Las últimas derrotas hacen mella en la afición
Menos de diez mil personas acuden al Nuevo Los Cármenes en una noche marcada por el frío

Granada/El Granada y el Oviedo se enfrentaron este sábado en la primera noche primaveral de este año, que fue también una de las más gélidas y desagradables de la temporada. Pese a que la lluvia respetó, la afluencia de aficionados fue la segunda menor de la temporada.
Las últimas derrotas del equipo ante el Córdoba y el Cádiz hacen mella en la hinchada, que dejó más huecos que de costumbre en las gradas. Al final la entrada oficial fue de 9969 espectadores.
Al final, afortunadamente, hubo más frío que lluvia, lo que provocó que se animaran a acudir al estadio más aficionados que los que hubo en el pasado partido ante el Racing de Ferrol, cuando se registró una de las entradas más flojas de los últimos años.
La importancia del choque, con un rival directo como el Oviedo enfrente, también provocó que los seguidores rojiblancos no quisieran dejar solos en exceso a los suyos, aunque se echó en falta que la afluencia fuera mayor.
Cuando el equipo saltó a calentar se mezclaron pitos y aplausos porque aún duele las últimas derrotas fuera de casa ante el Córdoba y el Cádiz.
También, por primera vez, se oyeron pitos cuando desde megafonía tras el relato de las alineaciones se nombró al técnico Fran Escribá.
La noche comenzó con varios puntos de atención en los alrededores del estadio. Lluvia copiosa una hora y media antes del choque que cesó conforme se acercaba la hora del encuentro, cada vez menos gente para recibir al equipo en la llegada del bus al estadio y un homenaje de la Grada de Animación a los recientemente fallecidos Nico Hidalgo y Manolo Linares.
45 minutos antes del inicio se congregaron alrededor de medio centenar de personas junto a la Puerta 0 del estadio con una pancarta que recordaba a ambos y varias velas blancas. Tras el protocolario minuto de silencio y el encendido de las velas, el homenaje a los fallecidos derivó en una protesta contra los actuales dirigentes con gritos de “directiva dimisión”, “la grada somos nosotros” y “china vete ya”.
El tempranero gol de Lucas Boyé animó en parte a la grada, aunque la noche estuvo floja en cuanto a cánticos pese a los intentos de la Grada de Animación, siempre animosa.
El siguiente momento interesante del partido llegó en el minuto 70 con los primeros cambios del Granada, cuando Rebbach se fue quejándose del campo por haber sido sustituido para que entrara Rodelas y cuando Ricard fue recibido con algunos pitos al entrar al terreno de juego. La absurda expulsión de Huesca no la olvida la grada.
Al final, el Granada logró un triunfo que le mete de nuevo en la pelea. Seguro que si gana en Tenerife el viernes, contra el Almería el estadio estará otra vez a rebosar.
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