20.000 voces alimentan el Día de la Mujer en Granada

En la celebración del 8 de marzo aparecen por primera vez las reivindicaciones del bloque latino-caribeño racializado

20.000 voces alimentan el Día de la Mujer en Granada

“¡Está vivo!” gritaba el Víctor Frankenstein cuando veía que su creación comenzaba a reaccionar ante los estímulos del entorno. El mismo Frankenstein, la criatura, estaba compuesto de mil y una partes venidas de otros tantos cuerpos y aún así estaba vivo –¡estaba vivo!– y aunque con contradicciones, tenía certezas sobre su destino.

El feminismo irradia vida, promete futuro y también se compone de decenas de partes que no nacieron en un mismo cuerpo. Aún así, todas esas voces componen una misma certidumbre: el feminismo está aquí para quedarse.

Hace tres 8 de marzo Granada experimentaba lo que era la militancia feminista de calle. La mayoría de las decenas de miles de granadinas que salieron a manifestarse tras el bochorno social de La manada no tenían vínculo con asociaciones feministas ni militaban activamente, simplemente les latió la necesidad de defenderse como mujeres frente a un todo que se dibujaba implacable y que aparecía en muchos frentes: el machismo.

Ahora, tres efemérides más tarde aquel germen se ha hecho mármol y la cita con la manifestación en el Día de la Mujer es algo más que obligado, una necesidad moral para las mujeres de esta ciudad tal y como demostraron ayer las casi más de 18.000 mujeres que colmaron la arteria de la capital desde Triunfo hasta el Paseo del Salón.

La ciudad de Granada ha demostrado tener obligación feminista y dentro de ella una salubridad en cuanto diversidad que ya sí empieza a cantar el mismo tono que el resto del mundo, véase el movimiento de Latinoamérica.

Comenzaba la manifestación desde la puerta del instituto Padre Suárez con todo listo: pancartas, banderas y por supuesto, la ya imprescindible batucada feminista que abre el camino de la marcha, este año haciendo un bloque de unas 100 mujeres de tres formaciones distintas: Yemanjá, Lua da Rua, Treme Terra y Bembé. Eran las 12 horas y aún había gente que se acercaba a la vía principal desde las calles aledañas, el goteo fue frecuente durante todo el trayecto.

Sol, música, sororidad y toda la mañana del domingo para reivindicar un mensaje base: el feminismo ha llegado para quedarse. Era la voz viva que las decenas de miles de mujeres –también acompañaron hombres aliados– quisieron poner sobre la mesa este tercer 8-M en Granada.

La diversidad fue la clave de este domingo festivo y reivindicativo. Sindicatos y partidos políticos acompañaron sin hacer ruido que arañara protagonismo a las mujeres que esta vez se presentaron en todas sus formas: ancianas, jóvenes, maduras, con hijos o sin ellos, granadinas, latinas, blancas, negras, mulatas, heterosexuales, trans, bisexuales, lesbianas... toda la gama de realidades que conforman el 8-M más rico que ha visto esta ciudad y que ha demostrado saber convivir. Porque si no, no hay futuro.

Un grupo hacía hoy especial ruido en medio de la marcha: las mujeres del Bloque latinoamericano-caribeño que por primera vez se han unido para reivindicar su mensaje en Granada.

La asociación Nosotras forma parte de este grupo y ayer, todas dentro de un hilo blanco que las separaba del resto y con antifaces blancos para escenificar el silencio social al que se ven sometidas, marcharon para “dar voz al mensaje antirracista y reivindicar los derechos de las mujeres migrantes”.

En concreto, Nosotras alzaron la voz para reclamar dignidad para las empleadas de hogar y los cuidados “porque ya es hora” de que se les visibilice como trabajadoras de cualquier otro sector.

Ellas caminaban en silencio para reivindicar que “los cuidados están en el centro de la vida” y así representan la invisibilidad del Gobierno frente a los trabajos de hogar.

Unos metros más adelante se encontraban un grupo de unas 30 jóvenes del bloque feminista racializado. Ellas alzaron la voz juntas para salir socialmente del agujero en las que las mete doblemente el machismo por ser mujeres y por ser latino-caribeñas racializadas.

El bloque racializado sale por primera vez junto en Granada porque quieren mostrar el "capitalismo, el racismo y el machismo” se ceba especialmente con ellas y denuncian, la sociedad granadina no alcanza a verlo.

Las mujeres latinas son las que en la actualidad están siendo el pulmón del feminismo como demuestran las multitudinarias concentración y manifestaciones en Chile o en Argentina y la muestra de ese coraje salió ayer a colmar las calles de Granada. La lucha de estas mujeres es propia y asiste a una idiosincrasia particular como desmontaron con la lectura de su propio manifiesto coincidente con el ‘oficial’ de las plataformas 8-M y 25-N.

“A unas nos cuesta más que a otras estar en la calle”, sostiene una de las manifestantes “pero todas estamos en la misma lucha”, explican.

Colombia, Costa Rica, Chile, Uruguay son solo algunos de los países que conforman el pasaporte feminista de este bloque. “Vemos necesario que en Granada se cree una asociación de mujeres latinas, negras, asiáticas y gitanas porque en esta ciudad hay una separación constante que intenta hacer creer que aquí no existe gente no blanca para hacer políticas racistas”, sostienen desde el bloque.

También siguieron la marcha la plataforma feminista de madres Petra que se diferenciaron en cuanto a su reivindicación basal: que los permisos de maternidad y paternidad sean, al menos, transferibles.

Como es lógico e histórico, el colectivo LGTBIQ+ estuvo presente en la marcha. Granada Visible se unió a la manifestación y su paso estaba encabezado por la activista trans Kim Pérez que un año más no se perdió la cita. Este grupo clamaba por acabar “de una vez por todas” con la discriminación de mujeres trans, o lesbianas del movimiento feminista.

El Tren de la Dignidad apareció también en la cita. La plataforma clamaba contra la Junta de Andalucía por “arrebatar” las ayudas a 120 proyectos de asociaciones de toda Andalucía a través del Instituto Andaluz de la Mujer.

Estos, como los tantos otros grupos que asistieron a la marcha para reivindicar no solo las uniones, sino también –y como factor enriquecedor– sus diferencias, dieron a la manifestación todos los matices de los que se compone el feminismo. Como la vida misma.

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