Los recursos de Diego Martínez deciden
La Pizarra | Albacete - Granada CF
El cambio de dibujo con tres centrales y dos carrileros a los pocos minutos de iniciar la segunda mitad fueron la clave de la victoria.
La libreta de Diego Martínez volvió a dar resultado. Y ya van unas cuantas...sobre todo fuera de casa y en partidos determinantes. El técnico tocó a los nueve minutos de la reanudación la tecla necesaria para darle seguridad defensiva al equipo al recomponer la zaga con tres centrales, además de liberar de presión y trabajo a los jugadores con más ingenio sobre el campo: Puertas y Vadillo. La entrada de Pozo cambió por completo la imagen del equipo, que a los pocos minutos tuvo la segunda clara ocasión sobre la meta de Nadal (tras el poste de Quini en la primera parte), pero Vadillo no supo definir. Ramos, como buen goleador y hombre con experiencia, no falló tras ‘alucinar’, pero saber leer a la perfección, un invento de Puertas que le dejó sólo ante el meta del Albacete.
Temple inicial
Los rojiblancos no se plantaron nada mal sobre el césped del Belmonte en los primeros diez minutos de partido. Con mucha tensión y presión por parte de los locales, los nazaríes llegaron a dominar los primeros compases, pero poco a poco se fueron haciendo pequeños ante el empuje y mayor necesidad de los machegos, que pusieron a dos gladiadores en el área de Rui Silva, animados por la verticalidad de una línea por detrás con mucha movilidad, algo que la rojiblanca no encontró en el otro área.
Desajustes
La mayor preocupación llegó con la salida de la posición de Germán, al que la amarilla vista por una falta ‘arrepentida’ sobre Febas le sacó por completo del encuentro. Ni San Emeterio ni Montoro lograron poner orden a un equipo que pidió el descanso en los últimos minutos y que salvó el haberse ido con un resultado en contra al vestuario.
Personalidad
La demostrada por parte del cuerpo técnico, que decidió dar un última oportunidad al sistema en el arranque de la segunda mitad, pero que a los cuatro minutos de la reanudación vio como todo seguía igual y decidieron mover el árbol para ver si daba fruto. Y vaya que si dio. La entrada de Pozo como lateral de largo recorrido tuvo que hacer que Luis de la Fuente (seleccionador sub 21) se tirara de los pelos por no haberlo metido en la prelista para el Europeo de la categoría. El canterano sevillista cambió por completo el miedo y temor que la banda derecha del Granada CF había generado (a su propia afición) en el primer acto y se convirtió en el ala principal generador de juego. Para mayor medalla, la entrada de Ramos completó el doble acierto, ya que el colombiano volvió a salir enchufado y con la puerta, además del trabajo, en la mente, lo que le permitió definir a la perfección. La entrada de Azeez fue la habitual en las últimas semanas, buscando el recorrido del nigeriano, quien poco a poco se ha ido convirtiendo en uno de los recursos más habituales.
Equipo
Como ya ocurriera en Málaga hace unos meses, el Granada CF volvió a definir a la perfección la palabra equipo. El trabajo conjunto, el no pensar en lo individual por encima de lo grupal le acercó a volver a ganar en un campo donde nadie lo había hecho esta temporada, ya que el Carlos Belmonte era la principal baza de los manchegos para seguir optando al ascenso directo.
A un pasito
Es a lo que se queda el ascenso. El próximo domingo en Los Cármenes los de Martínez pueden regresar a Primera División con una victoria en el derbi frente al Cádiz. Ahora mismo todo el mundo apostaría a ese resultado, pero para alejar ansiedad también se debe de pensar que sólo son necesarios tres puntos de los nueve que aún quedan en juego. Pasito a pasito.
Afición
Mención especial merecen los casi 600 aficionados que se dieron cita ayer en el Carlos Belmonte. Los del Granada digo. Aquellos que se metieron casi ocho horas de viaje –entre ida y vuelta– un lunes al haberse pedido el día libre o tras su jornada laboral los de mayor resistencia física. La plantilla de Diego Martínez, sabedora del esfuerzo realizado por acompañarles, decidieron tener un gesto con los algo más de 200 que se desplazaron en los autobuses de peñas y pagar una parte de su propio bolsillo. Un bonito gesto que sigue uniendo a grada y césped, un idilio básico que ha hecho que el equipo esté muy cerca de lograr el objetivo, el que desde el vestuario se tenía muy escondido, pero que ellos cada semana veían más posible.
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