Un santuario ornitológico
Uno de los aspectos más interesantes de nuestro recorrido por la Rambla de los Yesos está en la posibilidad de observación de aves. La gran variedad de especies eventualmente presentes en este itinerario lo ha convertido en una de las propuestas recomendadas por el parque nacional y natural de Sierra Nevada para el creciente turismo ornitológico especializado. Al inicio de nuestro paseo podemos encontrarnos con currucas cabecinegras, con su áspero reclamo, palomas bravías (probablemente domésticas ya que las silvestres originales son difíciles de encontrar), verderones, tórtolas turcas, zorzales y mirlos.
En los riscos calizos cercanos al pueblo o sobre el Peñón de la Reina, podemos ver planear al águila-azor perdicera. En los pinos es fácil la observación del carbonero garrapinos, del herrerillo común y familias completas de mitos. En las rocas de los cortados, ya en el interior de la Rambla, se posan grajillas y es posible escuchar el bronco reclamo del cuervo que frecuenta los cantiles para nidificar; en las zonas más altas se distingue la inconfundible silueta del roquero solitario. Entre los matorrales es fácil descubrir a la curruca rabilarga, o el vuelo amariposado de la cogujada montesina sobre nuestras cabezas o podemos detectar la población local de camachuelo trompetero, con su inequívoco canto, del que toma el nombre. En época migratoria sumaremos a la lista al papamoscas cerrojillo y currucas (mosquiteras y carrasqueñas), junto a tarabillas norteñas y carracas, que vuelan hacia el Valle del Andarax y el litoral mediterráneo. En invierno grupos de pardillos. En primavera el verdecillo, zarcero común y papamoscas gris y hacia abril podremos localizar a los escasos alzacolas que ascienden por la rambla buscando sus territorios de cría. En verano podremos disfrutar del colorido de los abejarucos, o la estilizada figura de la collalba rubia, oír el conocido chasquido de las currucas tomilleras o el gorjeo de una de las aves más interesantes de Sierra Nevada, el zarcero pálido, que casi siempre permanece oculto entre el follaje.
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