La resignación del día después

La suerte pasa de largo para muchos granadinos, los andaluces que, un año más, han sido los que más han gastado en este sorteo extraordinario

Ayer, a muchos no les quedó más remedio que recurrir al dicho de que al menos hay salud.
Ayer, a muchos no les quedó más remedio que recurrir al dicho de que al menos hay salud.
A. Asensio Granada

23 de diciembre 2015 - 01:00

Los granadinos confían en la Lotería de Navidad. La fe de la provincia en el sorteo es tan grande que, de media, cada granadino ha sido capaz de sacar de la cartera 61,61 euros para plasmar esas ilusiones en pequeños décimos o papeletas, que, desde ayer a mediodía eran, en muchos casos, papelillos sin ningún valor. Es de destacar que el gasto medio por habitante es en Granada muy superior al de la media andaluza, que ronda los 40 euros.

Como cada año, la jornada comenzó con el tintineo de las bolas dentro de los bombos y las vocecillas de los niños de San Ildefonso. Pronto, muy pronto, apenas un cuarto de hora después de que comenzara el sorteo, saltaron las alarmas. Un segundo premio cae en Granada capital, en pleno centro. Lo madrugador del número premiado hace que el hecho sea comentado ampliamente en las cafeterías. "Ha caído en Granada, un segundo". Con el móvil en mano, la ilusión de los números que muchos llevan en la cartera dejó sitio a las cábalas sobre quiénes serán los afortunados, o qué harán con el dinero que, como un maná, les ha caído del cielo.

Mientras las pantallas de televisión mostraban las tradicionales imágenes de descorche de botellas de cava, caras sonrientes y saludos a la familia, el sorteo perdía su interés. "El año que viene será" o "por lo menos tenemos salud" fueron dos de las frases más utilizadas ayer. Así, la poca fortuna en el juego de azar encontraba su alivio.

Otros, pese a no tener ningún número premiado, se acercaron a la administración de lotería para cobrar la terminación. Un premio magro para la ilusión que suele generar este día. "Nada, sólo tenemos pedreas y terminaciones", explica Encarna, en la Administración de Lotería número 28, en el Centro Comercial Alcampo. "Pero ya se han acercado a ver si los pueden cobrar, y eso que no ha terminado el sorteo", relataba la lotera ayer a mediodía. "La próxima vez será".

Se juega, se gana. Se juega, se pierde. Se juega. Porque lo importante en días como el de ayer era llevar al menos un número, sobre todo por lo que pueda pasar. Un estudio revela que la mayoría de los compradores adquiere Lotería en Navidad por costumbre, pero también por presión social y por envidia preventiva, según concluye el Anuario del juego en España. Casi la mitad (43,3%) de los jugadores confesó que preferiría no jugar para no perder. Pero juegan, por aquello de que "¿y si toca?". "Compramos lo imprescindible, los compromisos", explica Miriam Rubio, que reconoce que lo que peor lleva es la gabela, el donativo o coste extra que puede llegar hasta los tres euros que grava décimos y participaciones.

"Llevo entre 70 u 80 euros, y para mí este año es la Lotería de los compromisos. Me prometí que sólo compraría un décimo en el trabajo y, al final, en picado en todos los que me han ofrecido. Por aquello del por si...", relata Sara Aguilera.

"No los he contado, pero llevo por lo menos diez décimos. En mi casa nos regalan, nosotros regalamos y, si salgo de vacaciones, también compro. Y de Barcelona siempre llevo porque mi hermano vive allí, y cada año compramos el número con la fecha de nuestra boda... y si no me ha tocado, pues no me ha tocado. Ya está", reconoce Lorena Mayo.

Amalia Pugnaire sí ha sido capaz de resistir la tentación. Sólo lleva 10 euros de lotería del trabajo. "Hay muchos gastos en Navidad", entre cenas, regalos o salidas con los amigos, explica. "Y luego no sabes si te va a tocar".

Después de apostar y no conseguir nada -quizá alguna terminación, una pedrea o un pequeño pellizco- sólo queda la resignación. Ni viajes alrededor del mundo, ni cancelación de hipoteca, ni coche nuevo... Los sueños y anhelos de miles de granadinos tendrán que esperar, al menos, hasta el siguiente sorteo de la Lotería. El Niño está a la vuelta de la esquina.

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