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La murallas de Granada dan cuenta en la actualidad de la historia de la ciudad, los primeros núcleos urbanos, el crecimiento de los mismos, de las modificaciones que ha sufrido la urbe y de cómo era la vida en ella. Sin embargo, poco puede descubrir el ojo no experto dado su estado de conservación y la poca información que hay sobre ellas en guías, oficinas de turismo o entre las propuestas culturales de la ciudad.
Antonio Malpica, catedrático de Historia Medieval de la Universidad de Granada, explica que había un núcleo urbano original en San Nicolás con un castillo del siglo IX. Este espacio, estaba rodeado por una muralla que data del siglo XI. El profesor destaca que "la ciudad del XI nunca superó los límites del Bib-Rambla". Para el catedrático, esa zona quedó asignada a los Reyes. En este espacio debió erigirse una mezquita al lado de la Madraza. "Los Reyes Nazaríes generaron allí una alhóndiga que contaría con el Corral del Carbón, la Madraza y la Alcaicería".
Malpica explica que a ese núcleo se trajo agua del Darro para regar la Mezquita y eso fue el origen también de que se situara en este espacio el barrio de curtidores.
Posteriormente surgieron los barrios del Realejo, a principios del XIV, y el Albaicín, a mediados del XIV. En estos dos nuevos enclaves que fueron amurallados hay dos espacios sin urbanizar que pueden verse ya desde el plano de la Plataforma de Vico y que estaban destinados a uso agrícola (el del Realejo) y ganadero (en el barrio del Albaicín). "El del Realejo se realizó aprovechando el ramal de la Acequia Gorda para agricultura", cuenta el catedrático, que destaca que en este entorno de uso rural se levantó el Cuarto Real de Santo Domingo. "Había una torre y un palacio, lo que es una muestra de cómo el poder se había ido apoderando de otros espacios anexos de la ciudad", cuenta.
Del espacio vacío dedicado a la ganadería también menciona Malpica los vestigios que han llegado hasta nuestros días: las cuevas en las que se guardaba el ganado, y que luego siempre han estado ocupadas por pobladores marginales, primero moriscos y luego gitanos.
Las otras murallas de la ciudad, las más conocidas -o casi las únicas conocidas por el gran público dado el estado fragmentario en el que se encuentran muchas- son las de la Alhambra, que datan de principios del XIV. Para el catedrático de Arqueología, el estado de conservación de las murallas en la actualidad "es un escándalo", pues aunque han sido objeto de diferentes intervenciones, la mayoría se han visto paralizadas en mitad del proceso.
Entre los últimos proyectos, destacan el que se planteó de Puerta de Monaita al Arco de las Pesas, un paseo lineal que firmaba Eduardo Zurita. También el que realizó Antonio Jiménez Torrecillas en San Miguel Alto y el ejecutado en sus primeras fases por Javier Gallego Roca en la Muralla Alberzana.
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