35.000 voces contra la reforma laboral

Huelga General

La huelga general deja en Granada un baile de cifras, ya que los sindicatos aseguran que el apoyo al paro fue del 85%, mientras los empresarios lo cifran en apenas un 20% y aseguran que fue nulo en sectores como el comercio y el turismo

Foto: Miguel Rodríguez
Foto: Miguel Rodríguez

Los sindicatos advirtieron que el de ayer no era más que un episodio de la lucha de los trabajadores contra la reforma laboral, pero está claro que fue un episodio decisivo. Después de tres manifestaciones durante los meses de febrero y marzo, los sindicatos de clase se la jugaban ayer con la celebración de la gran manifestación de la huelga. Y, aunque para no variar hubo baile de cifras, bastaba salir a la calle para comprobar que la protesta contra la reforma no podría calificarse de otra manera que de multitudinaria. Más de 35.000 personas recorrieron ayer las calles del centro -precedidos por el cierre de persianas aquellos comercios que no quisieron hacer huelga pero que prefirieron no enfrentarse con los piquetes- para protestar contra la reforma laboral y para manifestar que "un Gobierno que miente se merece un pueblo que luche".

En cada jornada de huelga -al margen del motivo por el que se convoque-, hay ciertos lugares comunes. Lo es la manifestación de protesta, la actuación de los piquetes informativos desde primera hora de la mañana y el reparto de pegatinas y panfletos. Y también lo es el baile de cifras. Los primeros cálculos sindicales apuntaban a una participación de 35.000 manifestantes, aunque al cierre de la marcha UGT y CCOO aseguraban que la protesta contra la reforma logró congregar finalmente a más de 50.000 personas. Mientras que la última cifra de la Policía Nacional hablaba de apenas 12.000. Quizá sea más sencillo valorar la participación en la manifestación con un ejemplo gráfico: cuando la cabecera de la manifestación llegaba a su lugar de destino -la plaza Isabel la Católica-, la cola acababa de entrar en Pedro Antonio de Alarcón, así que no faltó demasiado para que formara un círculo por todo el centro de la ciudad.

Tampoco hubo acuerdo en la cifra de seguimiento de la huelga general. Los secretarios generales de UGT y CCOO, exultantes, aseguraron desde la cabecera de la manifestación que la huelga fue un éxito que contó con un seguimiento masivo. De media, los sindicatos cifraban la participación en el paro general -el séptimo de la democracia- en un 85%, lo que convertiría a Granada en una de las provincias andaluzas con más seguimiento del paro. Para escenificar el éxito de la convocatoria, UGT y CCOO apuntaron que en las grandes empresas granadinas el seguimiento fue masivo.

Sin embargo, este es un dato que poco tiene que ver con el que minutos antes lanzaban los empresarios. El presidente de la Confederación Granadina de Empresarios (CGE), Gerardo Cuerva, garantizó que, por la información facilitada por las asociaciones sectoriales y provinciales, la huelga apenas logró movilizar al 20% de los trabajadores granadinos, aunque en algunos sectores "no llegan ni al 5%".

El presidente de los empresarios aseguró que este fue el caso del comercio y la hostelería, donde apenas hubo un seguimiento del 5% en toda la provincia y nulo en la capital. En la construcción, Cuerva cifró en un 30% el apoyo a la huelga general, que fue del 25% en el sector agroalimentario. En el caso del campo, el representante de la patronal apuntó que ningún trabajador granadino secundó la huelga, y sólo reconoció un "paro más generalizado por la inseguridad debido a los problemas de huelgas pasadas" en el sector del transporte de mercancías.

Gerardo Cuerva aseguró que, con estos datos, los sindicatos deberían plantearse "si las huelgas sirven para crear empleo y para reactivar la economía" y si no sería necesario reformular la Ley de Huelga, aprobada en 1977. Cuerva garantizó que los empresarios granadinos no tomarán represalias contra los trabajadores que hayan secundado el paro general y lamentó, eso sí, que, frente al derecho a la huelga, "no esté tan claro el derecho al trabajo", en referencia a la actividad de los piquetes informativos.

Los sindicatos, que pronunciaron sus discursos más airados al cierre de la manifestación, no dudaron en contestar a Cuerva y rechazar de pleno la cifra de seguimiento ofrecida por la patronal. "Él no ha estado con nosotros, no ha ayudado a los compañeros que querían hacer huelga y no podían. Se cree que los piquetes empresariales han tenido efecto, pero no es así", señaló la secretaria general de UGT de Granada, Manuela Martínez, que pidió tanto a la administración como a los empresarios "que dejen de mentir, que dejen de decir que la reforma va a crear empleo cuando lo que hace es empobrecer a la clase trabajadora".

Ni Martínez ni el secretario general de CCOO, Ricardo Flores, dejaron claro que la de ayer no será la última protesta contra una reforma laboral "que convierte a España en la China de Europa". Flores aseguró que los trabajadores españoles no se van a resignar. "Estamos aquí para demostrarlo. Y seguiremos estando todas las veces que haga falta. Este Gobierno no quiere diálogo con los sindicatos y le vamos a demostrar que no se puede gobernar de espaldas a los trabajadores. No vamos a dar un paso atrás, vamos a conseguir que esta reforma laboral vuelva al cajón de la patronal conservadora, reaccionaria y fascista".

La fuerza de la manifestación, sin embargo, no tuvo el mismo reflejo en el seguimiento del paro a lo largo de la jornada. Porque, si bien es cierto que a primera hora de la mañana fueron muchos los comercios, fábricas y negocios hosteleros que cerraron sus puertas, también lo es que en muchas ocasiones las tiendas cerraban las persianas al paso del piquete o la manifestación, que en los polígonos industriales hubo muchas empresas que trabajaron a puerta cerrada y que bares y restaurantes decidieron abrir directamente sus puertas por la tarde para evitar conflictos. A medida que avanzaba la jornada -con la excepción de las dos horas que duró la manifestación-, el día de paro se parecía cada vez más a unos de esos domingos en los que las tiendas permanecen abiertas. La huelga, que podría haber sido mucho más mayoritaria, se quedó a medio camino.

Probablemente no tan general como esperaban los sindicatos ni tan minoritaria como querían los empresarios, lo único que puede asegurarse con certeza es que ayer miles de personas tomaron las calles granadinas para clamar contra la reforma laboral.

Y lo hicieron sin que hubiera que lamentar ningún incidente destacable, al margen de algún conato de conflicto entre comerciantes y piqueteros y algún que otro altercado verbal entre manifestantes y observadores de la protesta. Sí que hubo empresarios que se encontraron por la mañana con la cerradura bloqueada porque tenían pegamento o silicona. Pasó por ejemplo en tiendas de la calle San Juan de Dios y en el conservatorio de música Victoria Eugenia, donde alumnos y profesores entraron más tarde a las aulas y donde ayer estaba programada la final de un concurso de solistas. Las sedes de numerosos bancos de la capital fueron el blanco de la ira de la reforma. Amanecieron con pintadas y con basura desparramada.

Desde UGT únicamente reseñaron con malestar los problemas que se encontraron los piquetes informativos en Kinépolis. "En la anterior huelga no pasó, pero en esta parece que el Gobierno se ha creído que es un tema de orden público, porque ha duplicado el número de efectivos policiales".

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