Un traslado de “medidas mínimas críticas”

Arqueología

La extracción de la tumba en Villamena duró más de una hora llena de tensión

Un traslado de “medidas mínimas críticas”
Un traslado de “medidas mínimas críticas” / Alex Cámara

“Esto es de medidas críticas mínimas”, decía ayer un hombre mientras calculaba las dimensiones del pequeño camión que transportaba el sarcófago romano de Villamena. El señor tenía razón, la pequeña puerta forjada de la segunda entrada del Museo Arqueológico tenía la apertura justa para que pudiera entrar el vehículo.

Desde luego no había otra opción. Tras la hora de sudor, nervios, poleas, grúas, cuerdas y ojos tapados para no ver si el sarcófago chocaba en algún momento mientras era elevado del suelo, la pieza tenía que entrar hasta la Casa de Castril sin necesidad de levantarla a peso de nuevo.

Con más de 300 kilos y un valor incalculable, el féretro romano finalmente pudo entrar hasta el fondo del museo.

Más de una hora antes, el equipo de Gespad Al-Andalus ayudados por trabajadores de la constructora fueron quienes sacaron el sarcófago del yacimiento para realizar su traslado. La tarea se dilató durante casi una hora aunque los expertos se encontraban allí desde las 8 de la mañana, comentaba una de las arqueólogas, Carmen Jódar, que apenas podía mirar durante el momento de la extracción de puro nerviosismo. Ella será, además de la encargada de abrir el sarcófago una vez instalado en las salas del museo, quien lo restaurará, comentaron durante la extracción.

Para poder sacar el hallazgo, el equipo preparó una grúa, pero no fue suficiente debido al peso de la tumba, “que posiblemente contenga también tierra en su interior”, comentaba un ingeniero a sus compañeras que hacía vídeos con el móvil en el momento de la subida. Tal era el peso que cuatro trabajadores tuvieron que ayudar a la máquina no sin antes recurrir a cuerdas y dos grandes barras de hierro de andamio que hicieron de ejes de fuerza para sus brazos.

Finalmente llegaron los aplausos: el sarcófago estaba sano y salvo en la camioneta y tan solo quedaba dejarlo en el museo para comenzar su estudio.

El centro ubicado en la Casa de Castril incorporará a su inventario un nuevo peso pesado de la historia. Con más de 300 kilos de peso y casi 2.000 años de antigüedad, el sarcófago romano encontrado en la plaza de Villamena será el nuevo ‘niño bonito’ del centro que apenas cuenta con 2 meses abierto tras casi una década con el cerrojo echado.

El último tesoro en traspasar las puertas del Arqueológico fueron piezas de las termas romanas ubicadas en el Albaicín, antigua Iliberis. La cabeza laureada de un emperador romano en mármol blanco que fue depositada en el museo tras su extracción, es el pico del iceberg de lo que se encuentra bajo el jardín y el edificio del Carmen del Zenete, cinco galerías romanas de unos 28 metros.

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