Un padre en la noche

Crítica 'El canguro'

El canguro. Comedia, EEUU, 2011, 81 min. Dirección: David Gordon Green. Guión: Brian Gatewood, Alessandro Tanaka. Fotografía: Tim Orr. Música: David Wingo. Intérpretes: Jonah Hill, Sam Rockwell, Ari Graynor, Miriam McDonald, Max Records.

El cine también puede inscribir la biografía de un cuerpo. El de Jonah Hill, figura referencial de la Nueva Comedia Americana, ha atravesado algunos títulos recientes en un trayecto de paulatino adelgazamiento y pérdida de grasas que ha culminado en Infiltrados en clase, comedia estrenada hace justo una semana.

Resulta, por tanto, poderoso y desconcertante a la vez encontrarlo unos días más tarde con 30 kilos de más, su peso y aspecto habitual, en esta nueva comedia en la que en cierto modo retoma a su personaje de hijo único y perdedor de Cyrus para lanzarse de nuevo a esa aventura en tiempo récord que, con Jo, qué noche! en la memoria, parece haberse convertido también en otra de las señas de identidad del género.

El canguro, dirigida por David Gordon Green, texano de primeros pasos malickianos (George Washington, All the real girls, Undertow) que ha acabado reciclándose al servicio de comedias sin autor (Superfumados), recupera la noche urbana como territorio para la suspensión de la lógica momentánea, el aire surreal y el peligro atenuado de la mano de un Hill que tendrá que hacerse cargo de tres niños indomables mientras intenta conseguir cocaína para la chica que lo chulea.

Por el camino, un reencuentro con el padre ausente apunta el gran tema (la orfandad, el abandono, la incomunicación entre padres e hijos) que subyace bajo una serie de escenas cómicas más o menos logradas, más o menos transgresoras, que tienen a un peculiar grupo infantil (un latino con instinto criminal, una aspirante a famosa y un joven gay en el armario) y a una banda de matones salida de una fantasía queer de Scorsese como antagonistas de tebeo de este irregular viaje iniciático sobre la identidad.

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