El 20-N vuelve a terminar con disturbios, cargas y miedo en la calle

La manifestación de 200 radicales antifascistas se salda con numerosos daños materiales y cuatro detenidos

Guillermo Ortega / Granada

21 de noviembre 2008 - 01:00

Empieza a ser una costumbre que la noche del 20 de noviembre termine con carreras en las calles, contenedores ardiendo, antidisturbios sacando a pasear las porras, detenidos y una sensación de inseguridad y hasta de miedo bastante desagradable.

Ayer no fue una excepción. Poco después de las nueve de la noche, y tras la concentración autorizada en la plaza de la Libertad, unos 150 radicales antifascistas se dirigieron a San Juan de Dios, pasando por la Gran Vía, mientras coreaban consignas contra los nazis -y también algún grito aislado contra la bandera española y a favor de los Grapo- sin que por entonces se notara aún la presencia policial.

En la puerta del hospital de San Juan de Dios había un coche policial, pero haciendo un servicio diferente, y ése fue su primer blanco. Rompieron los retrovisores y la luna trasera. En Gran Capitán, la situación empezó a volverse tensa. Varios contenedores que encontraron a su paso terminaron ardiendo en medio de la calzada, con serio riesgo para los coches que había aparcados al lado. Entonces sí aparecieron policías antidisturbios, que realizaron la primera carga. Los manifestantes, a la carrera, se disgregaron en grupos por las calles cercanas y la situación, en principio, pareció normalizarse. Pero pasadas las diez de la noche se recrudeció el conflicto.

En Puerta Real, los antidisturbios utilizaron sus defensas contra varios jóvenes. Había mucha tensión en el ambiente y también mucha incomprensión por parte de quienes nada tenían que ver y sólo estaban paseando por la zona.

Los policías lograron que los radicales no pasaran de ahí y también evitar lo que más se temía, que era el encuentro de éstos con los que habían acudido a la misa en memoria de Franco.

Pasadas las once seguía habiendo cargas y golpes en Puerta Real y en sus cercanías. A esas alturas había cuatro detenidos, acusados de los cargos de desorden, resistencia, atentado a la autoridad y desobediencia. Pero al cierre de esta edición era pronto para hacer balance. Un discreto despliegue policial vigilaría el centro durante la noche.

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