La "tataratatara… nieta" granadina de Moctezuma II

La "tataratatara… nieta" granadina de Moctezuma II
Gabriel Pozo Felguera / Granada

27 de febrero 2010 - 01:00

La descendiente más directa del imperio azteca es granadina. Se llama María del Carmen Enríquez de Luna y del Mazo, XII Condesa de Miravalle, a punto de cumplir 90 años. Es tataranieta de Moctezuma II en 16ª generación, el emperador más grande de México destronado por Hernán Cortés en 1520. Por sus venas corre sangre indígena mexicana hasta el punto de que su familia recibió durante cuatro siglos la "pensión de Moctezuma", una especie de compensación por sus derechos dinásticos. "Hasta 1933, mi familia tuvo reconocido ese derecho por España y México, y deseo que sea rehabilitado de nuevo", declara a Granada Hoy.

Cuando los aztecas entregaron su reino a Hernán Cortés, algunos descendientes, como "hijos legítimos del emperador" depuesto, tuvieron derecho a privilegios y rentas, a la "pensión de Moctezuma". Durante cuatro siglos percibieron religiosamente las rentas pactadas, primero por el Reino de España y después por los Estados Unidos de México. Una renta fijada en 1.480 gramos/oro, que al cambio actual supondrían anualidades de unos 60.714 dólares. Eso fue así hasta hace 86 años en que dejaron de pagarse por decreto presidencial. Sin mayor explicación. Todo un atropello y una vulneración del derecho.

¿Y qué derecho es éste? Maricarmen Enríquez de Luna deja claro que no le mueve el interés económico, sólo el del honor: "El honor de que se nos reconozca como legítimos depositarios de la voluntad de nuestros antepasados, de su linaje, de su sangre. De que se nos privó de un derecho de manera unilateral, antidemocrática, al que no hemos renunciado ni renunciaremos nunca. No perseguimos que México pague nada a los descendientes de Moctezuma, sólo que reconozca el derecho". En caso de que algún día consigan la restitución de la "pensión de Moctezuma", Maricarmen Enríquez tiene claro qué haría con ese dinero: "Destinarlo a ayudar a los pueblos indígenas mexicas, a través de una fundación".

"Imaginemos que a los mexicanos se les ocurre reinstaurar el imperio, como ya lo hicieron dos veces anteriores" -comentamos-, "y enlazar con el primer descendiente del emperador Moctezuma II…" "Pues ésa sería yo", responde divertida la Condesa. En ella están depositados los derechos dinásticos de Moctezuma II, aunque el penacho imperial mexicano era electivo entre la nobleza, no hereditario.

El origen de la Pensión

El origen de esta historia se remonta a 1519, año del desembarco de Hernán Cortés. ¿Cómo consiguió Cortés sojuzgar a los mexicas con sólo 40 jinetes y 400 infantes? Rápidamente se percató de los odios intertribales y los alimentó. Reinaba en Technotitlan (México) Moctezuma II Xocoyotzin, que había subido al trono en 1502. En su persona concentraba todos los poderes terrenales y espirituales. Sus creencias religiosas profetizaban el regreso de su dios Quetzalcoatl precisamente por aquella época, proveniente del mar, sobre un ciervo y con un penacho extraño. Esa descripción tenía cierto parecido con la figura del conquistador Cortés subido en su caballo (animal desconocido por los mexicas), con resplandeciente armadura y de casco empenachado. La conquista fue fácil, aunque también sangrienta.

Lo cierto fue que para 1524, los españoles habían tomado el control del imperio, Moctezuma estaba muerto y en su lugar reinaron brevemente otros dos emperadores, verdaderos títeres en manos de Cortés. Poco antes de morir Moctezuma II, dicen que herido de una pedrada lanzada por su propia gente, pidió a Cortés que protegiese a sus descendientes, especialmente a sus tres hijas bautizadas.

