Luis Alberto de Cuenca, Premio Lorca de Poesía: "El nombre de Federico es sagrado para mí”
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El madrileño reconoce que el autor de Fuente Vaqueros representa “el elemento más original” de la Generación del 27
Confía en viajar a Granada para recoger el premio
“Para mí el nombre de Federico es sagrado por lo que tener un premio que lleva su nombre es un honor que llevaré toda la vida”, con estas palabras valoraba el poeta Luis Alberto de Cuenca (Madrid, 1950) la concesión del Premio Lorca de Poesía, que le fue otorgado ayer a "una de las voces de referencia para la poesía del siglo XXI” tal y como explicó el alcalde de Granada, Francisco Cuenca, que actuaba como presidente del jurado.
El madrileño, que ha sido seleccionado de una lista de 38 nombres –en la que figuraban también autores granadinos como Álvaro Soler o Luis García Montero–, reconoció sentirse “gratamente sorprendido” cuando supo la noticia, la cual le fue transmitida por el regidor granadino, que tuvo que hacer un hueco en su reunión con el ministro Bolaños para comunicar el fallo del jurado al agraciado.
El actual ganador del Premio Lorca reconoció, además, que sabe “poemas enteros de memoria” de Lorca, que representa el “elemento más original” de la Generación del 27, y alcanza “lo más hondo del hombre” con su literatura. El poeta madrileño señaló, en declaraciones a Europa Press, que prevé poder venir a Granada a recoger el premio.
Entre los motivos aducidos por el jurado, que decidió por unanimidad el nombre del ganador, para entregar el premio a De Cuenca se encuentra su “marcada personalidad poética en sus rasgos diferenciales que ha tenido una amplia estela en las generaciones siguientes”, según Enrique Ruiz Andrés, miembro del jurado en representación de la Fundación García Lorca. A este respecto, De Cuenca reconoció que tiene “grandes esperanzas” en las nuevas generaciones de poetas nacionales, a los cuales conoce “muy bien” pues ha formado parte de distintos certámenes de poesía.
El autor comenzó su andadura literaria en el ámbito de influencia de lo que se llamaba “poesía culturalista”, en palabras de Ruiz Andrés, que representaban los novísimos, cuya obra estaba muy marcada por las referencias culturales de todas las artes. Su obra significa el tránsito de ese mundo referencial a formas más coloquiales, más apegadas a la estética popular en la que tienen cabida muchas de las manifestaciones contemporáneas de las artes.
Por esto, otro de los motivos para escoger a De Cuenca ha sido crear “una singular convivencia con la más sofisticada erudición clásica y la cultura popular”, en palabras de Ruiz Andrés, por lo que es un autor idóneo para que los jóvenes conozcan a los clásicos, pero también a los nombres más contemporáneos de la literatura. En este sentido, De Cuenca considera que “la cultura, en general, sigue igual que siempre, con un uso muy minoritario” y ve con cierto recelo el bono cultural de Sánchez para incentivar la cultura entre los más jóvenes, ya que “no se puede saber en qué se lo van a gastar”, aunque pese a todo mantiene el optimismo y afirma que “todo lo que sea incentivar la cultura, es bienvenido”.
El reconocimiento de la ciudad de Granada llega cuando el poeta madrileño acaba de publicar Después del paraíso (Visor Libros), una antología poética que reúne más de un centenar de obras escritas a lo largo de cuatro años, concretamente de 2018 a 2021, por lo que muchos de ellos en los momentos más duros de la pandemia, una situación límite que llevó a De Cuenca a plantearse su labor como poeta.
Luis Alberto de Cuenca toma el relevo de la venezolana Yolanda Pantín, que recibirá esta tarde en el Ayuntamiento el galardón, debido a que la situación sanitaria ocasionada por la pandemia haya impedido recogerlo en 2020.
El madrileño es también el segundo de la “poesía culturalista” que se hace con el premio granadino, después de que en 2017, curiosamente con Cuenca de nuevo como alcalde, este galardón recayese en el catalán Pere Gimferrer.
Entre la alta y la baja cultura
La obra de Luis Alberto de Cuenca, como el resto de miembros de los novísimos, “estaba muy marcada por las referencias culturales de todas las artes”, configurándose como un nexo de unión entre eso que llaman “alta” y “baja” cultura, entre la Academia y el de la cultura pop.
De hecho, durante su etapa al frente de la Biblioteca Nacional (1996-200), ya organizó una exposición sobre los 100 años de los tebeos en España y su poesía se ha convertido en cómic en Viñetas de plata. A esto hay que sumar su presencia en el programa Cowboys de medianoche (esRadio), una tertulia en la que el cine deviene en cualquier tema de conversación.
Todo eso sin olvidar su defensa del español como lengua cultural universal con la edición de grandes autores como Calderón de la Barca, Rubén Darío o Enrique Jardiel Poncela, entre otros, así como la traducción de textos como el de El cantar de Valtario, que le valió el Premio Nacional de Traducción (1987). Entre otros premios, posee el Nacional de Poesía (2015) por Cuaderno de vacaciones y el Nacional de la Crítica (1985) por el poemario La caja de plata.
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