Matteo Tognozzi y el casino de Los Cármenes

Granada CF

Las constantes apuestas fallidas del director deportivo nazarí, camino del cuarto entrenador en once meses, deja muy en entredicho su autoridad y criterio tras el fugaz cese de Guille Abascal

Matteo Tognozzi durante la presentación de Diego Mariño. / Antonio L. Juárez / PHOTOGRAPHERSSPORTS

La credibilidad de Matteo Tognozzi como director deportivo del Granada CF se ve aún más cuestionada tras la destitución de Guillermo Abascal, el tercer entrenador en apenas un año bajo su gestión, en el que el equipo vuelve a ser de Segunda. Con la llegada de un nuevo técnico, la afición se muestra escéptica, pues confiar en que "a la cuerta vaya la vencida" parece cada vez más difícil sin motivos de peso para dar ánimos.

Tognozzi, que llegó al club sin experiencia en la dirección deportiva en el fútbol español, asumió el cargo tras la salida de Nico Rodríguez y la criticada planificación deportiva del verano de 2023. Su primera decisión, aunque comprensible para algunos, fue considerada precipitada por muchos: la destitución de Paco López, el entrenador que había logrado el último ascenso del equipo, para traer a un desconocido Alexander Medina, sin experiencia en Europa o España. Desde entonces, las decisiones ni en el banquillo ni en fichajes no solo no han logrado revertir la complicada situación del club, sino que han hundido cuesta abajo y sin frenos a un equipo que sigue buscando estabilidad en un proyecto que se ha convertido en un ascensor.

La destitución de Abascal tan solo seis partidos oficiales después no hace más que volver a demostrar que no se puede apostar tanto en el fútbol, y menos en la Segunda División, una de las ligas más "perras" que existen, donde un día estás cuarto y otro decimosegundo. La decisión de traer a un entrenador a un equipo hundido en moral y descendido a Segunda no puede tratarse de un deseo personal o una apuesta, sino de criterios que, dentro de la subjetividad, den ciertas garantías de cara a la jungla en la que se ha convertido LaLiga Hypermotion. Este verano, el club necesitaba un golpe de efecto y de ilusión, fomentando un clima de unión que afecte positivamente a una plantilla que ha perdido la confianza.

Al técnico sevillano no le ha ido bien en lo deportivo y la afición se ha alegrado casi en su totalidad de su marcha, porque cuando las cosas no van bien la primera cabeza de indio es la del entrenador, que ha perdido muy pronto la partida. Ya sonó el "Guille vete ya" contra el Málaga y no tardó en hacerse realidad -de hecho un par de horas- aunque no todo va a ser culpa de un entrenador que sería el primer interesado en hacer bien su trabajo, le saliera o no, y que ha estado aquí poco más de tres meses.

Aunque también, el granadinismo debería echar la mirada hacia arriba, y criticar no solo las piezas de su tablero, sino quien las pone ahí. A estas alturas resulta complicado defender la capacidad de acierto del italiano, no su trabajo, encomiable desde el primer día, y es que dos mercados de fichajes que de momento no han salido bien quitando tres/cuatro jugadores y un total de cuatro entrenadores cuando se confirme la llegada de Escribá es un bagaje importante que comienza a pesar en su historial.

El mercado de invierno pasado trajo consigo hasta diez fichajes para el Granada CF, algunos de los cuales generaron desconcierto entre la afición. Entre las decisiones más cuestionadas estuvo la llegada de Marc Martínez, que relegó a Raúl Fernández a una salida injusta, por la puerta de atrás como otras leyendas del club que se han ido este año y con muy poco agradecimiento a un Trofeo Zamora que sigue a buen nivel en el Mirandés. No hay más que ver que han tenido que fichar a Diego Mariño como agente libre para tapar las carencias del portero catalán demostradas desde el día que debutó. Esto sumado a la incorporación de jugadores exóticos y poco conocidos en el fútbol español crean un cócter difícil de digerir. 

Sin embargo, algunas de las apuestas de Matteo Tognozzi se salvaron, como el liderazgo de Batalla, quien rápidamente se consolidó como referente en el vestuario; Jozwiak, que mostró su valía especialmente en la recta final de la temporada; o la pareja de uruguayos Bruno Méndez y Facundo Pellistri.

Por otro lado, fichajes como Piatkowski y Maouassa no cumplieron con las expectativas, y su paso por el club fue tan discreto que muchos ya habrán olvidado sus nombres. Estas decisiones, junto a los problemas de rendimiento, han complicado aún más la situación deportiva del Granada CF bajo la dirección de Tognozzi, al que se está señalando bien poco en comparación con la gran responsabilidad que tiene y que de momento no está floreciendo. Si se sigue tirando de la cuerda habría que cuestionar también a los que pusieron ahí al italiano, aunque para eso necesitaríamos otra pieza porque el sótano del fracaso del Granada siempre parece tener una planta más, y nadie viene a poner una escalera.

Toca de nuevo ilusionarse, confiar en que la situación mejorará y el equipo volverá a tomar el vuelo, dicen que la esperanza es lo último que se pierde.

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