¿Qué se entendía por descendientes de Moctezuma II? Si hacemos caso a los historiadores españoles, el antepenúltimo emperador mexica tenía a no menos de 150 doncellas embarazadas cuando llegaron; se le mencionan por lo menos 17 hijos con varias concubinas. Pero Moctezuma II hizo hincapié en tres de ellas, de nombres españolizados tras recibir bautismo: Isabel (Tecuichpoch), María y Marina. Y concretamente pidió, ya moribundo, especial atención por la mayor, hija legítima de emperatriz: se llamaba Isabel de Moctezuma y contaba sólo once años.

Isabel de Moctezuma casó, en su pubertad, con los dos siguientes emperadores mexicas (Cuilláhuac y Cuauhtémoc), tío y primo suyos, respectivamente. Los dos murieron pronto y sin haber dejado descendencia con ella. Hernán Cortés la acogió en su casa y decidió casarla con uno de sus capitanes, Alonso de Grado; al poco tiempo de casada, Isabel dio a luz a una hija ilegítima, pues al matrimonio había ido embarazada de su concubinato con Cortés. No tuvo tampoco descendencia en su tercer matrimonio con Alonso de Grado. Volvió a contraer matrimonio Isabel de Moctezuma por cuarta vez y con otro español, Pedro Gallego de Andrada. Con éste engendró a Juan de Andrada Moctezuma. Muerto su cuarto marido en 1530, el quinto y último le sobrevivió y procreó cinco hijos con él. Para asegurar la supervivencia de la emperatriz viuda, además de hija de emperador, Isabel de Moctezuma recibiría las rentas que le proporcionase el denominado Señorío de Tacuba. Por tal se entendía una enorme extensión de terreno y pueblos al borde del lago. Hoy, el antiguo Señorío de Tacuba se correspondería con una parte importante de la capital mexicana (Catedral, Zócalo, Biblioteca nacional, Hipódromo, etc).

Aquel privilegio concedido por el virrey Cortés fue ratificado posteriormente por todos los monarcas españoles, para disfrute a perpetuidad de Isabel de Moctezuma y sus descendientes. Esa pensión no conllevó la renuncia a los derechos dinásticos por parte de Isabel de Moctezuma; contrariamente a lo que hizo la saga de su hermano mayor, Pedro de Moctezuma, a favor de Felipe II, a cambio de determinadas mercedes.

Isabel de Moctezuma vivió 41 años. En 1550, sintiéndose morir, dictó testamento; el Señorío de Tacuba, lo que se dio en llamar la "Pensión de Moctezuma", recayó sobre el único hijo habido de su cuarto matrimonio (Juan de Andrada Moctezuma), excepto una parte formada por tres pueblos que los donó al primogénito de su quinto matrimonio (Gonzalo Cano Moctezuma).

De Juan de Andrada Moctezuma arrancó la primera rama, primera línea, de descendientes de Moctezuma II que hoy ostenta la familia de la Condesa de Miravalle.

Sangre azteca y española

La sangre azteca corre por las venas de Maricarmen Enríquez de Luna y del Mazo; tiene cinco hijos y varios nietos. Pero también criolla y española. La sangre española que llevaba Pedro Gallego de Andrada, un sevillano enrolado en la conquista de Nueva España, pasó a mezclarse con la azteca en descendencia con Isabel de Moctezuma; a partir de ahí, sangre criolla (españoles nacidos en México) y española ha seguido mezclándose. "Mis antepasados vivieron durante algo más de tres siglos en México", rememora la XII Condesa de Miravalle, "dedicados a la milicia, la agricultura, a la explotación del negocio del azúcar, a la ganadería y también al desempeño de puestos en la administración colonial". Durante las once primeras generaciones, la estirpe de Moctezuma II a partir del primogénito de su hija Isabel exhibió el apellido Moctezuma en sus tarjetas de visita. Algunos de los nobles criollos eran liberales y apoyaron las oleadas revolucionarias iniciadas a partir de 1810, incluso se atrevieron a firmar el Acta de Independencia de 1821. No preveían que aquello iba a suponer su sentencia de muerte como grupo social reconocido, pues la república acarreó la supresión de los títulos nobiliarios. La nobleza de Nueva España, iniciada por Hernán Cortés, se diluía y pasaba a ser burguesía terrateniente. El golpe de gracia se lo dio el decreto de desvinculación publicado en 7 de agosto de 1823. Ahí comenzó la diáspora de las ramas de los Moctezuma-Miravalle. La mayoría de ellos siguió siendo un mexicano más, con mayor o menor poderío económico e influencia política. Otros, en cambio, como fue el caso de la rama primera que ostenta el título de Condado de Miravalle, pasó a España. El motivo no fue una huida o un exilio propiciado por la supresión de los privilegios de la nobleza colonial, sino una cuestión doméstica mucho más sencilla de explicar: María Mercedes Trebuesto Casasola, XIII descendiente de Moctezuma y VII Condesa de Miravalle se había casado en la catedral de México (23.X.1823) con el teniente coronel de los Reales Ejércitos españoles Lorenzo Serrano del Corte. Ella, la Condesa, se desplazó a España siguiéndolo en su nuevo destino; en España (Granada) vivió el matrimonio un tiempo. Pero siguieron percibiendo la "pensión Moctezuma", pues para esa época ya había sido registrada en el Gran Libro de la Deuda Pública de México con asiento número 174.

