Los secretos de la torre de la Catedral de Granada
Restos fósiles, campanas asesinas, una gemela, viviendas en el interior, punto de medición de mapas,... todos los detalles de una torre que en su día tuvo un cuerpo más pero que se encaminaba a la ruina
La restauración de la torre permitirá limpiar la piedra, consolidarla y resolver los problemas de humedad que daba la antigua cubierta, que dará paso a un mirador 360 grados
Las imágenes de la restauración de la torre de la Catedral de Granada, desde dentro
Granada/Descubrir novedades en un monumento con 500 años de historia es a priori algo que parece imposible. Pero las exclusivas llegan en cualquier momento y aflorar secretos ocultos durante siglos es posible si se mira bien. Es lo que pasa en la torre de la Catedral de Granada, que todavía tiene historia que contar. ¿Imaginaría que en una de las inmensas piedras de su último cuerpo se podría encontrar un fósil de tortuga? Pues sí. Y lo acaban de descubrir. Un caparazón bien conservado que forma parte de la piedra como un componente más y que ahora ha salido a la luz con motivo de la restauración que acaba de comenzar, un complejo proceso que busca consolidar la piedra de la torre, eliminar sus problemas de estabilidad y filtraciones, restaurar los elementos decorativos y, además, como nota innovadora que dejará el seño de este tiempo, crear un mirador panorámico 360 grados desde el que otear toda la ciudad, la Vega y la Sierra. Un lugar privilegiado.
Restos fósiles
Entre esos secretos que todavía guarda la torre están encontrando algunos restos fósiles que se justifican por el material que se usaba en la cantera, el último ese caparazón de tortuga que se ha descubierto al limpiar la piedra de los líquenes y restos de contaminación y calima que tienen y que le han dado durante décadas ese aspecto oscuro. Está en la parte más alta de la torre, casi en la esquina con la fachada alineada de Pasiegas, encima del entablamiento decorativo. Además, se están encontrando también en las piedras vítores, inscripciones, marcas de cantero, firmas, nombres que ahora hay que traducir,... Y eso también entra en las labores de la restauración: tratar la piedra pero también datar todo lo que se vaya encontrando y que en unos casos son símbolos de su primera época y otros, por desgracia, agresiones posteriores con pintadas incluso dentro de las propias campanas fruto del vandalismo que también ha sufrido la torre.
La intervención es la primera a gran escala después de acciones puntuales que se han ido haciendo en las últimas décadas. Solo el andamio que se ha colocado, equivalente a envolver un bloque de 20 pisos de altura (56 metros), da signo de la importancia de la obra, que asume a pulmón el Arzobispado de Granada y que en una primera fase, la exterior de tratamiento de la piedra y la de creación del mirador, tendrá una inversión de un millón de euros. Por lo que se insiste, desde la institución religiosa y los encargados de su ejecución, de que hacen falta compañeros de viaje para poder seguir con la siguiente fase, que sería arreglar la torre por dentro para acondicionar su subida hasta el mirador además de crear una sala de exposición e interpretación de la torre. Por lo que se reclama desde Granada la intervención institucional que por ejemplo la Junta sí ha realizado en Málaga (donde aporta 5 millones para arreglar las cubiertas), además del apoyo del Gobierno (la Catedral se acogió al 2% Cultural y llevan un año esperando a que se resuelva) o fundaciones privadas que ayuden a la conservación de una Catedral que va a cumplir su quinto centenario y sobre la que aún quedan muchas intervenciones: limpieza de fachada principal, de los laterales, arreglo de cubiertas (quedan 5.000 metros cuadrados de cubiertas por restaurar),... De hecho, se han realizado intervenciones de emergencia por el arquitecto Pedro Salmerón, encargado de todo el proyecto pero ya jubilado, para tratar de evitar desprendimientos esperando que llegara esta intervención, que estuvo a punto de desarrollarse ya en 2006 con un proyecto que financiaba la Junta de Andalucía pero que finalmente quedó aparcado. Por lo que la intervención tiene ya una larga historia.
