La Rayuela
Lola Quero
Tierra de espías
Cine
Es costumbre conmemorar las figuras femeninas en fechas tan destacadas y necesarias como el 8M. Sin embargo, inconscientemente, Granada celebra cada día la fugaz presencia de una ilustre mujer en suelo granadino. Y es que Alice Guy inmortalizó la ciudad como ahora lo hacen miles de turistas al año y un puñado de películas desde el inicio de la historia del cine. Quizás, sin su visita, Granada sería menos conocida, u otros cineastas como Val del Omar jamás habrían desarrollado una mirada cinematográfica sobre la ciudad. Por ello es momento de celebrar la inmortalidad de Guy y su retrato de la Granada de inicios del siglo XX.
Alice Guy-Blaché (1873), la primera mujer cineasta de la historia, pasó la infancia entre su Francia natal, Chile y Suiza, dándole una visión curiosa del mundo y de los rincones por descubrir como terminaría siendo el Sacromonte granadino. Cursó estudios de secretariado, lo que la llevó hasta la Compañía General de Fotografía Max Richard, coincidiendo con varios nombres ilustres como el ingeniero Gustave Eiffel, el astrónomo y geógrafo Joseph Vallot o el banquero y filántropo Henry Besnier.
Guy se encontró de frente con el invento que cambiaría la historia de la imagen, el cinematógrafo de los hermanos Lumière. En aquellos momentos, la imagen en movimiento se concebía tan sólo con un ánimo documental, pero la joven supo ver su potencial y pidió a su jefe comprar un ejemplar: Así empezó a cambiar la historia del cine gracias a Guy.
Guy fue pionera en efectos especiales, en el género de ciencia ficción e introdujo en el séptimo arte numerosos avances relacionados con el lenguaje cinematográfico explorando los distintos planos, jugando con la iluminación, el montaje o la caracterización de los personajes e introducción de atrezzo en el set. Acorde con su faceta como empresaria, también fue se le considera la impulsora de la profesión de productora y productora ejecutiva que tan importantes son en la industria del cine.
Fue la primera persona que logró mantenerse económicamente con la profesión de "cineasta". ¿Cómo? Pues participando en más de 1000 películas a lo largo de su vida, fundando productoras en Francia y Estados Unidos, donde fallecería en 1968, y haciéndose hueco en un mundo de hombres, gracias a la valentía adquirida al crecer en un ambiente liberal. Tal fue el resultado que terminó siendo guionista, directora, montadora, productora y actriz de sus películas y viajó con ellas por todo el mundo, llegando a Granada, como hicieron grandes figuras del siglo XIX y principios del siglo XX como los escritores, poetas y pintores más respetados de la época.
El Albayzín y el Sacromonte reunían algunos de los requisitos que la convertían en una de las localizaciones más curiosas del continente. La unión de la cultura árabe con la gitana embelesaba a los admiradores extranjeros. El paisaje austero y la pobreza se mezclaban con los cuerpos, el suelo, las cuevas, la cultura y la unión entre vecinos que daban lugar a la música y la danza flamenca.
Todos estos elementos eran los ingredientes perfectos para que Alice Guy rodara en el año 1905 las primeras imágenes en movimiento de la Alhambra registradas en la historia. Además, la polifacética cineasta se decantó por el género documental sobre la ficción, puesto que Granada resultó todo un descubrimiento y decidió usar la cámara con el objetivo de retratar la peculiar realidad de la historia granadina, que es la historia de la mezcolanza, la cultura y la convivencia.
En su visita a Granada Guy hizo historia grabando a la primera mujer del mundo bailando, Carmencia Dauset, cuyo cuerpo vibraba con una zambra bajo la mirada de la cineasta francesa. La pieza se encuentra en la Filmoteca Nacional de España, donde se conservan 12 películas grabadas por la Compañía Sevillana de Bailes.
Alice Guy tenía en aquel entonces 32 años y encontró en el Valle del Darro las vistas perfectas a la Alhambra. Alice terminó siendo rodeada de niños curiosos maravillados por el invento, que no sabían que quedarían registrados en la historia como los primeros granadinos de la historia del cine. Ahora no se valora esa cualidad de la imagen y del cine en sí, pero por aquellos entonces Guy estaba haciendo historia convirtiendo una estampa preciosa en historia eterna, un registro documental de valor incalculable para la historia de la cultura granadina.
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