Cine japonés para el espectador lejano
Salir al cine
La 3ª edición del Japanese Film Festival Online se celebrará en abierto desde el próximo 5 de junio hasta el 3 de julio con más de veinte títulos del más reciente cine nipón y un par de clásicos.
Aún resuena entre la cinefilia aquel libro de Noël Burch, To the distant observer, form and meaning in the Japanese Cinema, por cierto nunca traducido al castellano, que puso orden y conceptos estéticos diferenciadores a todo ese cine japonés descubierto a los ojos de Occidente tras la primera oleada exportadora de grandes maestros conformada por los Mizoguchi, Kurosawa, Ozu, Naruse, Gosho o Shimizu.
Quién sabe lo que pensará hoy Burch a sus 92 años, preocupado entonces por encontrar y analizar ciertas esencias y singularidades culturales de la puesta en escena y los modos narrativos del cine nipón, de los Kitano, Kore-eda, Hamaguchi, Kawase, Sono, Fukada o Kurosawa (Kiyoshi) que han venido a relevar a aquellos maestros en la primera línea de festivales y repercusión crítica como principales representantes de aquel cine, y si encontraría en sus películas algunos rasgos distintivos o heredados de las viejas tradiciones más allá del nuevo ecosistema del cine globalizado y sus tendencias.
Son muy pocos hoy los cineastas japoneses que consiguen estrenar sus nuevas películas en nuestro país, apenas algunos de los arriba mencionados y, ocasionalmente, títulos de anime (Miyazaki, Shinkai, Hosoda) o blockbusters como Godzilla que tienen su propio nicho de seguidores y fans por todo el mundo. Si bien uno echa en falta algunos títulos recientes destacables que han circulado o circulan por otras plataformas, pienso por ejemplo en el estupendo drama ambientado en el mundo del boxeo femenino Small, slow and steady, de Shô Miyake, o en la escalofriante y depurada Chime, de Kiyoshi Kurosawa (lean por favor a Santi Gallego en el blog El kinetoscopio digital), la iniciativa del Japanese Film Festival Online organizada por la Japan Foundation se nos antoja más que atractiva a la hora de acercarnos a la realidad de aquella cinematografía y no necesariamente desde la perspectiva de autor, sino confirmando la vitalidad comercial y la diversidad genérica que sigue imperando en una de las industrias más potentes del mundo.
Veinte títulos componen esta tercera edición internacional del certamen, que se celebrará del 5 de junio al 3 de julio con el fin de promover a través del cine la lengua y la cultura niponas en 27 países de todo el mundo, entre ellos el nuestro mediante una simple inscripción online, de forma totalmente gratuita y con disponibilidad de subtítulos en castellano para todos los títulos. La principal novedad de esta cita es que, por primera vez, el público podrá disfrutar además de temporadas completas de dos series, Downtow rocket (2015) y Rikuoh (2017), esta última protagonizada por el popular Koji Yakusho, a quien hemos visto en la reciente y premiada Perfect days, de Wim Wenders.
De la comedia al drama, del documental al cine de terror, pasando por una representación de la mejor animación japonesa (Kimba, the White lion, 1997, nueva versión del anime de Osamu Tezuka) y un clásico restaurado (24 ojos, 1954, de Keisuke Kinoshita), el Festival ofrece una ocasión única para ver en abierto una selección de títulos inéditos en España.
Es el caso de I Am What I Am (2022, Shinya Tamada, 2022), un drama romántico moderno, Kiba: The Fangs of Fiction (2020, Daihachi Yoshida, 2020), un thriller ambientado en el mundo editorial, BL Metamorphosis (2022, Shunsuke Kariyama), retrato de la amistad entre dos mujeres unidas por su afición al manga, My Broken Mariko (2022, Yuki Tanada), adaptación de un premiado manga, School Meals Time Graduation (2022, Maya y Shin’ya Ayabe, 2022), segunda entrega del spin-off cinematográfico de una popular serie de televisión ambientada en los años 80, The Handsome Suit (2008, Tsutomu Hanabusa), una comedia romántica con sensibilidad pop que pone en cuestión los cánones de la belleza, The Lone Ume Tree (2021, Kôtarô Wajima), un drama que describe la tierna relación entre una madre y su hijo autista, The Zen Diary (2022, Yûji Nakae), basada en un ensayo del novelista Tsutomu Mizukami sobre sus propias experiencias con el popular cocinero Yoshiharu Doi, We’re Broke, My Lord! (2023, Tetsu Maeda), un jidai geki que viaja al Japón de los clanes de 1840, We Made A Beautiful Bouquet (2021, Nobuhiro Doi), un romance escrito por Yuji Sakamoto, guionista de Monster, de Koreeda, la comedia nupcial Wedding High (2022, Akiko Ôku), The Lines That Define Me (2022, Norihiro Koizumi, 2022), sobre la relación entre un maestro y su pupilo en el arte de dibujar con tinta china, y Father of the Milky Way Railroad (2023, Izuru Narushima, 2023), biopic sobre la figura del poeta Kenji Miyazawa, también protagonizado por Kōji Yakusho.
Completando la veintena de títulos disponibles, el documentalI Go GaGa: Welcome Home, Mom (2018), supone el segundo acercamiento al Alzheimer de Naoko Nobumoto a través del retrato de su propia madre en unas claves que buscan huir del dramatismo.
En paralelo a esta selección se celebra también online el Japan Horror Film Competition que comenzó en 2021 con el objetivo de descubrir y apoyar a los nuevos talentos del cine de terror. El ganador del Gran Premio tuvo la oportunidad de dirigir un nuevo largometraje con el apoyo de la industria. El presidente del jurado fue Takashi Shimizu, uno de los precursores y maestros del J-Horror, conocido por Ju-On: La maldición (2002).
El Japanese Film Festival ofrece este año algunos títulos galardonados en el certamen: el largo Best Wishes to All (2023, Yûta Shimotsu) y los cortometrajes The Invitation (2021, Hiroho Mieno), Karakasa (2023, Kenji Yamamoto), inspirado en un antiguo cuento japonés sobre un paraguas sobrenatural, y Closet (2023, Hiroto Nakano), una incursión cómico-terrorífica en los miedos ocultos de la vida cotidiana.
El estreno de la semana: 'Back to black'
Johnny Cash, Ray Charles, Freddie Mercury, Elton John, Elvis Presley, Bob Marley, pronto los de Jackson, Springsteen y Dylan... no va a quedar leyenda del rock sin su correspondiente ‘biopic’, más aún si murió joven para dejar un bonito cadáver. En el caso de la británica Amy Winehouse (1983-2011), tras el estupendo documental de Asif Kapadia llega la ficción “autorizada” para las odiosas comparaciones. Marisa Abela se mete en la piel y la garganta de la malograda estrella.
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