El falso robo de décimos o la denuncia por no compartir el premio: Los casos granadinos de la Lotería de Navidad que acabaron en el juzgado

Varios trabajadores colocaban el pasado 13 de diciembre los bombos y el resto de elementos que se utilizarán este domingo en el Sorteo Extraordinario de Navidad . / J.P.Gandul / Efe
A. A.

22 de diciembre 2024 - 01:59

El sorteo del 22 de diciembre, el más tradicional de cuantos se celebran en España, tiene también su vertiente judicial. Cada granadino juega de media en la Lotería de Navidad, la que rifa el Gordo, unos 75 euros, una cantidad considerable que se destina a alimentar la ilusión y, sobre todo, a paliar el regomeyo que despierta la posibilidad de quedarse fuera de la foto de los agraciados de este día.

La Lotería del 22 de diciembre reparte millones y, en ocasiones, quebraderos de cabeza que llegan al juzgado. También en Granada ha habido casos judiciales que han tenido como protagonista un décimo agraciado. Un buen motivo para hacer caso de los consejos y proceder, como aconseja la OCU, a firmar una copia del décimo en la que se indique quiénes juegan y cuánto han pagado. También se suelen mandar mensajes por aplicaciones como Whatsapp, que en el caso pueden servir como prueba.

Toda precaución parece poca para no pasar por situaciones como las que quedaron reflejadas en una sentencia de 2009 de la Audiencia Provincial de Granada. Una mujer, su esposo, su hija y yerno residentes en un municipio de Granada fueron denunciados por un presunto delito de apropiación indebida por un vecino que aseguraba que la mujer había compartido un décimo con ella. Y el décimo había salido premiado.

El décimo que no se pudo demostrar que era compartido

Según los hechos probados, la mujer compró un décimo de la Lotería de Navidad del 22 de diciembre. El número, uno de esos considerados bajitos, el 13.911.

Días después de comprar el boleto la mujer pasó por la puerta de un vecino. Le ofreció participar en "varios décimos de lotería de Navidad que ella jugaba y ya había adquirido", señala la sentencia, sin que se concretara el número de boletos a compartir. El otro dijo sí. La mujer le indicó que volvería con los décimos para que su vecino los firmara por detrás y éste le abonara una parte. El hombre dijo que no hacía falta "pues confiaba en ella".

Pasó el tiempo y no se tuvo constancia de que se produjera el pago de la lotería. Llegó el 22 de diciembre, se celebró el sorteo y el 13.911 fue agraciado con nada menos que un tercer premio. La mujer y su esposo depositaron el décimo en una sucursal bancaria para cobrar los 48.000 euros que les habían tocado. La mitad se transfirió a la cuenta de la hija del matrimonio.

¿Y el vecino? Denunció a la mujer y sus familiares por un presunto delito de apropiación indebida. Alegó que la mujer le debía, en el momento de ofrecerle el décimo, el pago de unas sillas y que compartir el boleto era una forma de compensar esa deuda.

En la sentencia, el juez destaca que "bien sabido debe ser por las partes que los billetes de Lotería Nacional son documentos al portador y, por tanto, frente a la Hacienda pública, no se reconoce más dueño de ellos que la persona que los presenta".

Tras esta advertencia, la sentencia reconoce que la dificultad del caso está en no haber entre las dos partes un "documento escrito de ninguna clase que pudiera demostrar la cotitularidad del décimo por mitad o siquiera el pago" del hombre a su vecina, que, por cierto, aseguró que las sillas estaban pagadas.

Ante la diferencia entre las dos versiones, hubo que recurrir a la testifical con dos personas que según el denunciante presenciaron el presunto trato. El juez, finalmente, absolvió a la mujer.

El falso robo de décimos

Otro caso, éste visto en la Audiencia Provincial de Madrid, supuso la condena de un granadino por simulación de delito y malversación de caudales públicos a tres años de prisión, indemnización a la lotera y multa de 215 euros.

El condenado, granadino afincado en Madrid, recibió para su reparto una cantidad de décimos de Lotería de Navidad que debía repartir entre varias empresas de la capital. El hombre se quedó con el dinero de la venta de los números (31.500 euros) y de parte de los décimos no entregados (7.446 euros). Algunos de los números fueron premiados en el sorteo del 22 de diciembre de 1998. La sentencia no señala si llegó a cobrar los correspondientes premios o si bien vendió los boletos antes del sorteo.

Para hacerse con el dinero y los décimos el hombre fingió haber sufrido un atraco. Presentó denuncia pero las contradicciones en su relato hicieron sospechar que era una simulación de delito. Un ejemplo de las contradicciones es la comida que tomó el día del supuesto robo. Si en el plenario dijo que pidió un bocadillo de queso y una cerveza, al perito que le atendió le aseguró que el bocadillo era de calamares y una bebida de cola.

Un apunte interesante es el que se señala en relación con los premios de varios números que se perdieron. En la sentencia se señala que no correspondía indemnizar a la administración de lotería por los números desaparecidos que fueron premiados. Si se roban unos décimos, hay un perjuicio económico, pero no en cuanto al premio, ya que si no se cobra el importe se lo queda el Tesoro Público.

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