Tranvía de Sierra Nevada, un siglo de un recuerdo que no se oxida
A punto de cumplirse cien años de su primer viaje, son muchas las asociaciones que piden recuperar este medio de transporte
Vuelven a reivindicar la recuperación del Tranvía de Sierra Nevada un siglo después de su primer viaje
Cuentan las crónicas periodísticas que el último día que funcionó el tranvía de Sierra Nevada, un buen número de ciudadanos se acercaron al Paseo de la Bomba para decirle adiós y que hubo una señora que le dio al conductor, Antonio Moreno Almendros (que llevaba 32 años haciendo la ruta), un pañuelo para que se secara las lágrimas. Aquello fue en enero de 1974 y medio siglo después las lágrimas de aquél pañuelo aún siguen húmedas, pues son varias las iniciativas puestas en marcha para recuperar este trayecto. La última ha sido la de la asociación naturalista Río Monachil que, con el apoyo del Ayuntamiento de Güéjar Sierra, pidió que se rescate la ruta del tranvía.
Esta petición supone un eslabón más de una larga cadena que se remonta ya varios años atrás. De hecho, en 2015, cuando se cumplían 90 años del primer viaje, la Asociación Granadina de Amigos del Ferrocarril y el Tranvía (Agrafat) junto a Dewanee se propusieron poner en funcionamiento una de las máquinas para el disfrute de los vecinos, para lo cual iniciaron una serie de actividades para lograr la financiación necesaria, como una ruta de senderismo guiada y teatralizada por la vía verde del tranvía.
Un año después, Agrafat unió esfuerzos con el Ayuntamiento de Cenes de la Vega, uno de los municipios que contó con una parada del tranvía con unas vistas que permitían disfrutar de unas vistas únicas, para mostrar las historias que guardaban los vagones de este medio de transporte. El objetivo de la muestra era doble, por un lado, que los mayores recordasen los viejos tiempos marcados por los raíles de la memoria, y por otro, que los jóvenes aprendiesen un poco de historia local siempre ligada al avance de las telecomunicaciones.
La exposición contó con varias piezas originales restauradas por Agraft como un asiento, el volante de freno y el enganche de unos de los vagones, además de una treintena de fotografías y recortes de periódico que narran la vida del tranvía. Una colección recopilada a través de la documentación de Agraft en archivos de prensa y de particulares cuyo leitmotiv es el vértigo, el que producen las fotos del tranvía cruzando puentes por los que daba miedo pasar y el propio vértigo de la historia, de los rostros que conforman la memoria del tren a la Sierra.
Y tras mirar al pasado, tocó mirar al futuro. En 2022, el Ayuntamiento de Güejar Sierra presentó, junto a los ingenieros Rafael García de la Mata y Juan José Lapuerta un proyecto que buscaba recuperar el trayecto, o al menos parte de él, de este tranvía. Concretamente, la idea del Consistorio, era recuperar un recorrido de cinco kilómetros desde la cola del embalse de Canales, cuya construcción fue la excusa o justificación que llevaron a la clausura, hasta el Barranco de San Juan. Es decir, la idea es recuperar la parte final del recorrido del por en el encajonado valle del Genil y no la totalidad del mismo, buena parte de él sumergido bajo las aguas del pantano cuando los niveles de almacenamiento están incluso bajos.
En cualquier caso, según explicó el Ayuntamiento en su momento, el proyecto no se cerraría en un futuro a recuperar la línea completa hasta las inmediaciones del Paseo de la Bomba, ya en la capital, en función del éxito, la demanda y las necesidades que generaría de nuevo el tranvía.
Los cinco kilómetros de recorrido aprovechan la antigua traza del tranvía, aquella que en su momento sirvió para una ruta teatralizada, que se inicia desde el restaurante La Fabriquilla, justo al final del embalse y al inicio de la subida al Puerto de Hazallanas. En este punto se situaría la primera cabecera, aproximadamente en el mismo lugar donde estaba la desaparecida estación de Güéjar Sierra, y empezaría a ascender hacia la de Maitena, cuyo edificio sigue en pie convertido en restaurante.