"En esta primera fase se hará todo a la vez, la restauración de la piedra y la cubierta con la terraza panorámica. Si durante este año largo de obra la administración echa una mano y tenemos recursos, el proyecto continúa con una segunda fase que es la habilitación interior: limpiar paramentos, intervenir en instalaciones, consolidar forjados, y eso es lo que va a permitir la visita pública del interior", explica el arquitecto Diego Garzón, por lo que son necesarias las dos fases para poder disfrutar del mirador. Pero son optimistas de "enlazar una con otra", por lo que confían en que alguien eche una mano. El presupuesto completo serán dos millones. Intervienen la empresa Dávila Restauraciones en la parte de obra y Julia Ramos restauración en la parte de tratamiento de piedra y elementos decorativos.
Se ha empezado por lo de fuera porque era lo más urgente ya que se había llegado a un momento de problemas continuos con la piedra y riesgo de desprendimientos (acuciados además por el enjambre sísmico). Ya no solo por la propia piedra sino por los efectos de las reparaciones del año 73 del pasado siglo que hizo Francisco Prieto Moreno en mortero de cemento que las está "escupiendo" la piedra de forma natural por corrosión del árido que se empleó. En cambio, las intervenciones de hoy en día son más compatibles, "sujetas a laboratorios comprobando materiales para que sean compatibles y duraderos", explica el arquitecto y director de obra.
Un tejado al revés
En el gran andamio se ha instalado un montacargas que sube a los obreros y responsables de obra hasta la cima de la torre. Una subida que permite ir adivinando el perfil de la ciudad y sorprenderse cuando llegan las vistas a la Alhambra, al fondo a la Vega y a la Sierra. Arriba, lo primero que llama la atención es el gran 'agujero' que hay en el centro de la torre. Se han quitado ya las tejas del tejado invertido que se colocó como solución provisional que finalmente ha estado ahí décadas, demasiado tiempo, lo que ha llevado incluso a tener filtraciones de agua en el museo de la Catedral que hay en la planta baja de la torre. Las vigas de madera, muchas podridas, se van a retirar también para realizar una de las partes principales de la intervención, el cierre de la torre con una cubierta plana que permitirá realizar el mirador y que fundamentalmente permitirá eliminar el problema de estanqueidad que sufría la cubierta. ¿Y cómo que se hizo un tejado 'al revés' dentro de la torre? El arquitecto Diego Garzón, que junto al arquitecto Pedro Salmerón son los responsables del proyecto de rehabilitación, lo explica al pie del terreno.
"Lo que se ve ahora son los restos de una bóveda de coronación que tuvo la torre, que tenía otro cuerpo más hasta el punto que en 1588 empiezan a colocarse las campanas del cuerpo que hoy no vemos, un cuerpo de ocho caras con ua estructura similar a la torre de la catedral de Málaga, de tal manera que esta torre de 56 metros en su día llegó a 80. Pero pesaba mucho y era muy estilizada y empezó a dar signos de ruina en 1590, unos signos de ruina impresionantes especialmente en la confluencia entre Pie de la Torre y Cárcel Baja. Se reunieron los técnicos y decidieron que la torre tenía los cimientos poco profundos y pesaba más de lo que el terreno era capaz de soportar. Entonces quitaron peso a la torre y reforzaron cimientos abriendo el perímetro bajo de la torre ampliando casi cuatro metros la profundidad de los cimientos. Paralelamente desmontaron el cuerpo que ho no vemos y dos bóvedas interiores y las sustituyeron por forjados de madera, luego lo que se ve hoy es el resto de una bóveda".
Este hecho en la torre supuso que de 1590 a 1602 las obras se centraran en ese problema, parando el resto. Y el Cabildo tenía que decidir si ejecutar la torre gemela o no sabienod los problemas de la primera. Además de qué hacer con la que ya hay. La torre estuvo sin cubierta durante más de 50 años, por lo que estaba 'abierta' y el agua caía, por lo que las viviendas interiores que se hicieron tuvieron que tener incluso sus propios tejados para evitar filtraciones.
"Lo que vemos es una cubierta provisional de 1644 que ha llegado hasta nuestros días. Y pese a todo, fue una solución muy ingeniosa ya que si hubiera tenido la forma habitual hubiera estado muy expuesta al viento y necesitado vigas más largas". Primero evacuaba el agua por un óculo directamente a la calle y luego se canalizó introduciendo el agua en la torre, ocasionado los problemas de conservación tan graves desde hace años.
