¿Vuelos entre Granada y China? El aeropuerto podría acogerlos pero con limitaciones
El peso de los aviones al despegar o la altitud de la pista son algunos de los aspectos a resolver ante la posibilidad de aviones regulares con el gigante asiático
La terminal granadina se ha colado en una terna por la que también pugnan Málaga y Sevilla
Air China baraja el aeropuerto de Granada para establecer tres vuelos semanales con el gigante asiático
Granada/"La compañía tendrá que decidir qué aeropuerto le interesa más". Estas fueron las palabras del consejero de Turismo, Arturo Bernal, que han desatado todo tipo de elucubraciones, cuando la semana pasada anunció que la aerolínea Air China se plantea abrir una nueva ruta con tres frecuencias semanales entre Andalucía y el gigante asiático. Tres aeropuertos están en la terna, según el dirigente. Dos esperados (Málaga y Sevilla) y un tercero muy sorprendente (Granada). La preguntas entonces surgen y de forma muy sencilla: ¿cómo es posible que Granada sea candidata cuando apenas tiene vuelos internacionles? ¿Cómo puede ser que se pueda volar de Granada a otro continente cuando nunca se ha establecido siquiera una línea regular con África? Pero sobre todo surge una cuestión: ¿Puede el Aeropuerto de Granada acoger aviones y vuelos de este tipo? ¿Está preparado? De entrada, la respuesta es sí, pero con bastantes objeciones o limitaciones.
El Aeropuerto de Granada, en sus actuales condiciones, puede acoger todo tipo de vuelos. Tanto por capacidad de la terminal como de la pista. El edificio está en la última fase de su ampliación para acoger hasta dos millones de pasajeros anuales, teniendo en cuenta que hasta ahora ha acogido siempre vuelos nacionales e internacionales pero rango medio. Por otro lado, la pista de aterrizaje es lo suficientemente larga como para permitir aviones de mayor tamaño en el aterrizaje, pero sobre todo con el despegue. Las actuaciones más próximas en la terminal de Chauchina, una pequeña expansión del perímetro en el flanco oeste, y sobre todo, la implantación de la nueva tecnología que permita aterrizajes desde la cabecera este a partir de 2026, anunciada hace unos días por el ministro, vienen a mejorar aún más las condiciones operativas del aeropuerto Federico García Lorca.
Sin embargo, poner un avión en el aire no es tan sencillo como tener una infraestructura preparada para recibirlo. Hay mucho más, y en eso es donde estriba la dificultad para que se convierta en una realidad el posible vuelo entre Granada y Pekín o Shanghai, como deslizó el consejero de Turismo. El principal, según fuentes expertas en la materia, es el peso en el despegue. A mayor distancia de la ruta en cuestión, mayor carga de combustible. Llega a ser un tercio del total del avión a la hora de despegar de un aeropuerto, lo cual implica más tiempo para levantar el vuelo. En Granada, la presencia del macizo de Sierra Nevada tan próximo dificulta un poco más la maniobra de salida. La manera de compensarlo estaría en reducir el número de pasajeros, y por ello la carga de equipaje facturado.
Y ahí es donde la compañía tiene que echar cuentas. Air China es una de las aerolíneas más potentes del mundo, y conecta la gran economía del gigante asiático con todo el planeta. La decisión debe estar fundamentada en el beneficio económico y reducir el número de pasajeros en un avión no es lo más coherente en este sentido. Según los expertos consultados, "ya no solo tendría que llegar lleno, tendría que despegar también lleno de pasajeros". Si además se tiene en cuenta que la idea que se maneja por Junta y aerolínea es implantar tres vuelos directos a la semana, complica aún más esa posibilidad. En este punto serán fundamentales los estudios de mercado, y si Andalucía, y en concreto Granada, importan y exportan cerca de 1.800 pasajeros semanales con China (a un promedio de 300 pasajeros por vuelo).
