"Llego con hambre"

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Diego Martínez señala que firmar por el club rojiblanco es como "un cuento, uno muy bonito, que he tenido la oportunidad de vivir"

El técnico se siente "mejor entrenador que hace un año"

Kangning Wang y Fran Sánchez escoltan a Diego Martínez en su presentación como técnico rojiblanco.
Kangning Wang y Fran Sánchez escoltan a Diego Martínez en su presentación como técnico rojiblanco. / Álex Cámara
Enrique López

20 de junio 2018 - 02:34

Granada/Hace poco más de un año, en la presentación del que fuera entrenador del Granada CF José Luis Oltra, se trasladó sin miedo un mensaje de ambición para regresar a la máxima categoría del fútbol español. Doce meses después, y tras el fracaso deportivo que ha sufrido la entidad, la misiva es muy distinta de cara a la próxima temporada.

Y eso quedó confirmado ayer en la presentación de Diego Martínez Penas, el nuevo entrenador de los rojiblancos, que empleó un discurso comedido basado en tres palabras: humildad, ilusión y competitividad. En especial destacó la primera, aunque el nuevo inquilino del banquillo granadinista la matizó por la dificultad de la categoría en la que se encuentra inmerso la entidad presidida por Jiang Lizhang.

El gallego declara que el presidente le ha pedido "humildad, ilusión y competitividad"

Acompañado por Kangning Wang, vicepresidente del club, y Fran Sánchez, responsable de la gestión deportiva, Diego Martínez agradeció la confianza depositada en él tanto por el máximo responsable como por Antonio Cordón "para cumplir un sueño", destacó. En un discurso en el que recordó sus inicios como entrenador en equipos del fútbol modesto de la provincia, apuntó que "he vivido este sueño desde abajo, desde el barro y poder pertenecer al Granada CF para mí es una ilusión tremenda". En ese sentido, aceptar la oferta para entrenar en el lugar en el que se formó fue un decisión "tomada desde el corazón porque vuelvo a una ciudad que para mí es irremplazable".

Cuestionado por el objetivo deportivo de cara el nuevo curso, fue muy prudente, todo lo contrario que Oltra en su momento, y señaló que "lo primero que me han transmitido los responsables del club es humildad, lo segundo ilusión y lo tercero competitividad. Tenemos que olvidar lo que ha sucedido en los últimos años, regenerarnos y pensar en positivo". Un cambio de mentalidad que a nivel de afición no será fácil que cale y más con una campaña de abonados pendiente de iniciarse.

Incidió en las tres palabras en las que se basará el nuevo proyecto rojiblanco. Ilusión "para contagiar y llegar a nuestro límite"; competitividad porque "tenemos que dar lo mejor de nosotros mismos" y humildad porque "estamos en una categoría de una dificultad máxima y en la que somos un equipo más, pero creemos en nosotros mismos para intentar ser cada día mejores a través del esfuerzo".

Martínez, a sus 37 años, recordó que nunca se planteó como objetivo entrenar al Granada CF pero la verdad es que es "como un cuento, uno muy bonito, que he tenido la oportunidad de vivir. En mi carrera sí ha intentado siempre ser el mejor profesional que pueda ser en cada momento. Y eso ya lo tenía en la cabeza cuando comencé a entrenar en Albolote hace ya 17 años, en Armilla o en Motril. En esa fase inicial de mi carrera, la ilusión y la motivación es lo que ha hecho que otros equipos hayan confiado en mí para cumplir objetivos".

También recordó que cuando residía en Granada tuvo la oportunidad de ver en Los Cármenes la promoción con el Guadalajara, el Celta de Vigo o el Elche. Un proceso del crecimiento del club a nivel deportivo que sintió "como un aficionado más, como parte de esta ciudad que llevo muy adentro, por lo que sí que es cierto que es un orgullo y una ilusión entrenar a este equipo".

En su decálogo como técnico apostó por el esfuerzo colectivo "porque sólo así se consiguen cosas muy bonitas. Para mí lo ideal sería que el equipo sea capaz de transmitir y que todos nos sintamos orgullosos de él. A partir de ahí, la competición nos pondrá donde merezcamos", matizó.

En lo que no quiso hacer especial hincapié fue en el pasado tanto de su nuevo equipo como de Osasuna, el club del que procede y con el que tenía contrato un año más pero no cumplió con el objetivo de jugar play off y ambas partes llegaron a un acuerdo para rescindir la relación.

Sí que quiso dejar claro que en cualquier caso no quiere "pensar en el pasado pero sí aprovechar lo que seguro que se hizo bien porque habrá muchas cosas y, sobre ello, construir todos juntos e implantar una metodología conjunta. Como me dijo el presidente, hay que ir paso a paso".

Fue sincero al señalar que si Osasuna no hubiera encajado un gol en Soria ante el Numancia en el minuto 91 de la jornada 40 quizá "no estaría aquí, pero es que la línea del éxito es tan delgada como un partido, un punto o un gol". Más allá del resultado deportivo se sintió orgulloso de haber dejado en Pamplona "una cultura, una metodología y una manera de hacer las cosas en el día a día".

El técnico nacido en Vigo declaró sentirse "mucho mejor entrenador que hace un año porque en esta categoría cada partido te enseña algo por la igualdad y la competitividad que tiene", pero sobre todo manifestó sentirse "preparado, con hambre y confianza" para construir un equipo competitivo.

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