El centro neurálgico se situaría en la estación del Charcón, que también mantiene su estructura de parada después de ser restaurada. En este espacio, en la marcha derecha del río en sentido ascendente, se extiende una explanada de unos 400 metros cuadrados donde se situarían las cocheras y talleres y el centro de control de la línea en una vivienda, también recuperada por el Ayuntamiento de Güéjar Sierra, que ejercía en su momento como lugar de descanso para los visitantes, ya que desde ese punto partía el camino en caballos para los clientes del hotel del Duque.
El camino, tras atravesar cuatro túneles excavados en la roca y tres puentes, llega a la estación del Barranco de San Juan, donde también hay un restaurante de montaña muy apreciado por los excursionistas, donde los trenes invertirían la marcha.
Todo eso queda de momento sobre el papel, aunque hace un año sus responsables aseguraron que el proyecto era viable incluso, insistieron, con una ocupación del 50%. Dicho esto, tanto el Ayutnamiento como los responsables del proyecto abrieron sus brazos a que instituciones o empresas privadas se decantasen por "revivir" esta infraestructura, para lo cual sería necesario crear nuevos informes con tiempos estimados de entrada en funcionamiento. Aunque la obra civil ya está hecha, a falta de que se revise su estado de conservación.
Lo único que parece seguro es el precios estimado del billete, así como la forma de llegar al tranvía y los accesos que se habilitarían dentro de la localidad. El recorrido se recorrería en una media de 30 minutos; mientras que el billete, de ida y vuelta, sería de nueve euros para adultos y cinco para niños. Cada vagón tendría capacidad para 25 pasajeros, y cada convoy puede estar formado por dos o tres vagones.
En palabras de José Antonio Robles, alcalde de Güejar Sierra, que el tranvía volviese a funcionar supondría cambiar “definitivamente el estatus turístico" del municipio, lo que se traduciría, pronosticó el regidor, en la creación de empleos directos e indirectos y la captación de actividades comerciales, de hostelería y gastronomía, es decir, mayor riqueza y dinamismo económico.
“Desde el Ayuntamiento que tengo el honor de presidir, estamos firmemente convencidos de que este es el proyecto que hará que Güéjar enamore al mundo y dé a conocer su entorno de montaña único; una cuestión que nos permitirá despegar turística y económicamente, evitando la tan temida despoblación y que nuestros jóvenes se vean obligados a marcharse en busca de oportunidades”, apuntó Robles durante la presentación del proyecto de viabilidad.
El alcalde también apuntó como punto a favor que el regreso del tranvía propiciaría descongestionar el tráfico y eliminar el uso del vehículo privado en la principal entrada al Parque Nacional y Natural de Sierra Nevada. De hecho, la línea se valdría de técnicas de generación y aprovechamiento de energía renovables y respetuosas con el medio ambiente, "lo que lo convierte en un proyecto idóneo para optar a fondos europeos, en sintonía con los objetivos del Pacto Verde Europeo".
Por otra parte, el restablecimiento de la línea haría posible “recuperar una parte de la historia, poniendo en valor el patrimonio industrial de la provincia”, ya que se rescatarían los vehículos originales. “De modo que estaríamos ante todo un viaje en el tiempo, en la línea de otros proyectos de ferrocarriles históricos del centro de Europa”, expresó.
Precisamente, hace tan solo unos meses, en el que ya es el penúltimo capítulo de esta historia, el Ayuntamiento pidió a la Junta la cesión, para evitar su deterioro, del vagón que aún se conserva del tranvía. El Consistorio mantiene que apenas un año después de la presentación en sociedad del proyecto que determina que su reimplantación es "viable", continúa estableciendo contactos para que el proyecto vuelva a ser una realidad.
El 25 de febrero de 1925 aquel tren salió por primera vez de cocheras. Está a punto de cumplirse un siglo de aquel día, cien años por los que parece no haber pasado el recuerdo de aquel tren, que aún sigue vivo en el recuerdo.
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