Piedra de Escúzar
Cuando se quite la cubierta, la intervención arquitectónica contemporánea consistira en generar una terraza panorámica con un forjado horizontal. Tendrá una barandilla perimetral con el menor impacto visual y para dejar protegida la piedra se cubrirá con una lámina de plomo para que no sufra más erosiones. La piedra que se utilizó en la construcción era calcarenita bioplástica de la cantera de Santa Pudia en Escúzar, cantera que lleva mucho tiempo cerrada, por lo que ha habido que buscar una similar en color y resistencia.
"Multa o prisión a quien lo destruya"
En la parte superior de la torre también se ve un elemento curioso. Un mojón similar a los de carreteras que es un punto de referencia para triangulación de mapas topográficos de la zona que utiliza el Ministerio. Su importancia es tal que está protegido. Hasta la inscripción lo deja claro: "multa o prisión a quien dañe o destruya" este elemento. "Si lo movemos generamos un problema para hacer los mapas con los que nos movemos todos porque ya no cuadran", asegura la jefa de ejecución de obra, María López.
Campanas 'asesinas'
En el cuerpo de campanas, que también se restaurarán, destaca la más grande, la principal, es la campana María, que tiene incrustaciones de pan de oro y que no estuvo nunca al vuelo sino que sonaba con toque de bajado. Su restauración es necesaria ya que en su interior se han escrito nombres y pintadas. ¿Quién? Pues campaneros, obreros, personas que conocían a los campaneros y subían a verlas,... Ahora todas están automatizadas pero en su día los campaneros tenían que ponerlas al vuelo haciendo de contrapeso humano y a más de una persona le costó la vida. Al lado de la campana María está la Cuchillera, junto a la que hay en el muro una cruz de chapa que indica que ahí murió un hombre. La más antigua es un esquilón bajo la campana María que contiene el escudo de los Reyes Católicos.
Escaleras interiores
Son 236 escalones los que llevan desde el pie de la torre a lo alto de la torre.
Viendas dentro de la torre
En la torre vivía un alcaide, que era quien organizaba los toques y el que más poder tenía. Además, también residían allí dos campaneros que tenía a su servicio y eran puesto por el Cabildo; y cuatro personas que eran los destinados a trabajos manuales cuando había que movilizar campanas que requerían de una gran fuerza física. Mucha gente porque había que cubrir todos los turnos de campanas: fiestas, toques litúrgicos, riegos de la Vega, ángelus, alrmas. El trasiego de los campaneros era constante y tenían que pasar antes por la catedral hasta el punto de que se hizo un acceso diferenciado para que entraran directamente por el pie de la torre, de ahí la puerta que aparece en este espacio. Y cada campanero que después ha estado en la Catedral vivía con su familia. El último en habitarla fue Juan, que tenía su vivienda en lo que era la sala del Cabildo Bajo, que tenía su propia escalera de acceso a la catedral independiente de la torre y que luego fue cegada. Arriba, en otro cuerpo, se conservan otras viviendas. Dentro, se ve la estructura de la torre con los mismos órdenes que en el exterior pero todo muy oscuro y no por incendio sino por el efecto de las cocinas que había en las casas.
Desde la sala del Cabioldo Bajo una puerta da a un balcón desde el que se ve el cuerpo de naves de la Catedral, una vista única del interior a 22 metros de altura que también podrán disfrutar los visitantes, además de otro balcón en la línea de fachada con Pasiegas en Pie de la Torre.
Ruta tras la restauración
En el proyecto, en ese espacio del cabildo alto se proyecta una sala de exposición y de historia de la Catedral. Después se podrá subir a las antiguas viviendas de los campaneros, descritas desde finales del XVI y de ahí al cuerpo de campanas. FInalmente, see subirá al mirador. Por las dimensiones de las esclaeras, se trabajará con cupos pequeños.
La intervención la dirige Diego Garzón como arquitecto y director de obra; María López, directora de ejecución de obra; Ramón Rivero y Santiago Hernández, jefes de obra.
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