Bochornosa derrota en Eibar de un patético Granada CF (4-0)
Eibar-Granada CF Crónica
Ni los jugadores, superados en todo momento, ni Karanka, sin capacidad de reacción para evitar lo que se veía venir, pueden evitar un duro traspié fraguado en una espantosa segunda mitad
El Granada sufrió este lunes en Eibar una bochornosa derrota, la segunda de la temporada tras caer en la jornada anterior en Andorra. Perdió por 4-0 en el campo maldito de Ipurua, aunque esta vez hubo poco de ‘Día de la Marmota’ y mucho de preocupante mala actuación rojiblanca.
No se salvaron ni los jugadores, superados en todo momento por un rival con las ideas muy claras que mandó en todas las partes del campo, ni Karanka, que volvió a tardar demasiado en intervenir cuando todo el mundo veía lo que iba a ocurrir.
El Eibar ya fue mejor en el primer tiempo, que acabó 1-0 en otro despiste defensivo, como en Andorra, esta vez a balón parado. Lo de la segunda parte no tiene nombre, y si tiene alguno es el de ridículo total.
Ningún equipo de Segunda se puede permitir 45 minutos así, y menos uno que pretende ascender. Un espanto sin paliativas que tiene que hacer reflexionar a más de uno y de dos. Más que un toque de atención.
Esta vez no hubo casi ni ocasiones, como sí que pasó en Andorra. Tuvo dos Jorge Molina, una en cada tiempo, y el único disparo a meta del Granada fue en el minuto 87. Partido incomprensible e inadmisible del equipo, aunque hubiera bajas y sea principio de temporada.
Las bajas, la última de un Ignasi Miquel que no entró al final en la convocatoria, y la derrota en Andorra llevaron a Karanka a meter hasta cuatro novedades en su once, con Cabaco y Jonathan Silva estrenando titularidad en el flanco zurdo de la zaga, Petrovic aportando músculo a la medular y Jorge Molina gozando de la oportunidad que esperaba desde el inicio del curso.
El comienzo del partido fue igualado, con los dos equipos sin arriesgar y obligados por el rival a jugar en espacios reducidos, aunque el Eibar tenía mayor claridad y algo más de posesión.
Aketxe, desde su casa, puso a prueba a André en el minuto 12 con un chut envenenado que botó justo delante del meta, con Stoichkov a punto de aprovechar un rechace que acabó en córner.
El paso de los minutos sirvió para que aumentara el dominio local ante un Granada sin capacidad ni para encontrar opciones de ataque ni para dar más de dos pases seguidos. La primera jugada en que logró hacerlo acabó con un chutazo de Callejón al cuerpo de un oponente.
Esa acción dio aire a los visitantes hasta el punto de pasar de dominados a dominadores a base de alargar las posesiones, aunque todas estériles. Una de ellas acabó con un zurdazo a la grada de Jonathan Silva.
En esas estaba el Granada, empezando a sentirse cómodo, cuando llegó el 1-0 (25’) en una jugada de estrategia del Eibar que se zamparon entera los rojiblancos, hasta entonces firmes atrás.
Aketxe sacó un córner en corto, picaron los de Karanka y se abrió un hueco en la frontal del área para que Matheus pusiera el balón con clase en la escuadra de la meta de André. Antonio Puertas se comió la marca del medio armero.
Sin capacidad de reacción
La reacción del Granada no fue tan buena como en Andorra, ya que se mantuvieron los problemas del equipo para merodear con peligro el área de Joel. Silva ni profundizó ni centró bien desde la izquierda, algo que sí hizo en la derecha Ricard, el mejor rojiblanco del primer tiempo; Bodiger y Petrovic no construyeron y estuvieron fallones, de Antonio Puertas y Uzuni apenas hubo noticias, mientras que Callejón aparecía siempre muy lejos de zona peligrosa.
Hubo que esperar hasta el minuto 37 para hubiera un “uyyyy”, el único del primer tiempo. Uzuni se cambió de banda para intentar rascar bola y desde la derecha puso un buen balón a Jorge Molina, que se revolvió bien para poder disparar, algo que hizo agarrado por un contrario. Estuvo cerca tanto que el esférico fuese a portería como que Callejón llegara a remacharlo en el segundo palo.
El joven árbitro del choque, el catalán García Verdura, acabó enfadando a ambos equipos al descanso. A los locales porque los rojiblancos no vieron ninguna tarjeta y a los de Karanka porque tanto Aketxe como, sobre todo, Blanco Leschuk pudieron haber sido expulsados por doble cartulina amarilla. Fue tan claro lo del punta que Garitano lo dejó en el vestuario en el descanso.
Quien no hizo cambios en el intermedio, pese a que lo visto no convencía a ningún rojiblanco de bien, fue Karanka. De hecho, parecía ser el único que no veía que hacía falta cambiar algo pronto, ya que si la primera parte del equipo fue regular, siendo generosos, el primer cuarto de hora de la segunda fue lamentable.
Se jugó como quiso y a lo que quiso el Eibar, con una grave y clara incapacidad de los rojiblancos para evitarlo. A la hora de partido, justo después de que el técnico pensara que la solución era cambiar al lateral zurdo, Jorge Molina se anticipó a Joel para cabecear un balón que no encontró red al irse alto.
Y pasó lo que tenía que pasar, lo que nadie dudaba que iba a ocurrir. Llegó no solo el segundo gol del Eibar, sino también el tercero. En dos minutos, del 69 a 71, 3-0. Lo peor, como suele ocurrir en estos casos, no es marcador final, sino la forma en qué llegó y el hecho de que a nadie que viere el encuentro le extrañara lo que marcaba el electrónico.
El desastre
Por si el 1-0 no fue suficiente vacuna, Garitano le puso a Karanka la segunda dosis de pizarra a balón parado. Otro córner botado por Aketxe, otro saque en corto, otra mala defensa permitiendo el dos contra uno y otro disparo lejano, ahora de Tejero ante el pasmo de Uzuni y de Jorge Molina para marcar el 2-0.
Casi a renglón seguido, con los rojiblancos aún pensando en lo que estaba pasando, una mala salida desde atrás, con incapacidad posterior para despejar, acabó con un derechazo de Stoichkov para firmar el 3-0.
Justo después puso Karanka en el campo algo de las muchas cosas que estaban faltando: creatividad con Alberto Perea y desborde con los primeros minutos de Bryan Zaragoza. A buenas horas.
Pero el Granada no solo había dado el partido por perdido, sino que también decidió bajar los brazos, algo aún más grave que lo primero. André evitó el cuarto con una doble gran parada ante Matheus y Corpas, y Quique mandó un misil al poste.
Segundos después de que Bodiger, en el minuto 87, hiciera trabajar por primera vez a Joel, Bautista sí que anotó el 4-0 con una gran jugada personal ante la desesperante pasividad de la zaga visitante.
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