Amazigh o bereberes
En los márgenes
Los amazigh han sido un pueblo olvidado de nuestra historia, pese a su importancia e influencia en al-Andalus
A partir de la celebración del milenio de la ciudad de Granada (1013-2013), la Fundación Euroárabe y la Fundación de la Doctora Leila Mezian iniciaron una serie de actividades científicas. En 2014 se creó la Cátedra Internacional de Cultura Amazigh, dotándola de una importante biblioteca específica gracias a la donación de la Fundación de la Doctora Leila Mezian. De forma anual, en primavera, se vienen realizando una serie de encuentros monográficos. Fruto de los mismos y coordinado por Hassan Laaguir es el reciente libro: Los bereberes en al Península Ibérica. La contribución de los amazighes a la historia de al-Andalus, editado por la Editorial de la Universidad de Granada en 2021. Recordemos que uno de los primeros investigadores de estos temas en al-Andalus fue nuestro catedrático de la Universidad de Granada Jacinto Bosch Vila, desde los años 50 hasta los 80 del siglo XX, así como los trabajos de Pierre Guichard (1980, 1990, 1995).
Los amazigh o bereberes se extienden desde el oasis de Siwa en Egipto hasta las Islas Canarias, recorriendo Libia, Túnez, Argelia, Marruecos y zonas tuaregs y subgrupos amazigh en Mauritania, Malí, Burkina-Faso y Níger.
Pero ¿qué tienen que ver los amazigh con nosotros? Amazigh fueron los ziríes que construyeron el reino de Granada en el siglo XI, los almorávides que instalaron la capital de al-Andalus en Granada y los almohades, los meriníes y gran parte de los reinos de taifas. A través de los almohades influyeron en el arte del reino nazarí de Granada.
Según Ibn Jaldún, ya en el 711, acompañaron a Tariq ibn Ziyad nada menos que 10.000 bereberes y no más de 300 árabes, es decir el grueso de las tropas. La madre de `Abd al-Rahman I, fundador de la dinastía omeya de Córdoba, era amazigh, nativa del Rif. Almanzor sustituyó el ejercito andalusí por tropas bereberes con los Zannata, los Sahaya y los Masmuda.
Los amazigh tienen un idioma (tifinagh) y alfabeto propios, que procede del líbicoberéber, se puede documentar desde el siglo VI a. C., aunque algunos investigadores lo remontan al siglo IX a. C.
Según Mohamand Tilmatine podemos considerar la dicotomía entre una lengua oral, de la casa y el interior [el tifinagh] y una lengua escrita para el espacio exterior (administración, derecho de ciudadanía y corte) [el árabe].
Olvidados por diversas razones, han sido una comunidad agrícola, ganadera y guerrera. Su cultura se ha transmitido oralmente, su escritura ha sido utilizada en lápidas funerarias, amuletos, objetos de alfarería, orfebrería y en tatuajes del cuerpo.
La mayoría de noticias sobre los amazigh provienen de fuentes árabes. Encontramos manuscritos bereberes en aljamía (escritos con caracteres árabes). Pero su vocabulario ha quedado reflejado en los tratados de medicina, botánica o en la toponimia y restos arqueológicos de muchos lugares.
La islamización a partir del siglo IX en al-Andalus fue muy fuerte. En las montañas y en el campo se podían mantener idiomas y culturas diferentes, pero en las ciudades, en el comercio y en la corte, el árabe y la cultura islámica eran fundamentales si se quería tener un cierto grado de integración. El proceso de corrección de genealogías se va a acentuar minimizando así el facto bereber o amazigh.
Ibn Hazm, Ibn Hayyan o Ibn Jaldun nos hablan de sus asentamientos en al-Andalus y de las diferentes tribus. Los bereberes mantuvieron su organización tribal. Los lazos sanguíneos eran fundamentales y la fuerza de los linajes. Los bereberes fueron los mercenarios de los ejércitos de al-Andalus, desde la conquista, en el Emirato y Califato de Córdoba, en las etapas almorávide, almohade y en el reino nazarí de Granada.
Las tribus árabes se quedaron con los mejores lugares, las ciudades y el comercio, y a los amazigh les asignaron terrenos montañosos, alejados, en primera línea de frontera, incluso obligados a pagar unos impuestos que consideraban abusivos y contrarios a la ley coránica. Famosas fueron las revueltas que protagonizaron los amazigh en la Península Ibérica contra el reparto desigual de la tierra de las elites yemeníes y sirias. Mencionar la gran rebelión del 741. Las fuentes nos hablan de la unión de los bereberes de Galicia, Astorga, Mérida, Coria y Talavera. La de Saqiyya al-Miknasi, que duró casi diez años (768-777) , por el entorno de Coria, Medellín y el norte de Mérida. Ibn Hayyan cuenta la rebelión de Sevilla del año 889 y de una nueva revuelta de los bereberes de Nafza en el año 936, en la zona del curso medio del Guadina y el Tajo.
Amazighes o bereberes fueron los reinos de taifas de los hamudíes en Córdoba, los ziríes del reino de Granada, en Badajoz, Alpuente, Albarracín, Toledo, Carmona, Ronda, Morón, Arcos de la Fontera, etc.
De los bereberes se tomó la elegante silla de montar los caballos, la vestimenta ligera de los jinetes, que podemos observar en las pinturas de las casitas del Partal de la Alhambra, sus sólidos impermeables de piel que los protegían de la lluvia, así como diversas tradiciones culinarias. Como estudia María Marcos Cobaleda, fruto de su origen amazigh fueron los privilegios con que contaban las mujeres almorávides dentro de la sociedad, como la ausencia del velo, cuestiones que después fueron duramente criticadas.
Por su parte, Ibn Tumar, líder espiritual y fundador del imperio almohade (1121-1269), nació en las montañas del Anti-Atlas de la tribu Masmuda. De los almohades tenemos el modelo de las puertas monumentales, elementos decorativos como cruces, aspas, cuadrados, dameros, estrellas, labores de lazo, rombos, los paños de sebka, que aunque se puede rastrear su origen con anterioridad ellos lo generalizaron, yeserías caladas que recuerdan a los bordados y que podemos observar en diversos recintos de la Alhambra, en albanegas de pórticos y otros lugares.
En 2017 se comenzó a diseñar la exposición La Granada Zirí y el universo bereber, inaugurada en 2019 en el Palacio de Carlos V y comisariada por Antonio Malpica. Al mismo tiempo se proyectó la creación de una sección permanente dedicada a la cultura amazigh, dependiente del Museo de la Alhambra, ubicada en el carmen de Peña Partida. Constituida por las obras amazigh ziríes, almorávides, almohades y su influencia en el arte nazarí, procedentes del Museo de la Alhambra, contando con la valiosa colaboración y las piezas etnológicas cedidas por la Fundación de la Doctora Laila Mezian, que deseamos sea pronto una realidad.
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