El Granada saca un punto de Almería en un encuentro loco y evita ser colista (3-3)

Granada/En un partido loco, el Granada CF sumó un punto en Almería donde empató a tres goles en un choque marcado por una gran desconexión en la recta final de la primera mitad en la que encajó tres goles. En la segunda mitad, anotó tres tantos, falló un penalti y estrelló en el último minuto del descuento un balón en la madera.

La historia del primer acto no es fácil entender. Los rojiblancos cuajaron unos buenos 25 minutos iniciales, con llegadas sobre todo por la banda de Bryan Zaragoza aunque, eso sí, sin disparar a portería. Pero tras un par de parones en el juego, todo cambió.

Dominantes

Los de Paco López comenzaron mandando, jugando casi siempre en campo contrario y con un estilete en la izquierda como Bryan, que hizo lo que quiso ante Arnau cada vez que recibió el cuero. Del malagueño salieron las mejores ocasiones visitantes. Primero con un centro que se paseó por todo el área sin encontrar rematador. Era el minuto 9. Sesenta segundos más tarde, de nuevo el canterano ganó línea de fondo y puso el cuero para Boyé pero Chumi se interpuso y mandó el esférico a saque de esquina que González Fuertes no señaló. La última de este tramo inicial fue un centro con el exterior del malacitano al que no llegó Callejón.

El Almería, con técnico interino en su banquillo, se vio algo sorprendido pero comenzó a quitarse el dominio con un par de llegadas, destacando un disparo de Leo Baptistao que salvó André Ferreira sin problemas. Puertas, que jugó con Boyé en punta, lo intentó en el 18’ en solitario pero su chut tocó en un rival. El buen arranque no dio sus frutos, algo que sí lograron los almerienses con un remate de Baptistao, tras una mala salida de Torrente, que el guardameta luso de los rojiblancos repelió con una buena mano abajo. En la acción, Ignasi Miquel chocó con Edgar y ambos tuvieron que ser atendidos en un primer parón. De hecho, el centrocampista local finalmente fue sustituido.

Al palo

En el 24’, Bryan disparó a la red tras una nueva acción personal. Baptista estrelló un balón en el palo en el minuto 28 y ahí se terminó el Granada CF. Un nuevo parón por un golpe que recibió Callejón tras chocar con su compañero Lucas Boyé y la pausa de hidratación terminaron con el control del partido por parte granadinista. En el receso, tras consultar a sus jugadores, Paco López le dijo a sus pupilos que “están con dudas, vamos a por ellos”. Pero nada más lejos de la realidad.

De ese momento, el Granada se descompuso. La última llegada con cierto peligro fue de nuevo una internada de Bryan que centró al segundo palo para que Callejón lo intentara, muy forzado, con la diestra. Todo lo bueno que se había hecho quedó en nada en apenas seis minutos, los que transcurrieron entre el 41’ y el 46’. En ellos, dos protagonistas: Ramazani y Luis Suárez. El primero asistiendo y el exrojiblanco ‘matando’ a su exequipo.

Una pérdida en una zona muy peligrosa de Gumbau terminó con pase del belga al colombiano que cruzó ante la salida de André Ferreira. Un jarro de agua fría que fue a más tres minutos después fruto de saque de banda que desesperó a todos. Ramazani recibió, le hizo un sombrero a Sergio Ruiz y cedió para la llegada de Luis Suárez que hizo el 2-0 a puerta vacía (44’). Y el desconcierto siguió en el descuento con una pérdida de Antonio Puertas que le permitió a Ramazani dar su tercera asistencia para su compañero, que tras eludir la salida de André y recortar ante un blando Torrente, hizo el 3-0 dejando en shock a la afición granadina.

Cambios

Un guión de pesadilla con el que terminó una primera mitad inexplicable. El técnico de Silla movió el banquillo y dio entrada a Miguel Rubio, Álvaro y Gonzalo Villar por Ignasi Miquel, Sergio Ruiz y Callejón. Cambió el dibujo con el lateral cedido por el Manchester United de carrilero junto a Ricard y Rubio, Torrente y Neva de centrales. El gallego dio mucha profundidad por su banda. El objetivo era tratar de meterse en el partido con un gol pero con mucho riesgo atrás, como era lógico.

Los rojiblancos siguieron sin disparar entre los tres palos y a la contra, los de Alberto Lasarte tuvieron sus opciones. Para empezar, con un remate de cabeza de Luis Suárez a centro de Embarba que no encontró portería. Los visitantes pudieron recortar distancias con un penalti cometido por Baba sobre Gonzalo Villar. La pena máxima la lanzó Antonio Puertas, el capitán, pero su excompañero Luís Maximiano detuvo con las piernas el disparo centrado del almeriense. Un nuevo palo.

Otra pena máxima

Pero el choque le dio una segunda oportunidad al Granada CF con un nuevo penalti cometido por agarrón de Arnau a Bryan Zaragoza que esta vez sí entró (66’) tras cambiar el lanzador y lanzar el malagueño. El Almería se relajó tanto que permitió a su rival meterse de lleno con un gol casi sin querer de Ricard, cuya intención era centrar pero el cuero tocó en el palo y sorprendió a Maximiano. Restaban 20 minutos más el descuento y tocó ir con todo. Se retiró Puertas y entró el tocado Uzuni. La afición desplazada al Power Horse Stadium en sus coches particulares y sin ayuda del club, se vino arriba y confiaba, al menos, en sumar un punto. Y llegó de nuevo la otra pausa de hidratación y la lesión de Suárez, que se fue ambulancia, y el partido se paró demasiado en perjuicio de los intereses granadinos.

Los indálicos no sabían si atacar o dar un paso atrás. Y en esas dudas, Uzuni logró lo que nadie esperaba al descanso. Un pelotazo de Miguel Rubio que prolongó Lucas Boyé dejó sólo al delantero albanés ante Maximiano que, con la zurda, puso el esférico en la escuadra. El estadio almeriense era un cementerio y únicamente se escuchaba a los seguidores visitantes.

Tuvo la victoria

Con Weissman en el campo y once minutos de descuento, los de Lasarte buscaron el gol de la victoria y Arribas, con un disparo con la zurda desde la media luna, estrelló el cuero en el palo derecho de Ferreira previo bote. Melero, a continuación, tuvo el 4-3 pero su intento no encontró portería. La respuesta fue un remate de Álvaro en el 111’ que dio en la madera para desesperación del banquillo y la afición granadina que estuvo cerca de ganar. Un esfuerzo enorme en un duelo que terminó con reparto de puntos. Pero el choque conlleva una conclusión: en la máxima categoría es imposible salvarse si casi en cada partido tienes que marcar cuatro goles. Es algo inviable. Al menos, se evitó ser colista.