A partir de ese momento, la familia Moctezuma-Miravalle y el consiguiente título de Condado de Miravalle se encuentra ligado a la ciudad de Granada. En la familia han abundado los empleos militares y eso les ha llevado a residir algunos periodos fuera, pero su casa quedó fijada al pie de la Alhambra, en la Carrera del Darro, 5.

Ni olvidado ni perdonado

Maricarmen siguió a su padre, primero, y a su marido, después, en los sucesivos destinos militares por España y el Protectorado de Marruecos. "Las propiedades de la familia en México las dejamos en manos de sucesivos administradores", recuerda con pesar, "las abandonamos en malas manos, e incluso tampoco les prestamos mucha atención. De manera que todo se ha perdido poco a poco, sólo nos queda el recuerdo".

En 1933, la situación económica de México llevó a su presidente Abelardo Luján Rodríguez a descargar deuda pública. El 9 de enero de 1934 suprimió de manera unilateral el pago de las "pensiones de Moctezuma", tanto a los descendientes mexicanos como españoles. Aquel momento coincidió con la II República en España, que también había dejado en suspenso los privilegios de la nobleza española. Luego vino la Guerra Civil y el no reconocimiento del régimen franquista por parte de México. Todo fueron trabas a la hora de pedir explicaciones por la suspensión del pago de pensiones.

No obstante, hubo tímidos intentos por rehabilitar la "pensión Moctezuma". Al menos un heredero mexicano lo hizo. El recurso lo planteó en 1935 el Moctezuma mexicano Fernando Olivera Esperón.

Las relaciones diplomáticas se restablecieron entre México y España a partir de 1976. Entonces comenzaron de nuevo, tímidamente, contactos entre los Moctezuma españoles y mexicanos para rehabilitar el pago de la pensión. "Un buen día, hace unos años, decidimos mi hermana y yo pedir cita al embajador de México en España. Pero sólo nos recibió un funcionario; no nos ha contestado en diecinueve años a lo que le planteamos". Continúan en el intento: "Ahora confiamos en poder llegar al actual presidente, Felipe Calderón, y tener más suerte". "Sólo queremos el reconocimiento de nuestro derecho ancestral por parte de México".

Por lo pronto, los descendientes mantienen contactos entre sí. ¿Irán más allá si no reciben contestación del gobierno mexicano? "Hay gente que mantiene la tesis de que una demanda por vía judicial -aclaran los hijos de la Condesa- podría tener ciertas posibilidades de prosperar. Sobre todo si llega a un tribunal de justicia internacional. Pero no es ésa nuestra intención. Además, no podemos embarcarnos en un proceso judicial largo y costoso para conseguir sólo un reconocimiento honorífico, que no económico. Si el tema, por su atractivo mediático, lo cogiera un bufete de abogados internacional sin coste para nosotros… quizás nos lo pensaríamos. Pero, repetimos, no es el espíritu ni el deseo de mi familia el pleitear con la Presidencia de México".

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