Los gritos del silencio en Los Cármenes

Granada CF-Getafe | El otro partido

El fútbol regresa al estadio rojiblanco sin la presencia del jugador número 12

El momento más atípico de la nueva normalidad, cuando sonó el himno del Granada

Los jugadores del Granada, nada más saltar al terreno de juego
Los jugadores del Granada, nada más saltar al terreno de juego / Antonio L. Juárez
Sergio Rodríguez Acosta

12 de junio 2020 - 22:33

Granada/El nuevo fútbol llegó por fin a Los Cármenes. El balón volvió a rodar en un ambiente frío al que toca acostumbrarse por un tiempo. La hora del encuentro se aproximaba y la situación carecía del ambiente que suele rodear un choque del Granada. El calentamiento de los dos conjuntos fue acompañado por poco más que música. A falta de veinte minutos para el pitido inicial, el videomarcador del estadio emitió mensajes de ánimo de aficionados rojiblancos.

Frialdad

El himno fue un momento especialmente frío dentro del templo nazarí, pues el himno del Granada no es lo mismo sin que le acompañen miles de gargantas agitando sus bufandas al viento. Al himno le precedió un más que solemne minuto de silencio.

El Granada no pudo celebrar sus goles
El Granada no pudo celebrar sus goles / Antonio L. Juárez

Medié Jiménez dio inicio a la contienda con su silbato con los gritos de ánimo de los jugadores resonando por todo el campo. No habían pasado ni cinco minutos de juego y la voz de Diego Martínez sonó por primera vez para dar instrucciones a los suyos, que no podían acogerse al típico "no te escucho".

El primer grito en el silencio fue de Carlos Fernández, que se desplomó tras una disputa aérea. La caída del atacante derivó en la primera tangana del nuevo fútbol, que obligó al colegiado a hacerse escuchar .

El banquillo azulón gritó de euforia con el gol de Timor. Los aplausos a los héroes de la pandemia en la megafonía predecedieron la celebración visitante, que por supuesto incluyo abrazos. Tras encajar se pudo escuchar a Diego Martínez repetir en varias ocasiones la palabra “ritmo” a sus pupilos.

Bordalás, por su parte, tiraba de chiflidos para colocar a su equipo. La pausa de hidratación fue más un tiempo muerto bien exprimido por los dos técnicos.

La tensión del final del primer acto dio lugar a escuchar un sonoro "¡hostia!" de un Diego Martínez indignado con una decisión arbitral.

Remontada

En el segundo acto llegaron los primeros goles del Granada en la nueva normalidad, que desataron la euforia.

Diego Martínez, Raúl Espínola y Lucena se fundieron en un abrazo muy sentido para celebrar el primer tanto.

Los suplentes de ambos equipos, en las gradas
Los suplentes de ambos equipos, en las gradas / Antonio L. Juárez

En la nueva normalidad se pueda escuchar al tímido Rui Silva dar buenas voces para ordenar a su defensa.

El descuento de seis minutos dejó casi sin voz a Diego Martínez, mientras que Bordalás pateaba una botella de agua. El pitido final fue jadeado por el banquillo local. Este Granada sigue ganando y transmitiendo, algo que ya sucedía en la vieja normalidad.

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