La tribuna
¿España fallida?
Sevilla/Con la escultura de Antonio Mairena como oportuno photocall y símbolo del cante cabal que defiende en su programa, frente a “uno de los emporios artísticos más importantes de la historia del flamenco”, Triana, y en unos jardines que llevan el nombre del poeta sevillano que engrandeció la soleá, Rafael Montesinos, el director de la Bienal, Luis Ybarra, ha prometido una cita llena de “noches únicas” que “no tienen vocación de girar, sino de ocurrir aquí”.
Así, poniendo el foco en la ciudad y en sus artistas, Ybarra ha apostado por una programación con carácter localista, del gusto de la afición más entendida, que responde al deseo “de que podamos hartarnos de decir ole”, apuntó. En este sentido, esta Bienal, cuyo lema Ole de nuevo parece nacer como respuesta a la filosofía vanguardista de la pasada edición, dirigida por Chema Blanco, busca ofrecer al público experiencias que pasan por “ver bailar o cantar en recitales” a algunas de las principales figuras de la escena jonda más que de presumir de superproducciones, novedades o estrenos absolutos (17 frente a los 23 mundiales y 5 nacionales de la Bienal de 2022).
En esta línea, el director de la cita ha puesto hincapié en esos encuentros “genuinos” que permitirán, por ejemplo, escuchar de nuevo a Miguel Poveda “cantando a todos aquellos artistas que inspiraron a Lorca, como Silverio, Manuel Torre, Pastora Pavón, El Tenazas o Manolo Caracol” o ver bailar a Eva Yerbabuena, que acaba de pasar por el Maestranza, en una propuesta dedicada Sólo a Sevilla “sin más argumento que su baile”.
De hecho, en clara ruptura con la línea anterior cuya programación, con cinco co-producciones internacionales, estaba vertebrada por el apoyo y patrocinio de otros teatros y festivales (como el Festival Flamenco de Madrid, Mont de Marsan, el Festival de Biarritz, la Bienal de Venecia, el Festival Internacional de Música y Danza de Granada, el Centro de Cultura Contemporánea Condeduque, los Teatros del Canal, el Teatro de Nimes o el Grec de Barcelona), la próxima Bienal contará únicamente como co-producción con el espectáculo de Israel Galván y “alguna colaboración puntual por determinar”, según explicó Ybarra a Diario de Sevlla.
Lo que sí mantendrá el actual director, como ha adelantado a preguntas de este diario, es el Giraldillo Internacional de Flamenco Ciudad de Sevilla, una polémica iniciativa que estrenó su antecesor con Eva Yerbabuena y que tenía como objeto reconocer con una dotación de 10.000 euros a "un/una artista que haya contribuido de forma singular a la reciente historia del flamenco en cualquiera de sus disciplinas, a través de una trayectoria artística de reconocida excelencia". Sustituyendo a los tradicionales Giraldillos que se concedían a los artistas más destacados del cartel en distintas categorías (Giraldillo al cante, al toque, al baile, al momento mágico, revelación…).
En cuanto a los espacios, se mantienen en número los diez de la pasada edición, confirmándose la ausencia del Teatro Lope de Vega, cuyo cierre por “imposibilidades técnicas” afectó a gran parte de la programación en 2022 y que desde octubre de 2023 permanece cerrado por el actual gobierno municipal para acometer las obras de rehabilitación. Al mítico coliseo sevillano le sustituirá como “bombonera del cante” el Auditorio Cartuja, el antiguo Pabellón de Canadá de la Expo 92.
Por su parte, no podrá disfrutarse esta vez del emblemático patio de vecinos del Hotel Triana que, como ha argumentado Ybarra está “inoperativo” pendiente también de una licitación por obras, por lo que su habitual programación en torno a los territorios del flamenco se trasladará al Muelle Camaronero (bajo el kiosco de las Flores de la calle Betis) donde se celebrarán los trasnoches dedicados a Extremadura, Jerez y al Puente mágico, entre Gualberto y Ricardo Miño. Además, como novedad, se incorpora Caixafórum para los espectáculos familiares con propuestas gratuitas de puertas abiertas durante el primer fin de semana, con el objeto de “favorecer la creación de nuevos públicos”.
El objetivo, por tanto, de esta Bienal es convertirse en “un espectáculo coral” donde “pasen cosas especiales”, para lo que a la programación de los teatros se le sumarán las actividades paralelas que se darán a conocer en verano y en la que, como ha adelantado el propio director, tendrá un peso fundamental “las calles de Sevilla".
En definitiva, una Bienal de autor que, en palabras del alcalde de la ciudad, José Luis Sanz, “está acorde con lo que Sevilla y los sevillanos se merecen” y con la que Sevilla “recupera su brillo” y su lugar “como capital mundial del flamenco”. Ahora, como él mismo manifestó, toca afrontar el reto para mantener esta posición no sólo durante la Bienal sino “día a día”.
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