Como la vida misma: operación Nochebuena en la estación de autobuses de Granada
Maletas, prisas y dársenas con viajeros inquietos en un día en el que muchos se reunirán con sus seres queridos
Granada pone en marcha un tren navideño y renueva la recogida de juguetes con el Magic Bus
Granada/Hay lugares que permanecen impasibles al paso del tiempo y a las épocas especiales que lo acompañan, ya sea la Semana Santa, el verano o la Navidad, y la estación de autobuses de Granada es ejemplo de ello. Este lugar que no deja de recibir y despedir a viajeros, autobuses, maletas, mochilas, objetos de todo tipo e incluso acompañantes de cuatro patas, consigue aglutinar en un pequeño espacio de la capital granadina un buen número de historias y sentimientos que afloran sin cesar como si de una película navideña se tratase.
Granada Hoy se ha desplazado a la estación de autobuses para conocer a algunos de los viajeros que vuelven a casa por Navidad en esta víspera de Nochebuena.
El ambiente no dista del habitual, las maletas ruedan sonoramente y los abrazos se suceden en unas dársenas llenas de viajeros inquietos en un día en el que muchos se reunirán con sus seres queridos tras meses o incluso años. La prisa es algo intrínseco en todas las estaciones de tren, autobús y también aeropuertos, y pese a que algunos nos exclamaban "no puedo, que no llego", otros simplemente corrían para hacer una visita al retrete antes emprender su extenso viaje.
Reencuentros inesperados
Mónica, de 23 años, ha bajado de un autobús procedente de Madrid sin saber que su grupo de amigos estaba esperándola con una pequeña pancarta tras su estancia en Francia. La chica, incrédula, ha abrazado a sus compañeros olvidándo incluso la maleta en el interior del maletero del transporte, alegando que "pensaba que ya estarían en sus casas porque algunos son de fuera de Granada y mira, me han esperado porque llevamos sin vernos desde septiembre. Es el mejor regalo de Navidad".
Mientras tanto, Francis, un hombre de unos 50 años, mira impaciente la enorme pantalla que indica los horarios de llegada y salida de autobuses. Este hombre de origen sevillano espera que su autobús parta hacia la ciudad de la Giralda y nos confiesa con un gesto risueño que "le dije a mi familia que este año llegaría para el postre y al final me han dado el día en el trabajo. Verás cuando me vean entrar por la puerta".
Viajes eternos
Sin embargo, unas dársenas acumulan más melancolía que otras, puesto que Alberto, un joven que se dispone a subir al autobús para dirigirse a Ferrol, donde le espera su gata enferma, explica apenado que "está mal y solo pienso en llegar cuanto antes, llevamos juntos muchos años".
A su vez, Roberto y Lidia se besan y abrazan sonrientes al reencontrarse después de que ella haya tenido una entrevista de trabajo en Jaén, la cual "no ha salido muy bien" aunque su pareja replica que "en estas fechas pediremos salud, ya nos preocuparemos del trabajo en enero".
Desconcierto y códigos QR
Los autobuses suelen ser despedidos por manos agitadas y besos dirigidos a unas ventanillas cada vez más opacas que impiden ver a nuestros viajeros. Natalia sujeta un móvil a todo volumen en el que se escucha a su hija, ya a bordo del transporte, indicar que está sentada "en la derecha mamá, vente por la parte que tiene abierta lo de las maletas". Sin embargo, uno de los buses ha sido despedido por ladridos, los de un pequeño perro que no ha dejado de ladrar hasta que el vehículo que transporta a su dueña ha salido de la estación, mientras que su otro dueño le tranquilizaba indicándole "venga hombre, qué pesadez de perro ... si viene el lunes".
Siempre hay viajeros que arrastran sus equipajes y cojines por toda la estación en busca de su autobús, aunque, la desesperación aumenta cuando este te llevará hasta tu hogar para pasar la Nochebuena y el posterior 25 de diciembre. "He preguntado a tres conductores diferentes, llevo mi billete en papel y me dicen que mi autobús será otro", nos explica desesperada Andrea, una chica de origen latinoamericano.
"Me han dicho que me retire un momento de la cola para que se monten los demás", asevera con malestar Jorge, un joven manchego cuyo código QR no ha pasado el visto bueno de la máquina que portan los conductores. Finalmente, tanto Andrea como Jorge han conseguido subir a sus respectivos autobuses tras una carrera y una tercera lectura del código.
La estación de autobuses sigue siendo un lugar de paso, un recinto que los turistas olvidan cuando atraviesan sus puertas para descubrir Granada, y para los viajeros habituales es un trámite obligatorio para reencontrarse con aquello que más estiman. Mientras unos esperan con ansia la reunión con sus seres queridos, otros maldicen viajes largos y afrontan despedidas dolorosas. En cualquier caso, la estación muestra el reflejo de la propia vida, con historias y pasajeros que vienen y van como cada Navidad en la ciudad de la Alhambra.
Temas relacionados
No hay comentarios