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La escritora cordobesa Rosario Villajos se ha hecho este lunes con el Premio Biblioteca Breve por La educación física, una novela ambientada en los 90 y protagonizada por una adolescente que mantiene una relación complicada con su cuerpo, y que alberga rencor hacia un mundo "empeñado en convertirla en culpable por el hecho de ser mujer". En el libro, que tendrá como imagen de portada la fotografía de una faja "que se sigue vendiendo en la actualidad, no es algo del pasado", su autora quiere explicarse "de dónde venimos" y ahondar en el "corsé emocional" con el que se coarta a la población femenina, a través de la peripecia de una joven que hace autostop en los años del crimen de Alcàsser y por la que asoman como trasfondo temas como el miedo, la violencia y la necesidad de encontrar la libertad.
Un jurado compuesto por los escritores Pere Gimferrer, Inés Martín Rodrigo e Isaac Rosa, ganador de la edición anterior con Lugar seguro, la librera Pilar Eusamio y la editora Elena Ramírez destacó de la obra "una voz narrativa que explora su propia identidad a través del cuerpo y que, al hacerlo, recoge el sentido de una generación y lo convierte en una experiencia a la vez única y universal".
Villajos (Córdoba, 1978), que confirma con este galardón las expectativas que habían creado sus novelas anteriores, Ramona y La muela, señaló a los periodistas que "puede parecer osado hacerle un guiño a Flaubert", dijo en referencia a un título que recuerda a La educación sentimental, pero "se habla mucho de proporcionar una educación emocional a los hombres, pero ¿dónde queda la educación física para las mujeres? Yo sigo viendo las paredes llenas de dibujos fálicos, pero hay muy pocas vulvas en esos muros", comentó la autora, que se formó en Bellas Artes y ha trabajado "en la industria musical, cinematográfica, artística y cultural" y que presume en su currículum de conservar su "acento andaluz" a pesar de haber vivido en destinos como Barcelona, Montpellier y Londres.
Pese a la diferencia de edad con su protagonista, Villajos reconoce que sigue gestionando su reflejo en el espejo, preguntándose por su anatomía. "Estoy premenopáusica y con este estado han venido de nuevo, con muy mala leche, los complejos físicos, esta inseguridad que tenías cuando te cuestionabas de jovencita si te iba a salir pecho. Yo vivo ahora una segunda adolescencia, aunque lo hago más calmada. Hoy sé reprimirme en público", sostiene la escritora, que contó que "no tengo descendencia ni muchos amigos en la pubertad. No sé si se ha avanzado mucho desde los 90", admitió. En lo que sí percibe un cambio es, opina la creadora, "en que ahora se le da un premio a un libro de este tipo, algo que antes era inconcebible. Pero pensamos que algunos temas que se plantean en la novela están superados, y no, hemos dado pasos adelante pero nos queda mucho camino", reivindicó.
Villajos, que al recibir el premio se mostró emocionada y pidió "tiempo para respirar", explicó que Catalina, su protagonista, "no soy yo", aunque añadió que la novela parte de un sentimiento autobiográfico, que en la creación hay algo de ajuste de cuentas, que ella comparte el "rencor" con su personaje. "Lo que ocurre es que entonces no contábamos lo que nos sucedía, y si lo hubiésemos contado no hubiese interesado. A las mujeres no hace falta matarnos para que desaparezcamos. De eso va la novela: de una chica que se niega a desaparecer".
La cordobesa reveló que había hallado en la escritura "mi casa, mi paz, mi sosiego, mi forma de reír o de llorar cuando no me sale" y que entendió gracias a otras autoras como Silvia Hidalgo o Nerea Barjola, referencias que citó al recoger el premio, que no estaba sola en su empeño aunque a veces su novela le pareciera una "locura".
Para Isaac Rosa, La educación física es un texto "que va creciendo a medida que se lee, que va ganando en profundidad, y que uno no termina como lo empezó", y que pese a su ambientación en los 90 habla de "cuestiones que hoy nos interpelan: el cuerpo, el deseo, la libertad, la culpa, la violencia y el consentimiento". Inés Martín Rodrigo celebra la voz "poderosa" del relato y una estética "donde está muy presente el cuerpo, el cuerpo de esa Catalina que empieza a descubrirse y que comprende que hay algo que se llama deseo femenino", mientras que Gimferrer valora de la obra ganadora que "no tiene un solo pliegue, es sobria y a la vez punzante".
Elena Ramírez apuntó que se menciona El guardián entre el centeno de Salinger en La educación física, "un ejemplo de todas esas referencias masculinas que la protagonista se ha encontrado, novelas que lee en clase y que le dicen cómo es ser un chico pero no cómo es ser una chica de 16 años. Faltan narraciones que ofrezcan referencias femeninas para la adolescencia. Yo espero que este libro sea a partir de ahora esa referencia para las lectoras, también para los lectores", comentó la editora, que trazó un paralelismo entre esta ficción y Nada, de Carmen Laforet. "Catalina es como la Andrea de ese clásico: una voz con un idéntico malestar, rodeada de un entorno incómodo, con ganas de volar. Tanto Laforet como Villajos retratan su tiempo con maestría", comparó Ramírez, que considera que la novela, pese a todos los temas que aborda, es "básicamente una narración de suspense, el relato de las horas en que una joven hace autostop y no se sabe si esa chiquilla llegará sana y salva a su casa". La respuesta estará a partir del 8 de marzo, la fecha de la publicación en Seix Barral, en las librerías.
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