Los aviones
En este punto entra el tipo de avión que se utilizaría para las operativas. Air China opera en España con los aeropuertos Adolfo Suárez-Madrid Barajas y Josep Tarradellas-Barcelona-El Prat. En concreto, en el de la capital del reino, se opera vuelos diarios con Pekín de ida y vuelta, y solo vuelos de ida con Guanghzhou cuatro días a la semana. También opera vuelos con São Paulo (Brasil), La Habana (Cuba), y otros rango corto como Lieja (Bélgica) y París-Charles de Gaulle (Francia). En el de Barcelona opera también vuelos diarios de ida y vuelta con Pekín y cuatro días a la semana con Shanghai. Los vuelos Madrid-Pekín los realiza Air China con aviones Boeing 787-9 Dreamliner de 63 metros de largo y capacidad para 293 asientos, 30 en clase business y 34 en "turista superior", siendo el resto en clase turista, según las especificaciones de esta aeronave que aparecen en la web de la compañía china.
En el caso de los vuelos de Air China que operan desde Barcelona, lo hacen con aviones de la compañía Airbus, en concreto con los modelos A-333 y A-359, ambos de 63,7 y 66,8 metros de largo, con capacidades para 311 y 301 pasajeros, según el modelo, pero que tienen el común el mismo número de asientos en clase turista (255), restando los que quedan a las clases business y "turista superior", en datos también extraídos de la web de la aerolínea.
Por comparar, en la actualidad los aviones más grandes que recibe el Aeropuerto Federico García Lorca Granada-Jaén son los Airbus de la familia A320, con algunas variantes como el 321, que miden entre 37,6 y 44,5 metros de largo, y que acogen de un rango de entre 185 y 236 pasajeros, según disponga la aerolínea, en este caso Vueling, para vuelos de medio alcance con Europa (París, Londres) o internos (Canarias, Barcelona o Bilbao). Las diferencias de longitud son evidentes así como las de peso. SI los gigantes intercontinentales de Air China desde España pesan entre 235 y 280 toneladas, los que llegan ahora a Granada, el que más, pesa 83 toneladas. Granada sí ha acogido aviones de tamaño similar y peso similar en operativas de charteo en los últimos años, sobre todo de dignatarios extranjeros. Sin embargo, las cargas de estos aviones, tanto en pasajeros como en la distancia recorrida, era inferior, lo que ha permitido su despegue y aterrizaje.
Altitud y terminal
Luego hay otro factor a tener en consideración y es la altitud. El Aeropuerto de Granada está a 567 metros sobre el nivel del mar, algo más bajo que el de Madrid-Barajas (607 metros). Al haber menos presión atmosférica y ser el aire menos denso, la fricción es menor y tanto para despegar como para aterrizar se necesitan realizar cálculos y correcciones porque se necesita una mayor longitud de la pista. Granada no tiene una pista precisamente pequeña. Mide 2,9 kilómetros y es incluso mayor que la que se utiliza actualmente en el Aeropuerto de Málaga, el gigante de la provincia vecina, que acoge el vuelo con Nueva York teniendo una pista de 2,75 kilómetros. El de Sevilla, el otro aeródromo andaluz que pugna por esta conexión, mide 3,36 kilómetros. Barajas cuenta con la pista 18R-36L, de 4,18 kilómetros de longitud.
Granada también podría tener problemas de aforo en el edificio terminal sobre todo el horas punta. Aunque se ha ampliado la zona de viajeros, el aeropuerto está dimensionado para picos de tráfico de pasajeros asumibles en hora punta. Si el vuelo con China se implantase en Granada, hipotéticamente habría que ajustar horas para evitar su saturación y evitar el acometimiento de más obras de ampliación, que ajustando la programación no serían necesarias. Y aunque no es condición sine quanom de las compañías, sería necesario habilitar un espacio lounge o VIP. En Madrid cuenta con una en la T1 de Barajas. Además, el público objetivo es de alto poder adquisitivo, lo cual también influye a la hora de establecer una ruta nueva.
Todos estos factores hay que tenerlos en cuenta a la hora de valorar la operatividad de Granada como destino de un vuelo de tan largo calado como este. De aquí a Pekín, como se dice coloquialmente. En algunos círculos se señala casi como una "ensoñación". Que no es imposible, pero que también es poco posible.
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