Un triunfo en Cartagena con muchas dudas por el juego del Granada CF

Granada/El Granada CF venció en Cartagena, sí. Pero lo hizo dejando muchas dudas en su juego. A los rojiblancos les costó mucho dominar y controlar el ritmo de partido ante un descendido que le hizo dos tantos, falló un penalti y, de no ser por Mariño, pudo volverse de vacío de tierras murcianas.
Fran Escribá no repitió el once del Carlos Belmonte pese a la victoria y tan solo realizó un cambio, pero sin cambiar el dibujo ante el Albacete. Al no poder contar con Stoichkov, la única duda era saber qué jugador de los cuatro que tiene en el centro del campo se quedaría en el banquillo, y esta vez le tocó a Gonzalo Villar, que fue sustituido por Manu Trigueros, del que dijo el míster valenciano que estaba en buen momento y “había que aprovecharlo”. Eso hizo que Sergio Ruiz se mantuviera como eje del trivote en la medular, escoltado a los costados por el talaverano en la izquierda y Hongla en la derecha. Atrás no hubo cambios ni tampoco arriba, con Rebbach y Tsitaishvili en bandas y Boyé en punta de lanza.
La primera mitad, reconocido por el propio técnico, no fue buena...por decirlo suavemente. Sobre todo en los primeros 20 minutos se vio a un equipo apático, excesivamente relajado para lo que se jugaba y con demasiados espacios entre líneas que los departamentales los supieron aprovechar. La duda que siempre quedará es qué habría sucedido ante otro rival de más caché en ese primer tramo del encuentro.
Imprecisos
En once minutos, Mariño repelió con la nuez un remate de de Pepin tras un balón perdido por Rubén Sánchez, cuyo arranque fue lamentable. Las pérdidas en zonas complicadas se sucedieron pese a tener mayoría en el centro del campo. Millán, una isla arriba, tuvo en el 9’ otra clara oportunidad aprovechando la escasa contundencia de la zaga. Pero es que cuando se tenía el balón, el Granada CF no estaba nada preciso. Y así se adelantó el Cartagena tras un buen pase filtrado ante una zaga que recordó a anteriores citas.
Demasiada facilidad
El hueco en la medular cada vez que atacaban los de Guillermo Fernández Romo era demasiado para el único centrocampista que tuvo cierta pausa como fue Sergio Ruiz. Eso provocó numerosas llegadas al área de los visitantes. Y en un balón colgado, un penaltito de la edad moderna del fútbol por mano de Loïc Williams, pudo suponer el 2-0. Pero ahí apareció Mariño, como André Ferreira en Vitoria hace dos años, manteniendo vivo a su equipo tras repeler el disparo de Álex Millán. La importancia de tener un portero de garantías como sucedió en Albacete o frente al Almería.
El punto de inflexión
Y ahí llegó el punto de inflexión del choque pues en la siguiente jugada, y a balón parado tras la salida de un saque de esquina, Miguel Rubio empató. Fue la jugada clave del encuentro. Sergio Ruiz pedía calma a sus compañeros, en especial a Rubén Sánchez que no paraba de perder balones, mientras Hongla iba a su bola, bajando al trote a defender en su nueva posición. El cántabro trataba de juntar las líneas, pero para eso hay que ser disciplinados y no todos lo son.
Las pérdidas
Cada ataque del Granada CF en el que no se terminaba la jugada era un sufrimiento para los más de mil aficionados que estaban en la grada. Los excesivos espacios en la medular le facilitó la labor al cuadro local. Pero Hongla se inventó un pase al espacio para Lucas Boyé que el argentino no desaprovechó para voltear el resultado antes del descanso.
Más enchufado
Pareció más decidido a ir a por el partido el conjunto de Fran Escribá tras el descanso y, en diez minutos, gozó de tres ocasiones con Abde Rebbach como protagonista y Hongla, que obligaron a trabajar a Campos. Sergio Ruiz comenzó a descolgarse en ataque siendo su posición cubierta por sus compañeros y sorprendió en un par de acciones llegando desde atrás. Hasta que Neva le puso un caramelo a Manu Trigueros en la cabeza que el veterano centrocampista no desaprovechó.
Juntos
Con 1-3 y durante unos diez minutos se vio al Granada CF concediendo poco y con mayor control, pero en una contra Rafa Núñez le ganó la espalda a Carlos Neva para recortar distancias. Lo que parecía un partido controlado, no lo fue. Desde el banquillo se hizo un doble cambio, pero el dibujo no varió. Trigueros, con amarilla, dejó su puesto a Gonzalo Villar con el que se buscaba tener algo más de control en el eje algo que logró a cuentagotas, y Rodelas suplió a Rebbach. El cambio de siempre.
Ida y vuelta
Pero el Cartagena no renunció al ataque y convirtió la cita en un ida y vuelta con profundidad en las bandas. Escribá sacó del campo a Tsitaishvili para doblar el lateral en la derecha con Ricard, que cuajó unos buenos minutos. Posteriormente, ante el paso adelante del colista y tras la lesión de Boyé, el valenciano dio entrada a Borja Bastón y Weissman para, ahora sí, cambiar el sistema y jugar con el clásico 1-4-4-2. El Granada CF pudo finiquitar el envite mucho antes. Bastón estrelló un balón en el palo y se le anuló un gol. Ya no subió ningún gol más al electrónico pese a que se terminó pidiendo la hora en Cartagonova. Al menos los desplazados volvieron a casa felices, pero no con las mejores sensaciones.
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