"El siguiente paso es encontrar indicios de vida en esos planetas"

Pedro J. Amado investigador del IAA, miembro del equipo que descubrió próxima b

'Nature' ha encumbrado el descubrimiento de Próxima b como uno de los hallazgos más relevantes de 2016

En ese trabajo colaboró el IAA

El investigador Pedro J. Amado, en la sede del Instituto de Astrofísica de Andalucía, en Granada. / Pedro Hidalgo
A. Asensio

06 de enero 2017 - 02:34

Granada/La prestigiosa publicación científica Nature eligió recientemente a Guillem Anglada como uno de los diez investigadores más importantes de 2016. Se daba así realce internacional a uno de sus trabajos, el descubrimiento de Próxima b, un exoplaneta situado en la 'zona templada' de su estrella, Próxima Centauri. Nature eligió a Anglada, pero el trabajo del catalán no se ha desarrollado en la soledad de su despacho. Fue fruto de un proyecto internacional en el que el Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA), con sede en Granada, ha tenido un papel destacado. Uno de los siete investigadores que, desde la capital granadina, han trabajado para dar con la pista del exoplaneta es Pedro J. Amado (Ceuta, 1969), que reconoce que el descubrimiento de Próxima b debe servir para "creernos que podemos hacer las cosas igual de bien que el resto del mundo".

-¿Cuál es el grado de preocupación del Gobierno ante posibles acciones de los fundamentalistas?

-Próxima Centauri es la estrella más cercana al sistema solar. No hay otro planeta más cercano que Próxima b. Es relevante también porque despierta la imaginación. Es de una masa similar a la Tierra y está en la zona habitable, lo que supone que tiene las condiciones para ser habitable. Otra cosa es que lo sea. Podrá ser estudiado con más precisión que otros planetas, que evidentemente, están más lejos, y ser una referencia en este tipo de investigaciones.

-¿Cuándo sabremos más cosas de Próxima b?

-Estamos trabajando en caracterizar el planeta. Hace poco hicimos una observación con la misión Spitzer y los datos están ahí. Sí se han hecho muchos modelos teóricos, con las probabilidades de que sea habitable, o no... aunque sabemos cuál es la masa mínima, no sabemos cuál es su masa absoluta. Tampoco tenemos el radio del planeta, ni su densidad, ni composición... no sabemos si es de tipo rocoso... En los próximos dos años se avanzará bastante. El James Webb Space Telescope de la NASA se lanza a finales de 2018 y uno de sus principales objetivos será observar precisamente este planeta.

-De forma paralela, conoceremos la existencia de nuevos planetas...

-Con Carmenes, que empezó a funcionar a primeros de 2016, hemos tomado datos intensivamente. Este año, en lo que se refiere a Carmenes, será la 'explosión' de descubrimientos de exoplanetas alrededor de estrellas de tipo M. En dos o tres años, posiblemente, tengamos detectados todos los planetas que puedan albergar las estrellas más cercanas al Sistema Solar.

-Esto tiene, como mencionaba, un componente evocador importante... pero sigue siendo ciencia ficción.

-En los últimos veinte años ha cambiado mucho la imagen que teníamos del Universo. El cambio de paradigma ha sido radical. De pensar que el Sistema Solar era único a conocer que realmente fuera hay miles de millones de planetas. Lo que nos importa son los más cercanos, los que podemos analizar, para ver cómo evolucionan, compararlos con los del Sistema Solar... eso nos ayudará a conocer cómo se forman. El hecho de saber que las estrellas más cercanas pueden albergar planetas significa que tenemos un vecindario bastante poblado. No todos serán habitables, pero el siguiente paso es encontrar indicios de vida.

-¿Es posible encontrar esos indicios?

-Es un objetivo científico propuesto desde hace tiempo. Se está desarrollando la instrumentación y los modelos para descubrir esos indicios de vida. Lo principal es tener las condiciones adecuadas para que se desarrolle una vida como la que conocemos en la Tierra, basada en el agua, en el carbono... y esa es la línea. Estamos dando los primeros pasos. No dudo de que en 2025, incluso antes, se empezarán a estudiar las atmósferas de estos planetas y si hay indicios de vida. No es ciencia ficción.

-Trabajos tan ambiciosos, ¿cómo casan con situaciones tan delicadas como las que vive ahora la ciencia en España? La continuidad del observatorio de Calar Alto estuvo en peligro por falta de financiación...

-La ciencia en otros países afortunadamente está mejor financiada. Evidentemente tiene más mérito este tipo de trabajos, con un alto porcentaje de investigadores españoles, y debemos creernos que podemos hacer las cosas igual de bien que el resto del mundo. Incluso en situaciones de inferioridad, con menos recursos, estamos en una situación muy buena. Yo, por ejemplo, llevo esperando un estudiante de doctorado seis años.

'Red dots' y otros mundos

Siete investigadores del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA) han trabajado en el programa de detección de exoplanetas alrededor de estrellas de tipo M, conocidas también como enanas rojas,más próximas a nuestro Sol. Son las estrellas más numerosas de la galaxia y se calcula que cada una de ellas tiene, al menos, un planeta. Ahora se trata de determinar cuáles están en la zona templada, ni demasiado cerca ni demasiado lejos de su sol. Algo que puede ser determinante para que se desarrolle vida. De todas las estrellas, el programa Red Dots en el que trabaja el IAA se ha fijado en las más cercanas. Y en la más próxima es donde se ha localizado el exoplaneta Próxima b, un hallazgo "verdaderamente emocionante", como lo calificó Guillem Anglada, el investigador que encabeza el proyecto. Junto a él, los científicos del IAA Pedro J Amado, Zaira Modroño, Cristina Rodríguez López, José Luis Ortiz, Eloy Rodríguez, María José González y Nicolás Morales. No son los únicos. En el descubrimiento han participado 31 investigadores de ocho países. Se espera que logros como éste se repitan en los próximos años gracias a la puesta en marcha desde del instrumento Carmenes, en el observatorio almeriense de Calar Alto. Carmenes rastreará el Hemisferio Norte. Próxima b ha sido posible gracias al instrumento HARPS del Observatorio Europeo Austral (ESO).

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