El Granada de Escribá también pierde

La Resaca

El Levante era la primera prueba del algodón para el equipo y salió sucio el blanco elemento

Jugadores de Granada y Levante esperan un córner / Photographerssports

Granada/Pese a que la historia ha demostrado que ganar todos los partidos en el mundo del deporte es imposible, salvo para el Barça femenino de fútbol y el masculino de balonmano en determinadas temporadas, algunos ilusos pensaban que el Granada ya no iba a perder más, que quien gana cuatro puede ganar treinta, y que el equipo rojiblanco iba a ascender con la gorra paseándose cada fin de semana por los campos de la geografía española.

Eso, que es lo que está haciendo el Racing hasta que también caiga, que caerá, había llevado a determinados aficionados a creer que este equipo era poco menos que invencible con Escribá a los mandos, a borrar la palabra derrota de su diccionario.

El Levante trajo el domingo el Nuevo Los Cármenes una dosis grande de realidad con su victoria de 1-2 y, lo que es peor, demostró en noventa minutos que no todo es de color rosa desde la llegada de Escribá, protagonista total de la espectacular reacción del equipo en las últimas semanas.

A saber. Julián Calero, técnico del Levante, le ganó la partida al preparador rojiblanco en la teoría y en la práctica. En la primera parte porque el equipo granota fue mejor, llegó más y marcó, aparte de dominar desde su superioridad en el centro del campo. En la segunda porque el Granada, pese a tener más posesión, no supo cómo hincarle el diente al rival en ningún momento.

Empieza a ser preocupante la aportación individual de la mayoría de extremos y delanteros del Granada, que están muy lejos del nivel óptimo para ofrecer al equipo lo que se necesita de ellos. La racha de victorias ocultó que estos rendimientos concretos estaban siendo pésimos; ahora en la derrota saltan las alarmas por ellos. Tsitaishvili, Lucas Boyé, Uzuni cuando no tiene la fortuna de marcar, Jozwiak cuando ha actuado… tienen que mejorar muchísimo para estar a la altura.

Por no funcionar no le funcionaron a Escribá ni los cambios. Si en casa uno de los partidos anteriores los del banquillo habían aportado bastante y mejorado al equipo, contra el Levante no fue así salvo en el caso de Rubén, llamado a ser más protagonista por la derecha.

Era la primera prueba del algodón para el Granada de Escribá y salió sucio el blanco elemento. El Levante suponía el primer rival grande y favorito de esta liga, y el equipo perdió. Hay inmediatez para remediarlo porque el fin de semana próximo visita el equipo al Zaragoza en La Romareda.

Antes, la Copa. Que se lean bien los reglamentos los encargados, que ya hubo bastante con el ridículo del año pasado en forma de alineación indebida. Es el momento para que lo aprovechen algunos jóvenes del filial y los futbolistas que menos están jugando de la primera plantilla. Ante ese flojo rendimiento de varios que los habituales, el torneo se presenta como una gran oportunidad para que otros se reivindiquen.

Lleva una semana Diego Martínez como entrenador de Las Palmas y ya conseguido ya dos victorias con los amarillos, a los que ha hecho reaccionar. Su discurso también empieza a calar en la isla, donde quiere acercarse a conseguir lo que logró con el Granada. El granadinismo, que está repleto de viudas de Diego, se alegra de sus éxitos, aunque no en su totalidad. Jamás podré comprender a esos que no sonríen cuando las cosas le van bien a un ex que te ha marcado. Aunque parezca mentira, algunos quiere que Diego pierda, que a Bryan Zaragoza le vaya mal y no dé asistencias, que Samu Omorodion se lesione en lugar de que meta goles. Será aquello de que los infelices desean infelicidad para todos. Respetable, pero incomprensible.

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