo control con los nuevos negocios.
El problema de las declaraciones responsables
La lucha comenzó cuando vieron movimiento en los bajos del edificio, justo lindando con un bar que había cerrado hacía unos meses. El grupo que se hizo con el alquiler del local no escondía que quería montar un bar de copas uniendo el bar y el local vacío pero los vecinos alertan de que en la documentación presentada al Ayuntamiento se describían las obras como "adecuación de local para veta de complementos y accesorios" y "modificación no sustancial en café-bar, redistribución de local".
Viendo las discrepancias los vecinos entraron en contacto con Urbanismo del Ayuntamiento de Granada y con Medio Ambiente. Pedían información y denunciaban esa diferencia de proyectos. Denuncian los vecinos que no fue hasta que la presión vecinal se volvió ineludible cuando el Ayuntamiento paralizó las obras y obligó a los responsables a reformar el proyecto para reflejar el cambio real: "la apertura de un bar de copas" (local de hostelería sin música y auditorio), una denominación "laxa y ambigua" que ha generado aún más reticencia entre los vecinos.
El promotor presentó alegaciones para conseguir la declaración responsable que permite abrir el negocio asegurando que "en ningún caso las viviendas se encuentran en la misma rasante ni formado que los locales comerciales" y que todos los locales comerciales en funcionamiento pertenecen a la misma comunidad y ostentan las licencias correspondientes. Una afirmación que los vecinos no consideran del todo cierta ya que hay dos viviendas que comparten pared con gran parte del local (estando por tanto en la misma rasante y forjado) lindando directamente con viviendas el 90% de la superficie del local. Además, dicen que se están haciendo obras en el local desde el verano pasado sin anunciar, como sí hacen otros proyectos de la zona, el negocio que se va a abrir.
Los vecinos no están solo preocupados por el ruido y el impacto negativo en su calidad de vida, sino que también denuncian este caso como un "ejemplo de cómo las regulaciones pueden ser manipuladas o inteerpretadas de manera laxa para beneficiar a intereses particulares en detrimento del bienestar comunitario".
Por eso piden una verificacion rigurosa por parte del Ayuntamiento de las alegaciones del promotor en la declaración responsable para aplicar la norma de manera estricta y sin concesiones para que estas declaraciones no sean "utilizadas como herramientas para burlar las regulaciones existentes". Porque, denuncian, son ahora los vecinos los que tienen que vigilar el cumplimiento de las normas.
El futuro del barrio, en juego
Los vecinos van a seguir ejerciendo presión para exigir transparencia "y justicia" en el proceso de apertura de nuevos negocios. La comunidad de ese edificio y de otros se unirán para que sus derechos sean respetados y garantizar su bienestar y calidad de vida.
Con esta situación, piden también al Ayuntamiento que actúe de manera proactiva para "garantizar que el progreso no se convierta en una fuente de conflicto y malestar". "El futuro del barrio depende de decisiones inteligentes y de la capacidad de todos los actores para encontrar un punto medio que beneficie a la comunidad, sin dejar que el desarrollo descontrolado arruine la caidad de vida de sus habitantes", aseguran los vecinos en el escrito redactado contra este proceso.
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