Un Granada inoperante empata por inercia ante la UD Las Palmas

Empate a uno ‘in extremis’ del Granada en un encuentro donde sudaron sangre para generar ocasiones claras ante una UD Las Palmas a la que le bastó con el primer gol, un regalo de Marc Martínez, para estar cómodos durante todo el partido.

Los rojiblancos no salieron bien al campo, y es que tardó poco Pejiño en dar el primer gran susto con un disparo al palo. El primer gol de los canarios llegó, de nuevo, por un error del guardameta nazarí. Marc Martínez recibió un pase atrás de Jozwiak, y el ex del Cartagena se confió dejándola pasar. Con el balón en la línea de gol la despejó, pero un Cedric que confió en el fallo se lanzó y metió el balón en la portería con sus piernas. Otra vez un error del portero a los de Guille Abascal les tocaba remar contracorriente durante todo el encuentro.

Kamil Jozwiak estuvo siendo de lo poco rescatable de la primera parte del Granada. Muy participativo, con acierto en sus pases y regates. Conforme se acercaba el descanso, los rojiblancos se fueron acercando algo más a la portería de Cillessen. Javi Muñoz estuvo a punto de hacer el segundo con un potente disparo con la derecha que detuvo Marc Martínez, intentando redimirse del grave error que llevó al primer gol.

En el segundo tiempo, Rodelas fue el encargado de sustituir a Jozwiak, y Pablo Saénz a Melendo, siendo los dos únicos cambios de los rojiblancos. Unas bandas nuevas para carburar algo de peligro. El Granada mejoró en la presión, robando varios balones con uno de ellos casi acabando en el empate. Weissman probó desde su casa tras un robo viendo a un Horkas muy adelantado y el cuero se fue rozando el palo derecho.Los canarios estaban manejando el partido, y aunque no generaban tampoco mucho peligro estaban cómodos con el contol del balón. En el 60’, Guillermo Abascal hizo un popurrí de cambios dando entrada a Luca, Miguel Rubio, Rubén Sánchez -que debutó-, Hongla, Oscar, Brau y Faye. Casi sin poder percibirlo, el partido se plantó en el 70’ sin ocasiones claras en ningún bando.

El encuentro llegó a los últimos minutos con la misma tónica: ritmo lento y ninguna ocasión, lo peor para el espectador. Los cambios de Abascal no surtieron efecto y el partido siguió igual, hasta que en el 89’ llegó el gol del empate para robarles la victoria a los canarios y dejar las tablas en el marcador. Serigne Faye, el único rojiblanco que estaba poniéndole garra al partido, remató de cabeza estupendamente un centro de Brau en un alarde de potencia para poner el empate y maquillar el partido gris de los nazaríes. Poco más ocurrió, con los dos equipos aceptando el empate.

No termina de verse claro a que juega el Granada de Abascal, aunque en su defensa es cierto que ha tenido que sobreponerse a errores individuales que han costado goles y que pueden costar mucho en Segunda División.

Los principales señalados, ambos porteros cometiendo errores groseros, y la poca sensación de peligro generada arriba en estos tres amistosos. Toca seguir puliendo una maquinaria rojiblanca que no termina de arrancar.