Los besos de Quini, Rita y los de Loja
Granada CF La Resaca
El lateral cordobés forma junto a Antonio Puertas y Víctor Díaz el reducido grupo de jugadores que permanecen en el equipo desde 2017 y que han aparecido en el momento clave para tirar del carro
Granada/Antes del partido ante Las Palmas, en el vestuario del Granada, Quini fue uno por uno abrazando y besando a sus compañeros. La imagen, no usual, se produjo por otro hecho también inhabitual: el cordobés fue el capitán del equipo en el partido ante los canarios.
Paco López, igual que todos los entrenadores que han pasado por el club en los últimos años, ha destacado varias veces la valía del vestuario rojiblanco, ha citado el grupo humano existente como uno de los mayores avales de ese plantel.
Quini, Antonio Puertas y Víctor Díaz son los tres futbolistas que se mantienen en la plantilla actual de la anterior etapa en Segunda. De hecho, los tres llegaron tras el descenso que coincidió con el inicio de la etapa de la propiedad china en la entidad, en el verano de 2017.
Y los tres, sea o no casualidad, están teniendo una relevancia especial en este último tramo de la temporada, que es el decisivo para intentar conseguir el regreso a la elite.
Los veteranos tirando del carro, la vieja guardia encabezando los tercios en la batalla, los líderes espirituales dando un paso al frente para que puedan ser seguidos por el resto, el Equipo A (al que dejaron cojo hace sólo unos meses con la salida de Montoro y Germán) como solución a los problemas, una vez más.
El gesto de Quini no deja de ser algo simbólico que se puede producir por parte de alguien que se lleva a matar con sus compañeros o buscando el lucimiento ante la galería, en este caso frente a las cámaras que lo graban. Pero no, quién conoce bien lo que se cuece ahí y el que durante años ha seguido las hazañas de estos ilustres jugadores sabe que es que real como la vida misma.
El ejemplo
Fuera y dentro. En el vestuario y en el campo. En los entrenos y en los partidos. La lesión de Ricard ha abierto las puertas de la titularidad al cordobés, que como los otros de la antigua camarilla es una garantía de éxito cuando está en el verde.
Ya fue el mejor en Zaragoza, disponiendo incluso de las pocas ocasiones claras del Granada en ese partido. Y ante Las Palmas casi vuelve a marcar y cuajó un sensacional partido tanto en defensa como en ataque.
A Víctor Díaz le tocó esta vez esperar en el banquillo, pero su salida fue clave cuando el equipo se colocó en los minutos finales en línea de cinco atrás. Su aportación en los últimos meses, cuando parecía difícil que el capitán volviera a tener minutos este curso, demuestra que hay futbolistas que van a más con el paso de los años y lo mucho que significa tenerle en la plantilla.
Antonio Puertas fue, posiblemente, el factor diferencial en el partido ante Las Palmas. En su búsqueda del once perfecto, Paco López le colocó como delantero formando pareja con Uzuni. El técnico decidió no variar su habitual 1-4-4-2, pero sí darle una vuelta de rosca con algunas variaciones importantes.
El que vale para todo
Una fue la posición del almeriense, el auténtico comodín de este Granada. Vale para ser solución como carrilero cuando no hay laterales, solución como interior o extremo cuando se busca ahí un jugador completo que defienda más que otros, y solución cuando necesario un punta que pegue con Uzuni más que Weissman y que ofrezca cosas distintas al israelí. Que nadie dude que el día que haga falta un portero por expulsión o lesión, el elegido será Antonio Puertas.
Cayó a banda, la pidió en corto y en largo, se asoció con todos, desequilibró con su técnica individual, pudo marcar de cabeza y con el pie, apretó en la salida del rival como si le fuera la vida en ello. Todo hasta que fue reemplazado por Paco López, con el estadio en pie viendo que no le quedaba ni una gota de energía. La había dejado toda, junto al alma, en el campo. Partido ejemplar de Antonio Puertas. Actuación para enseñar a los que quieren ser futbolistas.
El otro gran cambio introducido por Paco López fue apostar por el doble pivote más físico posible, con dos jugadores como Petrovic y Bodiger con gran recorrido y brillantes en el corte, la contención y la presión si el equipo está organizado y defiende de forma correcta. Pese al despiste del galo en el gol canario, el plan funcionó a la perfección.
Los de la media
Cuando se inició la pretemporada y el Granada empezó a acumular efectivos en la medular, que aumentaron aún más al llegar Pol Lozano en el mercado invernal, no eran pocos los que tenían claro que el doble pivote titular del equipo a domicilio tenía que ser Petrovic-Bodiger.
En una categoría como Segunda y fuera del Nuevo Los Cármenes, que juegue Rita. Dos ‘gigantes’ con físico y que no pase ni ‘el Tato’. Tras muchas pruebas, Paco pensó que esa era la solución en el vital duelo ante el talentoso equipo canario. Y no le fue mal la apuesta. Pinta a que repetirá, sobre todo a domicilio.
Movistar emitió hace tiempo un reportaje sobre el Sporting de Gijón de la temporada 1997-98, que con 13 puntos firmó la peor marca en la historia de Primera División. El documental se cierra con un joven aficionado del cuadro gijonés explicando que iba a ver los partidos del equipo, desde hacía semanas ya descendido, porque él siempre iba a ser del Sporting y que lo iba a seguir estuviera “en Primera, en Segunda o en Tercera”.
Los que creyeron
Es necesario recordar que los espectaculares ambientes de ahora, que tanto niño con camiseta del Granada, que las generaciones que ya nunca van a ser de otro equipo, son posibles porque hubo un tiempo, no tan lejano, en que un pequeño valiente grupo de irreductibles siguió creyendo.
Estuvo con el equipo en Tercera, se hundió con él en las catacumbas, el fango y la mierda. Sin dudarlo. Los de Loja, los 300 fijos de los partidos en que sólo se abría Tribuna. Si Víctor Díaz, Quini o Antonio Puertas hubieran vivido entonces en Granada, seguro que estarían entre ellos.
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