La solidaridad lleva uniforme de Guardia Civil
Granada/"Homo hominis lupus" (El hombre es un lobo para el hombre). De esta manera fue como el pensador inglés Thomas Hobbes definió a la naturaleza humana en el siglo XVI, de catalogarla como "egoísta". Sin embargo, la solidaridad, definida como la ayuda que se presta a quien lo necesita sin esperar nada a cambio, es uno de los valores humanos por excelencia. Partiendo de esta base, podría decirse que existen excepciones con respecto a la teoría de Hobbes, y una de ellas se encuentra en Granada. Se trata de la Asociación de Guardias Civiles Solidarios (AGCS), un colectivo que, pese a que sus componentes llevan más de una década prestando ayuda humanitaria, tan sólo tiene dos años de vida como entidad.
Todo empezó en el año 2003, cuando José Cabrera -un guardia civil de la Comandancia de Granada y presidente de la AGCS- asistió de forma voluntaria a una campaña humanitaria que se desarrolló en Kosovo. Tras este servicio, una ONG propuso a Cabrera y a tres guardia civiles más acudir a otras campañas de este tipo, que se desarrollaron en diversos puntos del planeta como Haití, República Dominicana -donde se encuentra el quinto miembro de la asociación- o Filipinas. Fue a la vuelta de ese último viaje cuando surgió la idea de constituir su propia asociación, un entusiasta proyecto que inició su andadura en enero de 2015.
"Vamos al revés de cualquier ONG", enfatiza José Cabrera explicando la filosofía que le ha llevado junto a sus compañeros Juan Antonio Martínez, José Luis Gómez y Roberto Narro -al igual que él son agentes de la Guardia Civil- a formar esta entidad solidaria. En su opinión, las ONGs son una especie de "negocio" porque hay ciertos cargos que cobran como, por ejemplo, el presidente: "Aquí no. Todos estamos por amor al arte sin cobrar nada y todo el dinero que recibimos se destina a ayudar a quien lo necesite".
Se trata de la primera asociación sin ánimo de lucro que ha surgido en el seno de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y su finalidad es colaborar en caso de emergencia con instituciones, entidades, otras asociaciones o los propios damnificados, independientemente del punto del planeta en el que se encuentren.
Desde su creación, la AGCS ya ha desarrollado 70 campañas para prestar ayuda en lugares como Nepal, Ecuador, Haití o República Dominicana, donde ha repartido un total de 320.910 kilos de ayuda humanitaria.
Tal y como indica Cabrera, para asegurarse de que todo lo recaudado llegue a su destinatario, los cuatro agentes que forman la asociación están en activo, "por lo que para poder realizar toda esta actividad utilizamos días de asuntos propios, descansos o vacaciones y nos desplazamos hasta el lugar del incidente para entregar en mano todo lo recaudado".
Pero todo esto no se trata de una labor sencilla, ya que se desplazan hasta otros países y duermen en tiendas de campaña o a la intemperie. "Es muy duro. Ves situaciones complicadas, a lo mejor tienes que estar varios días durmiendo en la calle o alimentarte de cualquier cosa que puedas conseguir por allí", confiesa Cabrera, ya que su política es "tratar de gastar lo mínimo posible, para que el 100% del presupuesto vaya destinado a los necesitados".
Sin ayudas ni subvenciones por parte de administraciones o instituciones públicas, la AGCS sobrevive gracias a un total de 216 socios que, con una donación anual de tan solo 20 euros, así como una treintena de empresas que, por 50 euros al año, colaboran para que la asociación pueda contar con productos de merchandising -pulseras, camisetas o incluso botellas de vino- de cuya venta consiguen fondos para su financiación.
"Cuando hay eventos deportivos o multitudinarios, así como durante alguna comida solidaria como la que ha tenido lugar este fin de semana en la Playa de Poniente de Motril, montamos un stand donde la gente puede adquirir cualquiera de los productos", detalla el presidente de la AGCS. Pero además estos productos también pueden adquirirse a través de su página web, en la que se puede seguir el día a día de esta asociación: www.guardiascivilessolidarios.es
En paralelo, una de las singularidades que presenta esta asociación es que han creado una red de drones para prestar ayuda a las autoridades en caso de emergencia: "En julio del año pasado formamos nuestro primer piloto de drones y adquirimos la primera aeronave de la asociación. Con ella prestamos ayuda para la búsqueda de personas desaparecidas y, a través de ahí, fuimos contactando con varias operadoras hasta componer una red por todo el territorio español".
En total son 83 operadoras las que ofrecen, de forma totalmente altruista, una ayuda para realizar operaciones de emergencia o de cualquier otra índole a las autoridades que así lo requieran.
Sin embargo, éste no es el único servicio novedoso con el que cuenta esta asociación. Se trata de una furgoneta que cuenta con un desfibrilador, por lo que la asociación se postula como la única que cuenta con un dispositivo de este tipo en su vehículo. Tal y como explica su presidente, la Junta de Andalucía está estudiando conceder la certificación de vehículo cardio-protegido, por lo que entrarán a formar parte de "una aplicación móvil que te indica en qué puntos se encuentra uno".
Pese a su corta edad de vida, gracias a su labor, la Asociación de Guardias Civiles Solidarios ha recibido numerosos reconocimientos y premios, entre los que se encuentran varios galardones de la Asociación Unificada de Guardias Civiles, la Medalla de Oro de Motril o el Premio honorífico por su labor humanitaria obtenido durante la I Gala del Empleado Público del Año que se ha celebrado este mes de junio organizada por el CSIF y Granada Hoy.
En estos momentos, la asociación acaba de iniciar una nueva campaña, la número 71, dirigida a los niños sin recursos y víctimas del terrorismo de la República Dominicana. Bajo el nombre de In Memoriam, pretenden recaudar libros, colchones y todo tipo de enseres para continuar con su labor: ayudar a quien más lo necesita.
"Necesitamos un local para alojar todo el material"
Pese a que en un principio, la Asociación de Guardias Civiles Solidarios contaba con uno de los locales de la Comandancia de Granada para alojar mantas, ropa, libros u otros materiales para ser enviados a los distintos países que lo necesiten, desde hace unos meses se han quedado sin sitio. "Ahora guardamos lo que podemos en el garaje de mi casa", comenta José Cabrera, "pero allí hay poco espacio y las cosas no caben. Tenemos en Jaén un montón de pañales para niños que nos han cedido, pero nos los podemos recoger porque no tenemos donde alojarnos". Pese a que la asociación ha solicitado a la Comandancia un nuevo local donde alojar su sede, aún no han conseguido nada, por lo que continúan a expensas de recibir una respuesta y encontrar un sitio donde ubicarse.
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