El largo viaje de Kiev a Granada: "Soñamos con viajar por Europa, pero no por estos motivos"
Llegada de los primeros refugiados
"Soñamos con viajar por Europa pero no por estos motivos", cuenta Caterina, la cuñada de Svyatoslav, nada más llegar a la estación de autobuses
El sacerdote ucraniano del Santo Ángel Custodio pide que se siga manteniendo la ayuda
La iglesia de Granada llama a rebato para ayudar a Ucrania y ofrece hasta la Catedral
A Granada y a Kiev las separan casi 4.000 kilómetros pero ahora están más cerca que nunca. Granada, ciudad de acogida e intercultural, esta recibiendo a los primeros refugiados ucranianos que tienen que salir de su país por la invasión rusa. Y de los primeros en llegar son los familiares del sacerdote del Santo Ángel Custodio, la parroquia que desde el primer día está movilizando a la comunidad para recoger toda la ayuda posible para mandar al pueblo ucraniano.
La estación de autobuses de Granada ha sido el lugar de encuentro del sacerdote Svyatoslav Myrunyuk con su familia. Pasadas las 13:15 horas, el andén 3 de la estación recibía el autobús procedente de Madrid, donde sus seis familiares -su cuñada y cinco sobrinos- hicieron escala anoche procedentes de un vuelo desde Polonia, donde huyeron tras desencadenarse la guerra.
Svyatoslay y sus dos hijos estaban nerviosos y emocionados esperando el autobús. "H sido difícil para ellos despedirse de su padre", cuenta emocionado. Los ojos vidriosos por la emoción destacaban en un rosto cubierto por la obligada mascarilla pero que no ha impedido trasmitir su alegría por el reencuentro. Aunque con una parte de pesar por la familia que se queda en Ucrania. Con una banderita amarilla y azul, la bandera del país, han esperado a que bajen sus familiares entre el resto del pasaje del autobús.
Y en el reencuentro, abrazos, lágrimas y mucha alegría. Han podido llegar sanos y salvos a Granada la cuñada de Svyatoslav, mujer de uno de sus hermanos que se ha tenido que quedar en Kiev para combatir en la guerra; sus tres hijos y otros dos niños, hermanos, hijos de su hermana, que también se ha quedado en Ucrania con su marido y cuidando a su madre, ya muy mayor, pero que ha mandado a sus hijos para ponerlos a salvo en Granada con el resto de familia.
Agradecidos por la ayuda enviada desde Granada
"Muchas gracias a todos. Ha sido un viaje muy largo y complicado desde Kiev. Gracias por la ayuda que recibimos en la frontera y la que se está enviando a Ucrania desde Granada. Con gran alegría nosotros siempre soñamos en viajar por el mundo y por Europa pero no por este motivo", explica Caterina en el mismo andén de la estación de autobuses, cansada tras un viaje que comenzó el lunes por la mañana con el vuelo desde Polonia a Madrid, donde fueron acogidos por un músico amigo de su hermano, y que ha podido finalizar con éxito con su llegada a Granada. En Polonia han estado una semana esperando a poder coger el vuelo porque no ha sido tampoco fácil contar con el avión, que ha salido desde Varsovia.
Pero no es una alegría completa. "Tengo tristeza en el corazón porque hemos tenido que dejar allí a mis padres y mi marido, que nos ha ayudado a llegar a la frontera y va a ayudar al ejército para frenar la invasión rusa", explica traducida por su sobrino. Y por esa situación pide "oraciones y apoyo moral y psicológico" para una población que está viviendo una masacre.
Una vida estable dedicada a la música antes de la guerra
Caterina es músico profesional y cantante. Toca un instrumento tradicional ucraniano, la bandura, un instrumento de cuerda similar al laud. Con ella sus tres hijos y los dos sobrinos, sorprendidos por la expectación mediática y las cámaras a su llegada a Granada. Los niños tienen 9, 10, 11 y 14 años y la joven, 22, estudiante de odontología. El resto de niños cursaban sus estudios obligatorios en el colegio. Hasta ahora han estado haciendo su vida totalmente normal en su país hasta que la invasión rusa les sorprendió como al resto del pueblo ucraniano y se han convertido en refugiados de una guerra que dejará millones de desplazados.
Ahora, esta familia vivirá en el Albaicín y desde aquí seguirán minuto a minuto el desarrollo de la guerra, pendientes de sus seres queridos, de su país y esperando que finalice cuanto antes.
Mientras, en Granada, continúan las acciones solidarias para mandar material médico, comida y ropa a la frontera y para poder establecer un sistema de acogida con familias, en parroquias y hasta la propia Catedral, según confirmó el arzobispo, que ha movilizado a toda la diócesis para colaborar en este momento histórico.
Y Granada se ha ofrecido como ciudad de acogida. El lunes ya salió un primer autobús que traerá refugiados y se espera que hoy llegue a Polonia para traer a refugiados y serán más. Además, se lleva ya a la frontera toda la ayuda que se está entregando en la parroquia del Ángel Custodio del Zaidín. Ayuda que llega a la frontera pero que también pueden meter en Ucrania para la población que sigue allí gracias a los contactos que tiene la comunidad ucraniana granadina con el país, confirma el sacerdote.
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